La reestructuración del área de Cultura de la Nación, impulsada por Karina Milei, hermana del presidente y actual secretaria general de la Presidencia, ha generado un fuerte revuelo dentro del sector. Uno de los cambios más resonantes fue el cierre del Museo Nacional de la Historia del Traje, ubicado en el barrio porteño de San Telmo desde 1972. Esta medida, que fue publicada en el Boletín Oficial a través del decreto 862/2024, señala que la decisión se basó en el “bajo número de visitantes” y en los “elevados costos que demandaba su mantenimiento”.

El Museo del Traje, según asegura el gobierno, recibía un promedio de 46 visitantes diarios y tenía un gasto anual en personal que superaba los 66 millones de pesos. Estas cifras no justificaban su continuidad como institución activa, comunicaron desde el oficialismo. No obstante, la rica colección del museo, compuesta por más de 9.000 piezas, sería preservada en el edificio, aunque ya no se presentará como muestra permanente. En cambio, el patrimonio del museo sería exhibido a través de exposiciones itinerantes en otros centros culturales, como el CCK y el Centro Cultural Borges, que están recibiendo una “mayor prioridad” en la nueva estructura de la Secretaría de Cultura.

El cierre del Museo del Traje ha sido una de las decisiones más criticadas dentro del ámbito cultural, especialmente porque su directora, Victoria Salías, se enteró de la medida tras la publicación del decreto. La falta de comunicación y la repentina desaparición de este espacio icónico no solo desconcertó a sus responsables, sino también a quienes valoraban su importancia en la conservación de la historia de la moda y su relación con la cultura argentina.

El inmueble, una casa histórica de estilo italianizante construida en 1870, no desaparecerá del todo, ya que seguirá siendo utilizado para albergar los talleres y el depósito de las piezas que componen la colección del museo. Sin embargo, los problemas de accesibilidad del edificio, que solo cuenta con escaleras para acceder a sus pisos superiores, sumado a la falta de infraestructura adecuada, fueron determinantes en la decisión de dar por finalizada su actividad como museo. La Secretaría de Cultura, en su comunicado, argumentó que la reestructuración busca “optimizar recursos y reorientar esfuerzos hacia los centros culturales de mayor impacto”.

A pesar de que el Museo del Traje cerrará sus puertas al público, la colección, que incluye desde trajes históricos del siglo XVIII hasta vestidos de las décadas de 1960 y 1970, seguirá disponible para proyectos culturales. Entre sus piezas más emblemáticas se encuentran prendas vinculadas a figuras clave de la historia argentina, como Eva Perón, cuya silueta inspirada en el New Look de Christian Dior es uno de los íconos del acervo.

Por otro lado, el decreto firmado por el presidente Javier Milei y su equipo reorganiza los roles y jerarquías dentro de otras instituciones culturales. Varios museos han pasado de tener directores a ser gestionados por coordinadores, lo que implica una modificación en la toma de decisiones y, posiblemente, en las remuneraciones salariales de estos cargos. Entre los museos afectados se encuentran el Museo Casa Ricardo Rojas, el Museo Casa de Yrurtia y el Museo Nacional del Grabado, que ahora dependerán de una estructura más centralizada en la Dirección Nacional de Museos.

Este reordenamiento también incluye una mayor jerarquización del Centro Cultural Borges, que a partir de ahora ocupará un lugar preponderante dentro del organigrama de la Secretaría de Cultura. Bajo la nueva subsecretaría de Gestión y Desarrollo Cultural, el Borges y el CCK serán los principales polos de actividad cultural del Estado, relegando a otros museos y centros menores a roles de apoyo o dependencia directa.

Uno de los puntos más criticados por referentes del sector cultural ha sido la falta de presupuesto y de planificación en estos primeros meses de gobierno. Durante este período, los museos nacionales no han podido programar actividades a largo plazo ni realizar las producciones necesarias, debido a que Sandra Pettovello, a cargo del mega-ministerio de Capital Humano, no había autorizado el manejo de fondos para Cultura. Esta situación ha generado problemas operativos, como la falta de insumos básicos en los baños de los museos, lo que puso en evidencia la difícil situación financiera que atraviesa el área.

El secretario de Cultura, Leonardo Cifelli, aún no ha brindado declaraciones oficiales sobre los cambios, pero fuentes cercanas a la Secretaría aseguran que la nueva dinámica bajo la conducción de Karina Milei podría permitir una mayor autonomía en el manejo del presupuesto y mejorar la gestión de los centros culturales. Sin embargo, las expectativas de los trabajadores y directores de museos son cautas, dado que estos cambios han generado incertidumbre sobre el futuro de sus roles y de las instituciones que lideran.

Con este nuevo esquema en marcha, el futuro de la cultura nacional está en pleno proceso de redefinición, con la mirada puesta en los grandes centros como el CCK y el Borges, que ahora concentrarán gran parte de los recursos y la actividad cultural del país.