"Tribu Maker", un fenómeno integrado por jóvenes argentinos que sueñan con revolucionar la educación digital
Se trata de un emprendimiento que brinda cursos online sobre robótica y programación, entre otros temas. Arrancaron en noviembre de 2020 y ya ganaron un concurso (sobre 700 participantes) para que una aceleradora chilena (StartUp Chile) financie su desarrollo. Bautista Coronado, quilmeño de 21 años y uno de los socios, conversó con Data Clave sobre este fenómeno social: "Queremos cambiar la educación del continente".
Mientras en Argentina sigue habiendo un intenso debate por la educación virtual, un grupo argentino de jóvenes emprendedores se salieron de la grieta para impulsar el desarrollo de "Tribu Maker", una empresa que brinda cursos digitales de robótica y programación y que está generando altas expectativas en el mercado.
Con gran cantidad de cursos y distintas ofertas, el proyecto Maker dio el salto regional y se impuso en un concurso contra otras 700 empresas del mundo para que StartUp Chile, una empresa aceleradora, inyecte dinero para financiar su crecimiento y desarrollo tecnológico.
Lejos del tradicionalismo y las clases de frente a los alumnos, se proponen ideas innovadoras para lograr que sus cursos sean consumidos en más de una oportunidad por los mismos alumnos. Apuestan a la teoría, pero también a la práctica y al fomento de trabajos grupales para lograr un mayor compromiso social.
Bautista Coronado, quilmeño de 21 años, estudia Ingeniería Industrial en la Universidad Nacional de La Plata y está a pocas materias de recibirse. Mientras sigue estudiando y hasta incluso es ayudante de cátedra, hoy es uno de los socios de este mega proyecto que está dando el salto en el mercado argentino y latinoamericano.
En diálogo con Data Clave, el "joven del futuro", expresó: "hoy hay una gran ola de inversión en Latinoamérica en base a tecnología. Las empresas están viendo una oportunidad en el mercado latinoamericano. La robótica va a cambiar mucho al mundo por el potencial que tiene".
Data Clave: ¿Cómo descubrieron el potencial de la educación virtual? ¿Fue la pandemia?
Bautista Coronado: La educación online empezó a hablarse cuando Konrad (Peschka), mi socio, estaba en Europa. Él se fue a hacer vida nómade y notó que en este punto están un paso más adelante. Empezó a escuchar sobre la modalidad virtual y vio que la gente estaba muy acostumbrada. Él ya era profesor de robótica y vio que con la llegada de la pandemia este tipo de enseñanza iba a ser el modelo. Yo ya venía escuchando esta ola, era algo que me gustaba. Me quise sumar al proyecto, empecé ayudándolo y luego terminamos creando Tribu Maker.
DC: ¿Qué es "Tribu Maker"?
BC: Tribu Maker es una academia de robótica online. Es un proyecto que inició en noviembre tras ver que era una idea atractiva y que llamaba la atención en el mercado. Hay muchas academias online de software, y muchos dejan de lado lo que es hardware, que es muy difícil de abarcar. El hardware es más lo palpable, las partes físicas de un componente, mientras que el software es más lo relacionado a lo digital. Nosotros nos ocupamos de ambas cosas a través de simuladores. Esto nos permite diferenciarnos de la competencia, que dejó de lago lo que va a ser la novedad del futuro. Hoy quizás no tiene tanto impacto económico el desarrollo del hardware, pero creemos que sí lo tendrá a 15 o 20 años. Es como con el caso de las computadoras IDM en 1980. Todos van a terminar diciendo “che, por qué no aprendí robótica cuando era la oportunidad”. Nuestros alumnos, en 20 años, van a estar agradecidos de haberse sumado a tiempo, porque va a ser la revolución del futuro.
DC: ¿El conocimiento tecnológico va a ser tan importante como un idioma?
BC: Creo que, así como antes era difícil conseguir empleo sin saber inglés, hoy en día pasa lo mismo con la programación. La robótica va a cambiar mucho al mundo por el potencial que tiene. Ya vimos muchas reacciones de los videos de robots bailando y la gente se sorprende, como si fuera lo máximo que se puede hacer. Viene a cambiarnos la vida. Adidas tenía la mayor de la producción en China y terminó instalando una fábrica en Alemania con dotación de tecnología, generando así la misma productividad con menos trabajadores. Ya incluso se están desarrollando modelos de negocios al estilo Rappi o Pedidos Ya, pero que en lugar de personas lo terminen llevando automáticamente. Lógicamente que esto trae problemas y beneficios, que habrá que plantearlos más adelante.
DC: Los desconfiados siempre le tenemos miedo a la pérdida de puestos de trabajo...
BC: En la Revolución Industrial se tenía el mismo miedo cuando llegó el despertador… antes había una persona que se encargaba de despertar a los obreros. Creo que, así como ese puesto se perdió, también se van a perder otros. La cuestión está en entender que la cantidad total de empleos seguramente disminuya y habrá que plantear las discusiones sobre cómo reemplazarlo. Lo que puedo recomendar desde mi lugar es sumarse a la ola del conocimiento y no quedar atrás de la tecnología.
DC: ¿En qué situación estamos en Latinoamérica respecto a la tecnología?
BC: Hoy hay una gran ola de inversión en Latinoamérica en base a tecnología. Las empresas están viendo una oportunidad en el mercado latinoamericano. Si bien el nivel tecnológico no es tan potente, hay un impacto en el consumo. El promedio mundial era de usar el celular 4 horas diarias, y acá se usa 7. Uno piensa y dice “que lástima, estamos embobados con el celular”. Pero también significa que estamos acostumbrados al uso de la tecnología y redes sociales. Estamos viendo estadísticas que creció un 139% la educación virtual, es una locura para un mercado que va tomando relevancia de a poco.
DC: ¿En qué se diferencia tu empresa de otras? Ganaron un concurso importante...
BC: Tribu Maker tiene el orgullo de decir que, mientras la tasa de concreción en la media de la industria es de un 30%, nosotros tenemos un 80% de la finalización de cursos. Habla bien de nuestras metodologías de trabajo. La principal diferencia es el aprendizaje basado en proyectos, Nosotros creemos que hay que aprender en la práctica. En los cursos tenemos una metodología que es 50% teoría y 50% praxis. Además, son dinámicas grupales que fomentan el compromiso social. Es algo que también ayuda desde lo psicológico, porque muchas veces se cree que aprender es doloroso, cuando en realidad se puede amar el aprendizaje. Muchos alumnos hacen más de un curso con nosotros por estos planteos. Nos damos cuenta del potencial que tiene esto y cada vez estamos soñando más alto. Sabemos que, si seguimos por este camino, vamos a lograr grandes cosas no sólo a nivel empresa, sino también a nivel educación de las personas. Queremos cambiar la educación del continente.
DC: Sin embargo, la educación virtual no está siendo tan bien considerada en Argentina. Hubo mucha discusión al respecto. ¿Cuál es tu mirada?
BC: Creo que la educación virtual en las universidades y escuelas necesitan una planificación que se adapte a nuevas formas de enseñanza. Nosotros planteamos un método híbrido de clases, y todo surge porque estamos abiertas a los cambios y las nuevas metodologías. Lamentablemente, otros profesores, no; hay muchos que consideran que dar clases es estar tres horas hablando por zoom, sin tener interacción con los alumnos.
DC: ¿Por qué no se fomenta la robótica en los colegios?
BC: El problema es que los que estudian robótica tienen una salida laboral muy amplia que hace que los colegios no puedan competir. Salvo que sea por amor a la profesión y a la robótica, nadie va a terminar trabajando de profesor. Nosotros creemos que ahí hay un lugar para atacar y para que los profesores tengan acceso a la robótica y puedan aprender.
DC: ¿Está haciendo un buen trabajo el Gobierno en cuanto al campo tecnológico? ¿Tenés una mirada política?
BC: Me matás... creo que cualquier Gobierno que fomente la tecnología, a través de proyectos reales como el CONICET, es lo que necesitamos. No creo que las discusiones se tengan que sentar en el día a día de la política, sino en los proyectos a largo plazo. Creo que el cambio de Gobierno continuo no sirve de nada. Lo que sí sirve es aguantar un proyecto y bancarlo por mucho tiempo. Si ese proyecto tiene en cuenta la ciencia y la tecnología, entonces va por buen camino.
DC: ¿La inversión tecnológica tuvo un rol más protagónico durante el kirchnerismo?
BC: Creo que se hicieron muchas cosas buenas. En lo personal respeto mucho la gestión que tuvo Lino Barañao como ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación (2007-2018). Creo que eso manifiesta la voluntad de fomentar la ciencia, como el plan de Repatriación de Cerebros (2008). Creo que, si siguen con políticas de ese estilo, vamos a estar mejor. Lo mismo se dio con la fabricación de Sputnik V, si no hubiera sido por fomentar la tecnología desde hace diez años, hoy no contaríamos con esta posibilidad. Si seguimos por este lado, el camino es este.