El escándalo en el BID por las acusaciones contra su presidente entra en su etapa final
El titular de la entidad, Claver-Carone es acusado de haber mantenido relaciones con una empleada, a la que ascendió en el cargo, y echo a tres empleados para ocultar lo ocurrido.
A comienzos de marzo, un mail anónimo dirigido a todos los miembros del directorio del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que denuncia que el presidente de la entidad, Mauricio Claver-Carone, mantenía un amorío con una de las empleadas de la entidad, algo prohibido por los reglamentos internos.
En la misma carta también se acusaba al norteamericano de malversar fondos del organismo y de echar a tres empleados para ocultar esas maniobras.
Claver-Carone es un persona cuestionada desde sus orígenes. En el BID existía una tradición en la que la presidencia estaba en manos de un latinoamericano, pero la vicepresidencia, por un norteamericano, ya que es el país que más aporta para esa entidad crediticia.
Pero en septiembre de 2020, el entonces presidente estadounidense Donald Trump (2017-2021) rompió con esa “tradición y designó a Claver-Carone, estadounidense de origen cubano, para encabezar el BID.
En ese entorno, el directorio del BID pidió una auditoría externa para verificar si lo que decía el mail anónimo era cierto.
El estudio Davis Polk, la firma externa contratada para investigar las denuncias, encontró evidencia de que Claver-Carone tuvo una relación íntima con un miembro del personal y citó ejemplos de abuso de poder por parte del titular del organismo.
Ante esto, el martes, Claver-Carone dijo a través de un comunicado que apoyó y participó en esta investigación “sin precedentes” que, según él, “no corrobora las acusaciones falsas y anónimas” que se hicieron contra él o el personal del BID.
El titular del BID atribuyó la denuncia a una “campaña política y mediática anónima” impulsada por el personal del banco y advirtió que “es la primera vez en la historia de cualquier banco multilateral de desarrollo que esta clase de proceso se lleva a cabo”.
La investigación “ha planteado prácticas seriamente cuestionables, incluida la manipulación, la distorsión y el uso consciente de información que se ha comprobado que no es confiable para predeterminar un resultado en lugar de presentar una revisión justa e imparcial”, dijo Claver-Carone.
Sin embargo, ahora será el directorio del organismo el que, en los próximos días, deberá decidir si mantiene a Claver-Carone en su cargo, o lo destituye.