Caputo participó en la inauguración de lo que fue la última obra financiada por el Estado
La obra, financiada con recursos públicos y apoyo del Banco de Desarrollo de América Latina, promete un ahorro millonario y una puerta abierta a nuevos mercados. Será la "última obra financiada por el Estado", según el secretario coordinador de Energía y Minería.
El gobierno inauguró hoy en Córdoba la esperada reversión del Gasoducto Norte, una obra que, pese a la política de ajuste fiscal de la actual administración, recibió luz verde por su relevancia estratégica para el país. Durante el acto, al que asistieron el ministro de Economía Luis Caputo, el jefe de Gabinete Guillermo Francos y el gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, el secretario de Energía Daniel González destacó la importancia de la obra, describiéndola como “la última obra financiada por el Estado”.
Se trata de una de las pocas obras que el gobierno que encabeza Javier Milei decidió seguir adelante pese al feroz plan de ajuste del gasto público que instrumentó desde que llegó a la Casa Rosada.
Pese a tratarse de una obra que se inició durante el anterior gobierno, el presidente no la abandonó porque tiene un doble propósito: permite llevar el gas que se extrae de Vaca Muerta a las provincias del Norte y al mismo tiempo significa un ahorro de divisas por la disminución en la compra de gas importado.
Tristán Socas, presidente de la estatal Enarsa, explicó que la empresa tiene en carpeta licitar la instalación de un medidor bidireccional, requisito indispensable para que el gasoducto esté en condiciones de exportar. Sin embargo, esta obra, que tiene un plazo estimado de 90 días, probablemente no esté lista para este verano, por lo que la posibilidad de exportar este año a Brasil es incierta.
La Reversión del Gasoducto Norte se proyectó para sustituir el gas importado desde Bolivia con gas proveniente de la formación Vaca Muerta en Neuquén y así abastecer a hogares e industrias de Córdoba, Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Catamarca, La Rioja y Tucumán con gas nacional.
Pero ese es otro de los obstáculos a sortear: la negociación de las tarifas de peaje que Bolivia cobraría por el uso de su infraestructura, con precios que oscilan entre US$1,4 y US$2 por millón de BTU.
La construcción del Gasoducto Reversión del Norte contempla la reversión de cuatro plantas compresoras para transportar, a partir de marzo de 2025, un total de 19 MMm3/día de gas desde el sur de nuestro país a las provincias del norte.
Se trata de una obra que requirió una inversión total de u$s740 millones. De esa cifra, u$s540 millones provinieron de un crédito otorgado por el Banco de Desarrollo para América Latina y el Caribe (CAF).
Al dejar de comprar el gas a Bolivia, la Argentina se ahorrará entre u$s1.500 millones y u$s1.960 millones al año desde el año próximo por la sustitución de importaciones de gas y combustibles líquidos (gasoil y fueloil), cifra final que dependerá de los precios de esos productos en el futuro.
El proyecto implicó el desarrollo de 122 kilómetros de gasoducto, más 62 kilómetros de loops al Gasoducto Norte a la altura de Ferreyra y la ciudad de Córdoba, y el cambio de sentido de 4 plantas compresoras en Córdoba, Santiago del Estero y Salta.
Bajo la supervisión de la compañía estatal Enarsa (Energía Argentina S.A.), las obras fueron encomendadas por la Unión Transitoria de Empresas (UTE), una sociedad conformada por Techint y Sacde, que ganó la licitación de la reversión del Gasoducto Norte con el antecedente de haber concretado el Gasoducto Presidente Néstor Kirchner.