Un nuevo capítulo de la trama política del caso Loan: ¿quién es Fernández Codazzi?
El abogado ya no representa a Laudelina Peña, la tía del chiquito desaparecido, hoy detenida. Pero mientras lo hizo y sin que se sepa quién pagaría sus honorarios, fue él quien la trasladó -junto al senador Diego Pellegrini- para que declare en Goya e instale la teoría de que el niño fue atropellado. Luego, fue acusado por Macarena, hija de la mujer, de haberlas amenazado y prometido una casa y una moto para que cuenten esa versión. Los contactos con el gobernador Valdés son directos y muestran la trama política que se teje detrás de la desaparición del niño que mantiene en vilo a todo el país.
Lejos de la Capital porteña -donde parecen suceder todas las cosas- y muy lejos del vértigo, el tiempo y la consideración de aquellos que parecen definir al mundo a su medida; existen sociedades invisibles que sin embargo mantienen, desde hace siglos, una estructura con límites como marcados a hachazos. Son sociedades casi inmóviles, en las que el rico manda, y el pobre obedece. Hay señores y hay peones que interactúan, pero jamás se entreveran. Lo que es, es así y no se cambia porque nadie parece tener la intención de hacerlo: unos por privilegios, otros por temerosa costumbre.
9 de Julio, el pueblo correntino del que nadie habló jamás más allá de sus fronteras, hoy es noticia por Loan, que parece haber nacido para poner bajo la luz las oscuridades de una provincia, un feudo y un modo de ejercer el poder. En ese universo donde todo es como siempre fue, el patrón de antaño daba órdenes acomodándose el verijero y hoy lo hace de traje y aferrado a un teléfono celular; pero la pobreza de los ordenados, sin embargo, siempre fue parejita en estilo.
Loan nace en una familia de pobreza, y en la pobreza no se hace lo que se quiere, sino lo que se puede. Las vivezas para capear al destino suelen ser cortitas, y muchas veces torpes; pero en general, están relacionadas con los que de verdad dan las órdenes, porque hasta la posibilidad de salir de pobre depende de los que tienen la sartén por el mango. Eso parece estar pasando en 9 de Julio, o por lo menos se intuye que pasa.
El niño acompañó a su papá a un almuerzo en casa de su abuela, con amigos y familia. La inocencia de juntar naranjas, el campo, un sol que raja la tierra, lo que por desmesura de información sabemos del caso. Y entonces aparecen los patrones de traje y celular, y una tía que por orden del comisario de pecho erguido y panza prominente “planta” una zapatillita en el lodazal para distraer, y un abogado que le ordena que decir. Ese abogado es José Alejandro Fernández Codazzi, un hombre que habita el otro lado de la grieta creada por el hachazo social de esa región. Para la tía Laudelina Peña es un extraño, para él Laudelina es una cosa.
La casta y el poder: el gobernador Gustavo Valdés
El abogado José Alejandro Fernández Codazzi está ligado al gobernador correntino Gustavo Valdés por historia, por clase y vínculos. Valdés es parte del linaje que gobierna la ciudad de Ituzaingó en donde, desde 1983, fueron intendentes su padre por dos períodos, su tío por otros dos, su madre fue concejal, su abuela candidata a intendenta y los cargos ejecutivos y legislativos se distribuyen entre familiares y amigos del mismo sector social al que también pertenecen los integrantes del empresariado y del Poder Judicial. Todo es parte de la misma trama, sin demasiado conflicto.
Es curioso entonces que “Manolo”, el padre ex intendente de Ituzaingó del gobernador Gustavo Valdés, dijo hace poco a un periodista local: “La gente no debe vivir del sueldo del Estado, sino de su esfuerzo en un trabajo privado”. Para Manuel Valdés la “gente” debe ser todos los demás, porque esa familia vive del y gracias al Estado desde hace cuarenta años.
Gustavo Valdes, también vivió toda su vida del sueldo de empleado público: de 1997 a 2001 fue jefe de la delegación Corrientes de la Dirección Nacional de Migraciones, en 2005 fue concejal de la capital correntina. En 2009 fue ministro de Gobierno, y fue denunciado por Martha Pelloni como vinculado al negocio de la prostitución. Eso no le impidió ser diputado nacional por Encuentro por Corrientes (ECO) en 2013; miembro del Concejo de la Magistratura en reemplazo de Oscar Aguad en 2014; en 2017 candidato a gobernador, puesto al que finalmente accedió en 2021.
En 2007, cuando gobernaba la familia Valdés en Ituzaingó, la justicia desbarató una red de prostitución infantil que operaba en la ciudad: reclutaban jóvenes y niñas paraguayas a las que convertían en esclavas sexuales y hacían vivir en condiciones paupérrimas.
En 2010, cuando Gustavo Valdés ya era ministro de Gobierno y uno de los hombres políticamente más fuertes de la provincia, la titular de la Asociación “Atreverse a la Vida” y referente local de las “Madres del Paco”, Sonia López, denunció públicamente que en Corrientes crecía la prostitución y el maltrato infantil ante la indiferencia de las autoridades provinciales.
En sintonía, la monja Pelloni, residente de Goya y que dirige la “Fundación Infancias Robadas” denunció lo mismo, y contó: “Recibimos las nuevas denuncias del sacerdote Javier Romero de Ituzaingó sobre la explotación de menores por parte de adultos que ganan dinero prostituyendo la niñez”.
En 2012 y siempre con Valdés como ministro, la abogada de 25 años Milagros García Riera estuvo desaparecida 48 horas: se esfumó de la capital correntina sin dinero, ropa y documentos. La familia hizo denuncias, marchas y se entrevistó con Gustavo Valdés. Tres horas después del encuentro con el ministro, la abogada se presentó sola, en total estado de nerviosismo y desorientación, en la Comisaría de Ituzaingó. Nunca se supo qué paso con ella durante esos dos días, al menos públicamente.
Hace pocos meses, con Valdés ya como gobernador, Martha Pelloni volvió a la carga. En conferencia de prensa, señaló a ministros de gobierno y jefes de policía de Corrientes, acusándolos de tráfico de personas y drogas. “Hemos hablado varias veces con el señor Gustavo Valdés y el jefe de la Policía, Juan Ojeda, y la responsabilidad directa es de ambos, o sea, es el ministro de gobierno y les corresponde a los dos jefes de la policía. Esto está relacionado con la prostitución”. Y siguió: “Todo esto está relacionado con las drogas, es un negocio conjunto, porque para mantener un burdel con chicas explotadas hay que vender drogas tanto a las chicas como a los consumidores y a las prostitutas. `Hemos hablado varias veces con el señor Gustavo Valdés y con el jefe de policía Juan Ojeda, y la responsabilidad directa es de ellos”.
Quién es José Alejandro Fernández Codazzi
José Alejandro Fernández Codazzi es un abogado con impronta familiar en la política y el básquet en Esquina, ubicada a apenas 180 kilómetros de 9 de Julio, a 100 km de Goya (donde también lleva algunas causas) y a poco más de 200 km de la Capital.
Las tres localidades forman un triángulo en donde se debate la investigación de la desaparición de Loan y es precisamente a los Tribunales de Goya donde declaró Laudelina. Fue patrocinada por Fernández Codazzi y el abogado consiguió en solo tres días su matrícula en el fuero federal para poder representarla. La predisposición para que Laudelina declare era tanta, que en la madrugada del 29 de junio fueron a buscarla a su precaria casa el abogado con el senador provincial Diego Pellegrini que pilotaba su automóvil Vento Gris y que ofició de chofer de 9 de Julio a Goya.
Pellegrini, si bien llegó a su banca por la lista de Nito Artaza, ni bien apoyó su trasero en ella rompió con su referente y se pasó a las huestes de Valdés, con quien ahora no solo tiene una alianza política sino una estrecha amistad. Luego de su declaración, la ocultaron en un hotel alojamiento de la capital correntina, propiedad de un policía.
Para que Laudelina declare que el niño había sido atropellado por María Victoria Caillava y Carlos Pérez, José Fernández Codazzi le habría prometido una casa y una moto como compensación. El plan salió mal, el testimonio no fue creíble y la mujer fue presa. Y entonces aparece Macarena Peña, la hila de Laudelina, quien no solo dijo que su madre mintió sino que denunció que Fernández Codazzi fue quien la llamó por teléfono un domingo, a las 5 de la madrugada, para advertirle que tenía que declarar lo mismo que su mamá ante la jueza y que, si no lo hacía, Laudelina podía aparecer "suicidada" en la cárcel. Además, agregó: “Él nos dijo que Bullrich iba a a venir por nosotras. Nos dijo que en mi celular habían encontrado cosas comprometedoras y que las dos íbamos a ir presas. Que venían por nosotras. Todo mentira”.
Fernández Codazzi, como los Valdés en Ituzaingó, pertenece a una familia poderosa de Esquina con grandes nexos con la Justicia, el Gobierno, la política y el empresariado local. En Esquina fue Interventor del Registro Automotor, pero una catarata de irregularidades lo llevó a ser desplazado del cargo en 2018. Fue denunciado por 425 trámites ingresados en ese año sin asignar el formulario correspondiente, ni consultar estado de deuda, pese a haber “percibido importe por formulario y el arancel correspondiente”, según dice la denuncia.
Como abogado fue el defensor en el resonado “Caso Corrado”, que investigaba el presunto homicidio de Eduardo Enrique “Lechuga” Corrado y donde logró la liberación de los sospechosos en el que fue un resonante crimen que mantuvo en vilo a la comunidad de Esquina. En mayo de este año, fue el abogado defensor, en Goya, de Leonel Alberto Sánchez, finalmente condenado a cumplir la pena de 14 años de prisión por ser autor material penalmente responsable del delito de “abuso sexual con acceso carnal agravado por el aprovechamiento de la convivencia preexistente con la víctima, en la modalidad de delito continuado” contra una niña.
La esposa de Codazzi es Guillermina Traverso y viene de una acomodada familia correntina. Fue reina en los carnavales locales con la Comparsa Yasi Berá y trabajó en el Ministerio de Seguridad correntino, la cartera que comanda uno de los allegados al gobernador Valdés, Buenaventura Duarte, ex ministro de Justicia.
Guillermina además es empresaria ganadera, tiene cabañas en el predio “Brillo de Luna”, en sociedad con su hermano Gonzalo, su cuñado Norberto Fernández Codazzi y su marido. También es dueña de una estética que tiene como clientela a la alta sociedad del pueblo.
El padre de Guillermina, y por ende el suegro de Fernández Codazzi, fue Ernesto Traverso, dirigente político de “Encuentro Liberal” (ELI) y cumplió funciones como Secretario de Obras Públicas durante la gestión de Osvaldo Fagetti, en 2001. La madre de Guillermina, la suegra de Fernández Codazzi, Gloria Fornies, es concejala de Esquina por el mismo partido, del cual Buenaventura Duarte es referente.
En 2022 la casa de Gloria fue destruida por completo por un incendio que luego la justicia dictaminó que fue intencional. El incendiario habría sido un ex empleado despechado. Un año antes, en 2021, Gloria Fournies también fue víctima de un cuantioso robo en su corralón de materiales, de donde se llevaron miles de dólares, pesos y euros y cheques sin que se atrape nunca al ladrón.
El hermano mayor de José Alejandro es el también abogado de Esquina Norberto Fernández Codazzi (ambos hijos de un ex gerente bancario), también militante político del ELI y amigo personal de Gustavo Valdés. Hay una foto de los dos hermanos Fernandez Codazzi con el gobernador y con el intendente de Esquina, actualmente director del hospital, Humberto Pipo Bianchi, procesado por el delito de “fraude a la administración pública” pues en 2018 usó recursos municipales para pagar seguro de vehículos particulares.
Fernández Codazzi ya no es el abogado de Laudelina Peña y debería dar algunas explicaciones que no se sabe si alguien le pedirá. También debería darlas Buenaventura Duarte, en tanto jefe de una policía provincial que ha cometido un sinnúmero de irregularidades durante la búsqueda de Loan. El senador Diego Pellegrini tendría que explicar por qué ofició de chofer, y el gobernador Valdés tendría que decir por qué las balas le pican tan cerca desde hace tantos años.