La puja por las reelecciones indefinidas abrió un nuevo capítulo de una saga que, en sintonía con el tema a desarrollar, parece no tener un fin. El tema no es nuevo. Y recorrió los pasillos de la Legislatura bonaerense durante todo el año. Sin embargo, con el Presupuesto 2025 sobre la mesa de discusión, y todavía lejos de poder llegar a un acuerdo, desde diferentes espacios políticos salieron a manifestarse en contra de la posibilidad de discutir sobre una ley que, en los hechos, continúa firme.

Lo cierto es que en política aquello que luce resistente mañana puede caerse, romperse y partirse en mil pedazos sin que nadie pueda comprender quién provocó el quiebre. O, al menos, sin que alguien se entere cuál fue la cadena de acción previa que llevó a un desenlace que va más allá de cualquier planteo institucional o democrático. Lo que se discute, una vez más, es poder político.

Los gobiernos locales cada vez son más fuertes y las diferentes variables electivas que se dieron en los últimos años, a partir de una caída en la representación de figuras nacionales, empoderó a los jefes comunales a punto tal de que en muchos distritos se dio vuelta la lógica habitual y la votación pasó a ser de abajo hacia arriba. Es decir que la boleta del intendente fue la que llevó a elegir al presidente o al gobernador.

En los hechos, los vecinos entienden que quienes están para solucionar las cuestiones más prácticas de su cotidianidad son los jefes comunales. Que los presidentes y los gobernadores no atienden en ningún lugar de cercanía y que son los representantes de los gobiernos locales los que tienen la oportunidad de transmitir sus diferentes problemáticas a quienes corresponda.

En la lógica del bipartidismo entre peronismo y radicalismo, ambos partidos fueron quienes más jefes comunales cosecharon desde el retorno de la democracia. Sin embargo, el surgimiento de nuevos partidos y corrientes internas llevó a que el mapa de distritos se pinte de diferentes colores.

Y con ese marco de fondo queda expuesto que la discusión pasa por terminar con cierta hegemonía y abrir la oportunidad para que referentes locales de diferentes partidos, quienes hasta ahora no pudieron imponerse, puedan ser parte de la batalla comunal en una suerte de reseteo. Sin los beneficios con los que suele hacer campaña un intendente en funciones en favor de su propio nombre.

Diferencias internas

El PRO bonaerense presentó en las últimas horas un comunicado en el que "rechaza con firmeza el intento de Kicillof de reinstalar las reelecciones indefinidas”. Desde esa fuerza consideraron que “esta maniobra representa un grave retroceso institucional que pone en riesgo la calidad democrática y prioriza intereses personales por encima de las necesidades de los bonaerenses”.

El documento no lleva la firma de los intendentes o legisladores que se manifestaron en esa línea sino el sello del partido a nivel provincial. Cabe recordar que quien hoy está al frente es Cristian Ritondo. Pero que, como es sabido, las discusiones internas existen y que un sector del partido amarillo no se siente representado por el diputado nacional.

Los intendentes pueden aparecer diciendo que no están a favor de la reelección indefinida, pero si después se cambia ninguno se baja solo”, le dijo a Data Clave un dirigente amarillo que prepara el terreno para dar la pelea interna en un distrito del AMBA. No se trata de una declaración al paso. Son pocos los dirigentes que toman la decisión de dar un paso al costado.

Son más de 80 los jefes comunales que en 2027 cumplirán dos mandatos de mínima y que, de seguir todo igual, no podrían renovar. Se trata de más del 70 por ciento de los intendentes. Entre ellos alcaldes del PJ, el Frente Renovador, el Movimiento Evita, La Cámpora, el PRO, la UCR y vecinalistas.

Es algo que cruza a todos los partidos. La oposición busca instalar siempre que es algo vinculado al peronismo cuando no es así. El tema es que a ellos les conviene salir a decir que están en contra”, asegura un legislador de Unión por la Patria. Pero lo cierto es que los conflictos internos también existen. 

El Frente Renovador, a través de Rubén Eslaiman, fue quien generó esta ley. Y ya dejaron en claro que no cambiarán ni una coma. Ya lo demostraron en 2021 cuando votaron en contra de modificar un artículo que permitió que una ley votada en 2016 no se lleve adelante desde el 2023 y sí a partir del 2025.

El radicalismo también está metido en la discusión. Sucede que la gran mayoría de sus intendentes ya tiene dos mandatos cumplidos. Y hoy son socios estratégicos para aprobar algún tipo de cambio en la ley. Sin embargo, no todos están de acuerdo. Un sector boina blanca con más incidencia en el Conurbano pretende que se cumpla la normativa con el fin de poder llegar con mayor posibilidades a las próximas elecciones ejecutivas.

Desde el bloque libertario de Unión, Renovación y Fe manifestaron su "más enérgico rechazo a la iniciativa que impulsa el oficialismo de la provincia de Buenos Aires con sus socios estratégicos del PRO y el radicalismo bonaerense, pretendiendo dejar sin efecto el limite a las reelecciones establecido por ley 14.836”.

En esa línea, Gustavo Cuervo, presidente del bloque, resaltó: “Es una burla para la sociedad toda que, en medio de la crisis económica y social que atraviesa el país, la dirigencia quiera enquistarse en el poder y perpetuar sus privilegios”. Sin embargo, el bloque oficial de La Libertad Avanza, presidido por Agustín Romo, y con integrantes del PRO que responde a la ministra de Seguridad bonaerense, Patricia Bullrich, no se manifestó al respecto.