Pidieron penas de hasta 21 años para los militares acusados de la muerte de Matías Chirino
La Fiscalía y la querella solicitaron duras condenas para los oficiales juzgados por la muerte del subteniente Matías Chirino, quien falleció durante un ritual de iniciación en Corrientes. A siete de los nueve imputados se los señaló directamente como responsables del homicidio simple con dolo eventual.
El caso de Matías Chirino sigue despertando indignación en Paso de los Libres, Corrientes, donde el Tribunal Oral Federal evalúa las responsabilidades de nueve oficiales acusados de la muerte del subteniente de 22 años, quien falleció tras un brutal ritual de bienvenida en el Grupo de Artillería de Monte 3. La noche del 18 de junio de 2022, Chirino fue sometido a un “bautismo” por parte de sus superiores, un rito que lo llevó a la intoxicación fatal que acabó con su vida.
Los fiscales Carlos Schaefer, Fabián Martínez y Tamara Pourcel realizaron una exposición detallada de los hechos, solicitando 20 años de prisión para siete de los imputados, acusados de “homicidio simple con dolo eventual”, y ocho años para dos oficiales con participación secundaria. La querella, representada por el abogado Claudio Orosz, pidió aún más: 21 años de cárcel para los principales involucrados y nueve años para los secundarios.
Los acusados, entre quienes están los capitanes Claudio Andrés Luna y Rubén Darío Ruiz y los tenientes Darío Emmanuel Martínez y Exequiel Emmanuel Aguilar, son señalados por la querella como coautores de la muerte de Chirino. En cuanto a la participación secundaria, están implicados la subteniente Claudia Daniela Cayata y el teniente Franco Damián Grupico. Según Orosz, “el dominio del hecho lo tuvieron todos, incluidos Cayata y Grupico, y abusaron de su autoridad”.
El abogado querellante describió cómo el bautismo se transformó en una tortura para Chirino, obligándolo a beber grandes cantidades de alcohol en poco tiempo y a comprar más bebidas y cigarrillos por orden de sus superiores. El joven fue acostado “boca arriba, previendo que vomitaría”, lo que finalmente le provocó una broncoaspiración mortal. Para Orosz, fue un acto de abuso que los oficiales planearon con ensañamiento, y señaló que las prácticas inhumanas se realizaban a pesar de que contravenían las órdenes de los jefes de la unidad.
La Fiscalía, en tanto, destacó el contexto de abuso y coerción en el que se dio la muerte de Chirino. Según Schaefer, el grupo de oficiales jugó a la “ruleta rusa” con la vida de los subtenientes, presionándolos a presentarse dos días antes de la fecha oficial y exigiéndoles asumir los gastos de la cena y las bebidas. Martínez recordó que Matías Chirino le confesó a su padre que “estaba cagado de miedo” por la temida ceremonia de iniciación.
“La diferencia entre este bautismo y otros es que aquí se produjo una muerte”, afirmó Schaefer, argumentando que los oficiales trataron de encubrir la situación al no registrar el ingreso de los subtenientes y confiscándoles los celulares. En palabras del fiscal, hubo un “ocultamiento de todo el plan criminal”, un esquema de maltrato normalizado que buscaban justificar como una tradición militar.
La subteniente Cayata y el teniente Grupico, quienes se desempeñaron en roles secundarios, también enfrentan cargos por su supuesta contribución en la secuencia de hechos que llevó al fatal desenlace. Según Pourcel, “el oficial Acosta conocía a Chirino desde el Colegio Militar y, aun así, no le importó su vida”.
El caso de Chirino expone los peligros de los rituales de iniciación y cuestiona el silencio y la complicidad institucional en las fuerzas armadas argentinas. Este juicio en Paso de los Libres es seguido de cerca, y de su resolución podría depender el inicio de cambios en la cultura militar.