Soldados voluntarios del Ejército fueron sometidos a un ritual de iniciación durante el cual les arrojaron cal viva en sus rostros y sufrieron quemaduras en los ojos, esófago, estómago, pulmones y en sus vías respiratorias, al concluir un curso de paracaidismo en el III Cuerpo con asiento en esa provincia.

El hecho ocurrió el pasado 17 de mayo y trascendió a raíz de una presentación judicial formulada por las víctimas que padecieron estas prácticas por parte de sus superiores y que fue perpetrada en el Regimiento 14 de Paracaidistas del Ejército.        

Los efectivos sometidos a este ritual eran unos 35 y tienen entre 20 y 25 años. Durante esta especie de ceremonia, sus instructores les gritaban “paracaidistas” y debían contestar “siempre”. Acto seguido, les tiraban un polvo cuando tenían sus bocas abiertas.

Según contó el abogado que patrocina la denuncia, Jerónimo Argañaraz, a diversos sitios de la provincia, en principio, se creía que les iban a tirar harina, pero les arrojaron cal viva, que en contacto con la humedad de los ojos y la mucosidad de las vías respiratorias termina por activar quemaduras que ocasionan “graves consecuencias”.

Los soldados afectados aseguran que por estos días notan disminuciones en sus capacidades físicas como producto de las secuelas. En principio, las víctimas se mostraban renuentes a presentar denuncias por temor a sanciones y represalias por parte de los mandos del Ejército.    

Además, señaló que esto no se trata de “lesiones” sino que es, más bien, un “sufrimiento”. “Muchos me dicen: ‘Yo antes me aguantaba correr 25 kilómetros y hoy, al kilómetro 5, no doy más. Antes no tenía ningún inconveniente, ninguna afección y ahora ya no doy más’”, reveló sobre las secuelas que las quemaduras provocaron en la salud de los jóvenes.

Argañaraz afirmó además que el Ejército intenta evitar “la intervención de la Justicia en este hecho" y que solo se remitió a emitir un comunicado reproducido en medios de comunicación de Córdoba.  

“A modo de celebración por la finalización del curso, se arrojó harina y sidra sobre los 221 paracaidistas recientemente egresados. A un grupo de 35 efectivos, por un error de quienes debían llevar el material, se les arrojó cal en lugar de harina. Ese personal fue el afectado e inmediatamente evacuado al Hospital Militar Córdoba, donde recibieron atención médica y se les realizaron estudios. Un grupo reducido quedó en observación y posteriormente fue dado de alta”, señaló el Ejército. en una comunicación.   

Las brutalidades y abusos que se perpetran en los rituales de iniciación de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en Argentina son parte de una larga y deplorable costumbre que se mantiene a lo largo de décadas en estas instituciones.

Hace dos años, el subteniente del Ejército Matías Chirino falleció en junio de 2022 tras un hecho de iniciación que se realizó en la Guarnición militar del Grupo de Artillería 3 de la localidad correntina de Paso de los Libres.      

En la causa judicial se consignó que el joven oficial perdió la vida luego de una noche de maltratos en la que fue obligado a comer y beber en exceso, en un contexto de “cena de bautismo”.

Esta celebración torturante ritual le provocó a este joven de 22 años una broncoaspiración que derivó en su muerte.