Javier Olivera Ravasi, el sacerdote del rosario de balas, pide que indulten genocidas si envían FF.AA a Rosario
El cura lefebvrista amigo de Victoria Villarruel, hijo del genocida condenado a perpetua en tres ocasiones por secuestros, torturas, violaciones y homicidios Jorge Antonio Olivera, posteó en X un comunicado amenazante exigiendo indulto para los condenados por delitos de lesa humanidad, la abolición de leyes de defensa y la "reparación de la venganza kirchnerista". El hombre que dirige la capilla San Juan de la Luz del Barrio Privado San Benito, no solo es un influencer de youtube sino que cuenta con el apoyo financiero y político de empresarios como Jorge O´Reilly de la constructora Eidico.
Javier Olivera Ravasi es sacerdote. Es hijo de Jorge Antonio Olivera, conocido como "El Carnicero de San Juan" y quien durante la dictadura fue jefe de inteligencia del Regimiento de Infantería de Montaña 22 de la provincia cuyana. Fue multiprocesado por delitos de lesa humanidad y lo condenaron a perpetua en tres ocasiones. De todos modos, y a pesar de que tiene en su historial más de sesenta víctimas de secuestro, torturas, violaciones, desapariciones y homicidios, Olivera cumple prisión domiciliaria. El 3 de febrero y junto a su esposa Marta Ravasi -acusada de delatar a sus compañeros de trabajo para que sean secuestrados por el grupo de tareas liderado por su marido- Jorge Olivera celebró los cincuenta años del matrimonio con una fiesta a todo lujo que contó, incluso, con un show exclusivo de Palito Ortega.
Data Clave mostró videos y fotos de la celebración de la que también fueron parte Cecilia Pando y su marido, y otro reconocido criminal: Gustavo Ramón De Marchi quien por entonces gozaba de libertad luego de tres condenas (dos de ellas a perpetua). El represor estaba libre por decisión de un juez quien, luego de una pericia física y psicológica del preso determinaron que era poco menos que una planta incapaz de controlar sus acciones más básicas y, además, comprenderlas.
Sin embargo De Marchi, la noche del 3 de febrero de este año, demostró una repentina recuperación: elegantemente vestido contó chistes, bailó al ritmo de "La Felicidad", bebió y comió. La festichola y su exposición le valió que nuevamente esté encarcelado gracias a la celeridad de la fiscalía sanjuanina que actuó en las causas donde lo habían condenado.
Olivera y De Marchi son amigos desde 1975 y siempre demostraron orgullo no solo de su vínculo sino de lo que juntos hicieron. En las mazmorras oscuras del centro clandestino "La Marquesita" jugaban al truco por un premio: el ganador tenía derecho a violar a la modelo Marie Erize. Por el crimen de esta joven mujer de origen francés, ambos fueron procesados en ausencia en Francia.
Luego de la dictadura, Olivera se recibió de abogado y defendió a otros genocidas en diversas causas, hasta que le llegó el turno de sentarse él en el banquillo. De Marchi se dedicó a los negocios inmobiliarios y habría facilitado con su comercio el blanqueo de propiedades que otros represores robaron en mesas de torturas. En 2013 tuvieron su primera condena y vino la primera fuga del dúo. Con la ayuda de Marta Ravasi lograron ser derivados al Hospital Militar de la Ciudad de Buenos Aires, y de allí se fugaron en el baúl de un auto conducido por Marta.
Fueron recapturados años después y purgaron cárcel, hasta que uno logró la libertad y el otro la domiciliaria. Y llegó la esperanza con el gobierno de Javier Milei. Cerca de la navidad de 2023 Marta Ravasi y varias esposas, familiares y amigas de genocidas presos escribieron una carta pública a la vicepresidenta Victoria Villarruel para exigirle que cumpla con su palabra y dicte indultos a los genocidas tal como se habría comprometido con la "familia militar" de la que la funcionaria también es parte.
Villarruel es parte de esa segunda generación que es hija de genocidas y partícipes de la dictadura, igual que Javier Olivera Ravasi, el hijo sacerdote de Jorge y Marta. Estos varones y mujeres nacidos en los setenta lejos de ser críticos del accionar de sus ancestros los avalan, reivindican y militan la "causa por la libertad de los genocidas" que para ellos no son tales.
Data Clave ahondó en notas previas en el historial de Olivera Ravasi y que pueden leerse en el archivo del portal, de todos modos vale la pena recordarlo pues los últimos días volvió a tener relevancia pública.
Javier Olivera Ravasi siempre fue a colegios católicos y ya pronto a terminar el secundario, empezó a participar de retiros espirituales con sacerdotes de la corriente lefebvrista, con la que coincide desde entonces. El lefebvrismo es "sedevacantista", considera que los Papas desde Paulo VI en adelante no representan a Dios pues a partir del Concilio Vaticano II avalaron que la Iglesia tenga, entre otras decisiones, una "opción por los pobres", algo que Marcel Lefebvre, el fundador de la corriente, consideró "comunista". Javier hizo su carrera sacerdotal en el Seminario del Verbo Encarnado de Mendoza, justo en los años en que arreciaron las denuncias de abusos de sacerdotes y seminaristas sobre los niños escolares de la institución.
Cuando la Justicia empezó a actuar, dejó el Verbo Encarnado y armó una Fundación con la que pide donaciones para la compra de un petit hotel en Recoleta que se vende por tres millones de dólares. Javier Olivera Ravasi, además, tiene un canal de Youtube llamado "Que no te la cuenten", donde entrevista a diferentes referentes de la extrema derecha militar y religiosa, todos reinvidicadores de la dictadura.
Olivera Ravasi es párroco de la Iglesia "San Juan de la Cruz", en el barrio cerrado "San Benito" y con la protección política y económica del constructor del barrio, el empresario Jorge O´Reilly que pretendió ser embajador ante la Santa Sede y estuvo haciendo lobby con el mileísmo para lograr ese fin. Quien concurra a sus misas podrá escuchar como desde el púlpito y de manera pública expone abiertamente su apología de la dictadura, mientras reza con un rosario hecho con balas.
Tiene mucho tiempo también para las redes sociales. Profuso usuario de X, el sacerdote no pierde ocasión de repetir allí lo mismo que sostiene en la iglesia o que dijo micrófono en mano en la fiesta de aniversario de sus padres: que los genocidas son héroes, patriotas que deben estar libres.
Villarruel demora lo que la familia militar tanto espera: los indultos. Entonces la presión cobra otros ribetes, oportunistas y extorsivos. El 11 de marzo Javier Olivera Ravasi posteó:
"Si quieren a los militares argentinos en las calles de Rosario:
1) Indulten a los ancianos militares o Anulen los falsos juicios de lesa humanidad y
2) Reparen la venganza kirchnerista que lleva más de 20 años contra los jóvenes militares que cumplían órdenes
3) Anulen la ley de defensa de la democracia que lo impide.
Si no, no la ven".
El cinismo oportunista de exigir el indulto de asesinos como su padre que lejos estarían, además, de luchar contra algún tipo de delincuencia, suponiendo que eso fuera además atribución de las Fuerzas Armadas; el reclamo de que anulen leyes, y el cierre amenazante de refritar un slogan del mileísmo para enrostrárselo en la cara al gobierno. El uso de una tragedia social multiforme como la que padece la ciudad de Rosario para provecho de intereses personales fue visible hasta para los seguidores de Olivera Ravasi que le hicieron saber que su reclamo está muy lejos del hábito que viste.