Gobierno apuesta a romper la Mesa de Enlace con sectores de la agroindustria
El Ejecutivo encabeza reuniones cada vez más frecuentes con el Consejo Agroindustrial y así, diluye el poder de la Mesa de Enlace. Tensión entre las entidades agrarias y un incipiente proyecto de ley con el guiño de Nación. Un nuevo capítulo de la historia entre los Fernández y el campo.
Hace unos días Cristina, ayer Alberto. Y ahí, dos bastiones: Kulfas y Massa. Nación está construyendo una alianza con industriales agroexportadores, dejando a las sombras de la negociación a referentes de la Mesa de Enlace, referentes de la producción primaria. La foto de la Vicepresidenta con el campo es un mensaje político: no es casualidad la cercanía con el Consejo Agroindustrial que genera rispideces entre las entidades agrarias. Las diferencias tienen que ver con un documento en el que ya trabajan empresarios del rubro agroexportador con el Ministerio de Desarrollo Productivo que cuenta con la aprobación de los Fernández y que además recibió el presidente de la Cámara de Diputados.
Según pudo averiguar Data Clave, el objetivo del Gobierno es quebrar la Mesa y generar un esquema de reactivación productiva a partir de los nexos con el Consejo, que involucra a entidades como la CRA, Coninagro y Federación Agraria pero que les quita protagonismo. Desde CRA contaron a este medio que el Gobierno relega sus demandas: “Todavía no se habló de economía ni de materia impositiva en ese Consejo”. Así, el poder de confederaciones fuertes se diluye y en la mesa chica de las decisiones empiezan a sonar otros apellidos: Martins, de la Bolsa de Cereales, Domenech, de Empresas Productivas, Chiesa, ahora coordinador de la Mesa de las Carnes, Idígoras, de la Cámara de la Industria Aceitera y Calderón, de la Federación Olivícola.
La Sociedad Rural está en pie de guerra. Fuera de todo. Creen que el Gobierno está buscando interlocutores “más influenciables” y que los están tentando con políticas a medidas de cada subsector. Divide y reinarás, en otras palabras. “Saben que la Mesa de Enlace no transa en muchas cuestiones”, dicen desde adentro. Con los nuevos esquemas, el poder de la SRA queda en un segundo plano. Data Clave accedió a un documento en el que la entidad se planta ante los avances del Gobierno con el Consejo de industriales. Entre otras cuestiones, plantea que “la Sociedad Rural Argentina no forma parte de otro espacio autodenominado Consejo Agroindustrial Argentino, no hemos participado en la elaboración del plan que promueve y no tenemos certezas acerca de que dicho plan contemple los lineamientos de las propuestas que hemos elaborado”. El duro texto, además, plantea dudas de que se estén escondiendo medidas que perjudiquen a la producción primaria.
Federación Agraria integra la Comisión de Enlace, pero también forma parte del Consejo. Desde la entidad admiten que allí su injerencia está licuada y que quedan fuera de convocatoria y de la rosca detrás del proyecto. “El Consejo es mucho más amplio. La Mesa solo representa productores y los que van a las reuniones son tres o cuatro cercanos al Gobierno. A nosotros nos mandan a hablar con Basterra”. Consideran que la estrategia del Ejecutivo es limitar los alcances y horadar el poder del sector de la producción primaria para trasladarlo a otros actores en la escena agroindustrial: “Si un industrial consigue cosas generalmente empeora la situación del productor. Va a ser complicada la convivencia”, sostienen.
El documento entregado a Nación por el Consejo Agroindustrial, que parece ser el elegido del Gobierno para negociar con el campo, se denomina “Estrategia de Reactivación Agroindustrial Exportadora Inclusiva, Sustentable y Federal”, tiene perspectiva federal y es un plan de estabilidad fiscal a diez años que apunta a generar US$ 100 mil millones anuales de exportación y 700 mil empleos. Los agroindustriales de la nueva mesa chica apuntan a convertir el texto en un proyecto de ley y sugieren que tenga tratamiento parlamentario en 2020. Massa, por su parte, ya tomó nota del asunto.
Ayer, Alberto Fernández se reunió en Olivos con representantes del Consejo Agroindustrial, integrado por 42 entidades del sector. La semana pasada fue Cristina Kirchner quien se sentó con los mismos actores en sus oficinas del Senado y dio el visto bueno al plan de reactivación. Allí, como en el encuentro de las últimas horas en la quinta presidencial, también estuvieron José Martins de BCBA, Gustavo Idígoras de CIARA-CEC y Roberto Domenech, de CEPA. “Hay quilombo y bronca”, cuentan desde la Mesa de enlace, corrida al margen de las discusiones. Ahora la interna se traslada al interior del campo. No hay casualidades, solo certezas: una estrategia del Gobierno que en vez de romper, genera rupturas y divisiones. Así, se encamina a la construcción de nuevos factores de poder que le son más afines que quienes movían la aguja hasta hace poco tiempo.