En medio de la crisis por la reestructuración del Hospital Laura Bonaparte y la situación crítica del Garrahan, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, aseguró hoy que la gestión de los hospitales públicos nacionales "debería estar en manos de las provincias" ya que afirmó que la salud es una "responsabilidad" de cara jurisdicción del país.

"El tema de los hospitales es un tema que tenemos que clarificar como política nacional. ¿Tiene sentido que Nación tenga a su cargo hospitales o no? La salud es una responsabilidad de las provincias", afirmó Francos y agregó: "La gestión de los hospitales debería estar en manos de las provincias. No tiene lógica que la Nación tenga un hospital acá y no lo tenga en otro lugar".

Los dichos del jefe de Gabinete se dan tras el paro esta semana por 48 horas en el Hospital Garrahan por los salarios y la marcha de los trabajadores del Hospital Bonaparte en defensa de la salud mental. Sobre el Garrahan, Francos consideró que "es un hospital importante para el país, porque marca una política nacional y habrá que ver cuál es la mejor forma para administrarlo".

¿Cuáles son los hospitales nacionales?

Los hospitales que dependen del Estado nacional son financiados y administrados directamente por el gobierno. Esto les permite acceder a un presupuesto considerable que cubre desde el mantenimiento de la infraestructura hasta los insumos médicos y los salarios de los profesionales. A diferencia de los hospitales provinciales, los nacionales no están sujetos a las restricciones presupuestarias de cada jurisdicción y, en general, cuentan con mayores recursos para garantizar una atención de alta complejidad.

En el contexto de crisis económica y ajuste fiscal, el gobierno ha destinado más de $694 mil millones en 2024 para el sostenimiento de los programas y hospitales nacionales. Este presupuesto está destinado a cubrir las necesidades operativas de centros clave como el Posadas y el Garrahan, pero la reestructuración propone que estas instituciones sean absorbidas por las provincias, lo que podría implicar una reducción en la calidad de la atención.

Ubicado en la Ciudad de Buenos Aires, el Hospital Bonaparte fue el primer centro afectado por la reestructuración. Este hospital, que esta especializado en el tratamiento de adicciones y problemas de salud mental, ya cerró sus puertas a nuevos internados y limitó sus servicios. Según el Ministerio de Salud, el Bonaparte tenía una baja ocupación: en promedio, solo había 16 pacientes internados y tres consultas diarias en la guardia​. Sin embargo, los trabajadores del hospital denunciaron que la demanda era significativamente mayor, con más de 25.000 consultas anuales, y que el cierre es una decisión que afecta directamente a un sector extremadamente vulnerable de la sociedad.

El Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas, en El Palomar, es el hospital más grande bajo la órbita nacional y uno de los centros más importantes del país en términos de alta complejidad. Con más de 88 mil millones de pesos asignados a su mantenimiento en 2024, el Posadas enfrenta grandes desafíos​. Desde hace años, ha sido escenario de conflictos sindicales, problemas presupuestarios y recortes. El riesgo de que la provincia de Buenos Aires asuma su gestión preocupa tanto a los trabajadores como a los pacientes, ya que los costos operativos del hospital, especialmente en lo que respecta a tratamientos de trasplante y cirugías cardiovasculares, podrían superar las capacidades del sistema provincial.

Otro hospital nacional en el centro de las miradas es el Hospital de Pediatría Juan P. Garrahan, referencia obligada en el tratamiento infantil de alta complejidad. Este centro, que atiende a niños de todo el país, ha enfrentado recientemente un conflicto interno tras el desplazamiento de todo su Consejo de Administración por decisión del Gobierno. La polémica surgió cuando se aprobó la entrega de bonos al personal que denunciaban una perdida total del poder adquisitivo, generando tensiones dentro del hospital. La administración del Garrahan ya ha sido objeto de reestructuración, pero la posibilidad de que pase a depender de la Ciudad de Buenos Aires genera incertidumbre sobre su financiamiento a largo plazo

El Hospital de Alta Complejidad en Red El Cruce, en Florencio Varela, es uno de los centros más modernos del país y un referente en cirugías cardiovasculares y trasplantes. Este hospital, que atiende a pacientes de todo el conurbano bonaerense y de otras provincias, depende del financiamiento nacional para sostener su estructura de alta tecnología. Su transferencia a la provincia de Buenos Aires podría poner en riesgo la continuidad de los tratamientos de alta complejidad, especialmente si los recursos financieros no son suficientes.

En una situación similar se encuentra el Hospital Baldomero Sommer, en General Rodríguez, que está especializado en enfermedades respiratorias como la tuberculosis. Este hospital ha sido clave en la lucha contra enfermedades infecciosas, pero también enfrenta la amenaza de ser absorbido por la provincia, lo que generaría una mayor presión sobre los recursos provinciales ya de por sí limitados.

El Hospital de Cuenca Alta Néstor Kirchner, ubicado en Cañuelas, es otro de los centros de alta complejidad que depende de la Nación. Este hospital, inaugurado en 2015, fue diseñado para atender a pacientes de la zona sur del conurbano bonaerense y ofrecer tratamientos complejos como cirugías cardíacas y trasplantes. Al igual que El Cruce, su transferencia a la provincia implicaría una enorme carga financiera que podría afectar gravemente la capacidad de atención y el acceso de los pacientes a servicios de salud de calidad.

La política de reestructuración y transferencia de hospitales nacionales a las provincias es presentada por el gobierno de Javier Milei como una medida de austeridad y optimización de recursos en medio de una crisis económica. Sin embargo, esta decisión ha sido fuertemente criticada por trabajadores de la salud y organizaciones gremiales, que alertan sobre las graves consecuencias que podría tener para el sistema de salud pública. Las provincias, muchas de las cuales ya enfrentan sistemas sanitarios saturados y con bajos recursos, podrían no estar en condiciones de asumir la gestión de hospitales de alta complejidad sin un adecuado financiamiento.