Las negociaciones entre el Sindicato de Camioneros y las cámaras empresarias volvieron a naufragar en una audiencia convocada por la Secretaría de Trabajo. Ante la falta de acuerdos, Hugo Moyano decidió redoblar la apuesta: el viernes, horas antes de la próxima reunión formal, reunirá a los dirigentes del gremio en todo el país para diseñar un posible plan de lucha.

El líder camionero reclama un aumento salarial del 15% trimestral, equivalente a un 5% mensual para diciembre, enero y febrero. Además, exige un bono extraordinario de $650 mil y un aporte adicional para la obra social, que ascendería a $20 mil por trabajador. Sin embargo, los empresarios contraofertaron un 1% mensual, lejos incluso de las proyecciones oficiales de inflación que maneja el Ministerio de Economía.

Desde la cartera laboral, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, intentó mediar en el conflicto. "Vamos a buscar un acuerdo que sea justo para ambas partes", expresó ante la delegación sindical. No obstante, las posiciones parecen estar demasiado alejadas, y Moyano no dudó en advertir que, de no haber avances, Camioneros podría iniciar medidas de fuerza.

En el gremio, la presión hacia el sector empresarial viene acompañada de movimientos políticos estratégicos. Este martes, Hugo Moyano reapareció en la CGT con una postura más conciliadora hacia el Gobierno, pero con la firme intención de mantener el control sobre su gremio y sus reclamos. En una reunión ampliada de la mesa chica de la CGT, Moyano ratificó su liderazgo y, aunque evitó confrontar directamente con su hijo mayor, Pablo Moyano, destacó que "Camioneros es uno solo".

Las tensiones internas en la CGT también juegan un papel clave en estas negociaciones. Mientras Hugo apuesta por un diálogo que evite la confrontación directa con la administración de Javier Milei, Pablo mantiene una línea combativa. En ese contexto, la reunión prevista para este viernes podría marcar un punto de inflexión, no solo en la dinámica del sindicato, sino también en su relación con el Gobierno.

En paralelo, las cámaras empresariales del transporte de cargas insisten en que las demandas del gremio son inviables en el contexto actual. Fuentes del sector señalaron que la prioridad es mantener las operaciones sin generar una presión inflacionaria adicional.

El conflicto ocurre en un momento crítico para el oficialismo, que enfrenta múltiples frentes de tensión social y laboral. La gestión de Julio Cordero será determinante para evitar un paro que podría paralizar el transporte en todo el país y desatar un conflicto de mayor escala.