Federico Fernández Storani: "El PRO ha sabido apropiarse de candidatos que son buenos para las elecciones, pero no tanto para gobernar"
Tiene 29 años, es abogado y renovó su banca como concejal de San Fernando. También es el sobrino de Federico "Fredi" Storani, histórico dirigente radical que hoy rivaliza con Mario Negri. Nació a la política como militante universitario y sueña con que la UCR deje de ser el "furgón de cola" del espacio que preside Patricia Bullrich. "No solo queremos una figura presidenciable, sino que detrás haya un partido unido en base a ideas firmes y consistentes", le expresó a Data Clave.
Federico Fernández Storani es un joven abogado de 29 años que está dando sus primeros pasos en la política. Luego de años de formación militante en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (UBA), en las últimas elecciones renovó su mandato como concejal del municipio de San Fernando, gobernado por el Frente de Todos desde 2011.
Es uno de los dirigentes jóvenes de la Unión Cívica Radical (UCR) que busca dar la discusión interna para que haya una importante renovación en el espacio centenario que hoy rivaliza con la columna del PRO, pero dentro de la coalición Juntos por el Cambio.
Storani, "Fede" para los amigos y compañeros, dialogó con Data Clave y contó cuáles son sus aspiraciones con la UCR de cara al 2023. Si bien quiere que su espacio deje de ser "furgón de cola" del PRO, reconoce virtudes en la gestión porteña que comanda Horacio Rodríguez Larreta. También se muestra cercano al armado provincial de Diego Santilli.
"Vemos que la sociedad está crispada y angustiada, sumado a que eso se potencia con algunos discursos de odio de la propia política y lo que reproducen los medios de comunicación. Ahí surge la grieta y la polarización. Y de esa polarización aparecen los candidatos del eslogan, que son buenos para ganar elecciones, pero a la hora de gobernar no tienen en claro cuáles son las ideas que debe representar", expresó.
Data Clave: ¿Cómo arrancó tu interés por la política? ¿Por qué elegiste la Unión Cívica Radical?
Federico Fernández: En mi familia siempre estuvo presente la discusión política. Mi primera experiencia que recuerde fue en el gobierno de la Alianza, creo que tenía 7 años. Fue mi primer gran recuerdo de haber visto al radicalismo fuertemente movilizado. Una vez que empecé a estudiar en la Facultad de Derecho de la UBA, empecé a militar en la Franja Morada a los 19. Ahí me enamoré de la política y descubrí mi gran pasión y vocación por el servicio. En simultáneo con el estudio, tenía una fuerte participación universitaria. En el 2015, siendo la única Franja existente en ese momento de la UBA, logramos ganar el centro de estudiantes. Después me metí más en la cuestión partidaria y de territorio en mi ciudad, que es San Fernando. A los 25 tuve la enorme satisfacción y el orgullo de ser concejal. Cuatro años después, renové mi mandato. Es una muy linda experiencia desde distintos puntos de vista, tanto en lo político como lo humano.
DC: ¿Te quedas con ese recuerdo del radicalismo de la Alianza? ¿O pesa más el gobierno de Raúl Alfonsín?
FF: Alfonsín fue uno de los grandes presidentes desde la vuelta de la democracia. Uno de los únicos que dejó algo que lo trasciende, que es la idea de vivir en un país libre, en democracia. Después es perfectible, hay muchas cosas por resolver, pero él dejó unas bases sólidas para que Argentina tenga una continuidad democrática y constitucional que permitiera que salgamos de una vez por todas de lo que eran las dictaduras militares. Todavía quedan cosas por resolver, pero Alfonsín, para muchos jóvenes radicales, es nuestro faro. Es un tipo que decía lo que pensaba y se jugaba por ese ideal. Hoy en la Argentina hay una mayoría política que no tiene ideas muy claras y que lo único que trata es seducir al electorado, algo que genera muchas fracturas y odio en la sociedad.
DC: ¿Cómo es la estructura política de San Fernando?
FF: Actualmente hay un intendente que está alineado al Massismo y que forma parte del Frente de Todos. Vienen gobernando desde el 2011 a la fecha. Del 2011 al 2019 el intendente fue Luis Andreotti y de ese año a la fecha gobierna el hijo, Juan Andreotti. A nivel oposición tenemos mucha pluralidad. Estamos armando un equipo muy amplio, más allá de las diferencias electorales.
DC: ¿Cómo ves la situación de Juntos por el Cambio a nivel nacional? ¿El radicalismo busca ser el nuevo socio mayoritario del espacio?
FF: Creo que los primeros pasos que da Gerardo Morales son, en el buen sentido, hacia adelante. El presidente del partido a nivel nacional tiene la responsabilidad de que la UCR le planteé un proyecto nacional a la Argentina. No solo queremos una figura presidenciable, sino que detrás haya un partido unido en base a ideas firmes y consistentes. Ese proyecto es el que hay que contrastar en una PASO con las distintas fuerzas que integra Juntos, ya sea el PRO, la Coalición Cívica, algún peronismo disidente o los liberales con espíritu democrático e institucional. En el 2001 salimos de una situación muy difícil y, a partir del 2015, el radicalismo viene ganando fuerza. Tuvimos unas últimas internas muy movilizadas y con apariciones importantes, como la de Facundo Manes en la Provincia de Buenos Aires. Entiendo que el desafío es el de poder romper con ese rol en el que fuimos furgón de cola del PRO hasta hace un tiempo.
DC: ¿Por qué el radicalismo aparece como una segunda guitarra dentro de Juntos por el Cambio?
FF: Son varias las causas. Algunas son responsabilidades propias de la dirigencia del radicalismo. Hay una camada de dirigentes que plantean la renovación, no sólo de ideas, sino de interpretar a la sociedad. Pero hablamos de prácticas hacia adentro del partido. Cuando uno gana y conduce, debe hacerlo con amplitud y responsabilidad, sin mezquindad ni vanidad o intereses personales vinculados a los cargos. Por eso Alfonsín es tan importante para nosotros, y eso en el radicalismo ha estado muy devaluado en el tiempo, pero se viene corrigiendo. Argentina, a diferencia del mundo, no logra consolidar gobiernos moderados como en países de Europa y los casos de la región, como Uruguay y Chile. El mundo va hacia gobiernos más racionales, de diálogo y consenso, que busquen generar políticas de largo plazo. Pareciera ser que la Argentina es una sociedad que culturalmente está degradada. No digo que vivimos enferma, pero no podemos salir de los problemas que tenemos, y es una frustración. Vemos que la sociedad está crispada y angustiada, sumado a que eso se potencia con algunos discursos de odio de la propia política y lo que reproducen los medios de comunicación. Ahí surge la grieta y la polarización. Y de esa polarización aparecen los candidatos del eslogan, que son buenos para ganar elecciones, pero a la hora de gobernar no tienen en claro cuáles son las ideas que debe representar. El PRO ha sabido de apropiarse muy bien de generar candidatos que son buenos para ganar elecciones, pero no tanto para gobernar. A (Mauricio) Macri le pasó un poco eso.
DC: ¿No tenés buena relación con dirigentes de PRO?
FF: Creo que hoy el PRO tiene dos vertientes. Yo me siento representado con la de Horacio Rodríguez Larreta, que tiene una gestión muy acertada y eficiente en distintos temas. Y tiene una forma de hacer política necesaria para resolver los problemas de Argentina. Es necesario generar acuerdos.
DC: ¿Y por qué desde el propio espacio del PRO buscan obstaculizar a Larreta? Mauricio Macri y Patricia Bullrich vienen mostrando tener afinidad con sectores más ligados al liberalismo. Javier Milei, por ejemplo...
FF: Yo no comulgo con esa forma de entender ni la vida ni la política. Nada de lo que uno haga tiene que ser a partir de la crítica al otro o del odio. En todo lo que uno encare tiene que hacerlo desde el lado positivo. Argentina tiene que recrear esperanza. Veo que muchos políticos, con la angustia actual, tratan de aprovecharse para las candidaturas, nadie termina de resolver la grieta y la desunión que hay. Alfonsín hablaba de la unión de los argentinos, de constituir la unidad nacional, la Patria. Te doy otro ejemplo: en abril del 82, la sociedad pedía que la Argentina fuese a una guerra, que nos llevó una parte importante de la dictadura de ese entonces. El único político de esa época que dijo lo que pensaba, y que se mantuvo firme, fue Alfonsín. El paso del tiempo muchas veces acomoda las cosas. Salvadas las diferencias, hoy es fácil apuntar al odio y los eslogans, pero los que amamos la política y la Argentina tenemos convicciones y principios, que están antes que ganar las elecciones. Argentina requiere de políticos adultos, maduros y que puedan entenderse.
DC: ¿Qué ves del Frente de Todos?
FF: Lo que pasa en el Gobierno es alarmante, es grave. Incluso es hasta triste para nosotros. Una cosa es cuando gobernás y otra es cuando desde la oposición no te toca conducir un país. A mí me tocó ver las dos cosas. En Cambiemos, el radicalismo tenía sus diferencias, pero lo que primaba era garantizar la gobernabilidad y que el presidente pudiera terminar su mandato. En muchas cosas no estuvimos de acuerdo, pero había desafíos más grandes por delante. Lo que hicimos fue anteponer intereses colectivos por los individuales. Lo que pasa hoy, institucionalmente, es un síntoma más de la degradación cultural de la Argentina. Uno siempre trata de tener buena relación con todos, ahora, lo cierto es que hay determinados dirigentes con los cuales es muy difícil coincidir en algo. Y al no haber una renovación hacia afuera, es muy difícil tender puentes. Yo por suerte logré cosechar amistades de distintos partidos por mi militancia universitaria. Una cosa es la cuestión política, pero en lo humano uno trata de llevarse bien.