Ni la campaña electoral se acuerda de estos rincones. En un distrito con un presupuesto multimillonario, el contraste entre el brillo del centro y el abandono del sur es brutal. El Comercial 35, en Villa Lugano, es el reflejo crudo del abandono. Con tres turnos que albergan a más de mil alumnos, el edificio escolar ubicado en Larrazábal y Avenida Roca acumula reclamos que nunca son atendidos.

“Acá no le conocemos la cara ni a la ministra de Educación ni al jefe de Gobierno”, denuncia Gerardo, padre de una alumna. Desde hace más de un mes, la escuela sufre la falta total de agua, lo que obligó a suspender clases en reiteradas ocasiones. Además, las condiciones edilicias ponen en riesgo a estudiantes y docentes, con filtraciones, residuos acumulados y un olor nauseabundo que impregna todo el establecimiento.

Falta de agua, riesgo eléctrico y mal olor: el abandono de una escuela en Lugano

Patricia Nazar, docente del Comercial 35, describe el escenario: “Al lado del laboratorio, donde trabajo, hay unos tanques que acumulan agua para las mangueras de incendio. Estos se rebalsan y generan un enchastre inseguro en términos de dengue, además de un olor insoportable”. La situación se agrava porque en ese mismo sector se encuentra la caja eléctrica del edificio, conectada a la bomba que abastece de agua a toda la escuela. Antes del inicio del ciclo lectivo, esa bomba se quemó y aún no fue reparada.

“El primer día que regresamos a clases, llegamos y no había agua. Hacía 40 grados de térmica y ni siquiera se podían usar los baños”, relata la docente. Durante la primera semana del año escolar, el Comercial 35 quedó paralizado por esta situación. La empresa Mejores Hospitales, encargada del mantenimiento de las escuelas en la zona, envió técnicos que instalaron una solución precaria y peligrosa: cables expuestos, enchufes apoyados en el piso y conexiones improvisadas en un área propensa a inundaciones.

Tadevel Player
1x

“Así estamos desde el 13 de febrero”, denuncia Nazar. “La pared del laboratorio ya tenía problemas eléctricos el año pasado, saltaba la térmica y había líneas de electricidad inservibles. Ahora, encima, nos conectaron una bomba con un cableado que no cumple ninguna medida de seguridad”.

Ante la indiferencia del Gobierno porteño, la comunidad educativa decidió levantar la voz. “Quiero que el jefe de Gobierno venga a poner la cara”, exige Raúl, padre de un estudiante. “Nos tratan así porque somos del sur y somos pobres. Pero no vamos a dejar que nos sigan ignorando”.

Falta de agua, riesgo eléctrico y mal olor: el abandono de una escuela en Lugano

Desde la escuela elevaron incontables reclamos, pero la única respuesta que recibieron fue la presencia del encargado de la cuadrilla de Mejores Hospitales, quien, según Nazar, “entiende menos de electricidad que cualquiera de nosotros”. Mientras tanto, el laboratorio sigue con baldosas rotas, filtraciones y el agua rebalsando cada vez que llueve. Ni el Gobierno ni la empresa tercerizada ofrecen una solución definitiva.

La crisis edilicia en las escuelas porteñas no es un caso aislado. Según denuncias de distintos sindicatos docentes, muchos establecimientos del sur de la Ciudad enfrentan problemas estructurales similares, con falta de agua, cortes de luz y espacios deteriorados que ponen en riesgo a los estudiantes. En este contexto, la comunidad del Comercial 35 sigue esperando respuestas que, hasta ahora, nunca llegan.