En el gobierno porteño esperan nuevos chats: confirman el hackeo del celular de Diego Santilli
Tras la difusión de los mensajes de Marcelo D'Alessandro, no creen que se haya terminado la cuestión. Apuntan al kirchnerismo, pero no se descarta el "fuego amigo".
Esto no terminó. En el gobierno de la ciudad de Buenos Aires están convencidos de que habrá nuevas divulgaciones de chats de teléfonos personales de funcionarios, como el que sufrió Marcelo D'Alessandro, el ministro de Justicia y Seguridad que tuvo que pedir licencia luego de que se difundieran conversaciones con Silvio Robles, un colaborador de la más intima confianza del ministro de la Corte, Horacio Rosatti.
El jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, sostuvo que D'Alessandro fue víctima de “una nueva operación del kirchnerismo usando espionaje ilegal y manipulando información para atacar, perseguir y desprestigiar a los que no piensan como ellos”.
“Hubo un hackeo contra Marcelo D'Alessandro, un robo de su línea telefónica, y con lo que se obtuvo se produjo un montaje con información manipulada, violando completamente el derecho a la intimidad. Esto es inaceptable, ilegal y violatorio de todos los principios que nos hacen una república democrática. Así se manejan las mafias”, agregó al hablar en la tarde del miércoles durante un acto en una escuela de verano.
“Yo confío en Marcelo. También respeto y valoro su decisión de tomar una licencia mientras pone a disposición toda la información para desenmascarar esta operación del kirchnerismo”, dijo Rodríguez Larreta en público, aunque en privado tuvo que activar la salida del funcionario para que la cuestión no siguiera escalando.
Pero en el comienzo del año electoral hay una certeza: habrá nuevas difusiones de chats de allegados al jefe de gobierno. “Hubo un espionaje masivos de teléfonos”, dice un colaborador del jefe de gobierno.
Y al menos dos fuentes del gobierno porteño confirmaron a Data Clave que quien también sufrió el hackeo de su teléfono fue Diego Santilli, actual diputado nacional, precandidato a gobernador bonaerense y exvicejefe de gobierno de la ciudad de Buenos Aires.
“Él lo denunció ante la Justicia apenas lo hackearon. Es lo que hay para decir”, respondió una colaboradora de Santilli cuando se le pregunto por la cuestión, sin entrar en más detalles sobre el supuesto espionaje, aunque confimó que la instrusión ocurrió hacia mediados del año último.
El hackeo de los teléfonos de D'Alessandro y Santilli ocurrieron para la misma época del año anterior. Fue cuando muchos usuarios comenzaron a recibir un link en el que se alertaba sobre una nueva vacunación por el covid. La explicación es que los funcionarios no activaron ese enlace, pero los télefonos comenzaron a sufrir fallas y dejaron de funcionar.
En el caso de D'Alessandro la información que se obtuvo es que el chip de su télefono se había activado en la provincia de Misiones, según los datos que le brindo la compañía que le brinda el servicio. Algo similar se supone que ocurrió con el celular de Santilli.
Una versión sostiene que también hubo hackeos en los celulares de otros funcionarios o ministros de la ciudad, aunque esto no pudo ser confirmado por las fuentes consultadas, salvo el caso de Santilli.
El diputado nacional ya fue víctima de un espionaje ilegal durante el gobierno de Mauricio Macri, cuando el grupo de agentes que operaban en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) hicieron operaciones y seguimientos de propios y ajenos, según se investiga en la Justicia.
De todas formas, ahora la estrategia es decir que los hackeos fueron una operación “del kirchnerismo” y rechazar que fuera consecuencia de “fuego amigo” por el lado de Patricia Bullrich, como una devolución de gentilezas por el escándalo del diputado Gerardo Milman, exjefe de campaña de la presidenta del PRO.
“Nada que ver, Patricia tiene una excelente relación con Marcelo. Cuando fue lo de Lago Escondido salió a bancarlo con una serie de tuits y ahora le envió un mensaje”, aseguró una fuente del oficialismo.
Sin embargo, cerca del Jefe de Gobierno, y más allá del discurso público, no se da nada por descartado.