Durante la cena organizada por Javier Milei en la Quinta de Olivos, donde celebró el veto a la reforma jubilatoria, uno de los focos de atención fue la relación entre el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y el estratega presidencial, Santiago Caputo. Ambos, sentados juntos en medio de rumores de tensiones internas, dejaron ver que la calma ha vuelto a prevalecer, aunque el pasado reciente marca varios episodios de fricción entre ellos.

El enfrentamiento más relevante entre Francos y Caputo surgió a raíz de la reglamentación de la Ley de acceso a la información pública. Francos, más moderado, se mostró abierto a revisar los cuestionamientos y ajustar el decreto si fuera necesario, tal como expresó en una comparecencia en el Congreso. Sin embargo, Caputo fue tajante: no habría modificaciones en la norma, dejando clara su postura frente al jefe de Gabinete y, según algunas versiones, desautorizándolo públicamente. Esta diferencia no pasó desapercibida para los opositores, quienes señalaron la contradicción entre ambos, especialmente cuando Caputo tomó la iniciativa de reafirmar su postura en conversaciones con legisladores opositores.

A pesar de estas diferencias, el asado en Olivos marcó un punto de inflexión. Francos se refirió a la relación con Caputo durante el evento: “A veces uno tiene diferencias de opinión y las diferencias después se saldan”, admitió, intentando minimizar los enfrentamientos previos. Señaló además que estas tensiones no son inusuales en la gestión y aseguró que ahora "estamos en paz".

Otro punto de conflicto se dio a principios de año, cuando el debate sobre la ley de ajuste jubilatorio también tensó la relación entre los dos funcionarios. Mientras Caputo abogaba por una postura más rígida, Francos buscaba construir puentes con aliados en el Congreso para evitar un mayor desgaste político, algo que finalmente se logró.

No es la primera vez que las internas en el equipo cercano de Milei salen a la luz. En julio, los rumores sobre una posible renuncia de Francos también estuvieron ligados a estos desencuentros con Caputo. Sin embargo, el jefe de Gabinete desmintió las especulaciones, señalando que las diferencias son parte del proceso de gobernar y que, aunque Caputo es más joven, ambos han aprendido a gestionar sus disidencias.

Karina Milei, como secretaria general de la presidencia y una de las principales figuras del "triángulo de hierro" que sostiene la gestión de su hermano, también fue parte de la imagen conciliadora. La cercanía entre los tres busca dar una señal de cohesión hacia adentro del gobierno, a pesar de los desafíos y las críticas que enfrentan desde diversos frentes.

Al cierre, la discusión sobre los alcances del decreto sigue latente, y varios sectores opositores ya han planteado que acudirán a la justicia para evaluar si la reglamentación vulnera derechos constitucionales. Mientras tanto, la relación entre Francos y Caputo se mantiene bajo la lupa, aunque ambos continúan en sus funciones dentro del equipo de Milei.