Compra de aviones militares a los EEUU: la sororidad geopolítica entre la generala Richardson y CFK que sorprende a propios y ajenos
Los alcances de una compra de aeronaves por más de 664 millones de dólares, que comenzaron cuando Martín Lousteau fue embajador de Cambiemos en los Estados Unidos. Las negociaciones contrarreloj para evitar el enojo de China. La forma que encontró la Argentina para poder saltar el embargo del Reino Unido.
La Argentina podría dar otro paso estratégico de acercamiento a los Estados Unidos en mayo y adquirir aviones cazas de combate F16 cuando la flamante y primera jefa del Comando Sur de los EEUU en la historia, la generala Laura Richardson, llegue al país. La posibilidad de comprar a China el PAC JF-17 Thunder despertó las alertas en Washington.
En marzo de 2017 y con la llegada de Mauricio Macri al Gobierno, la prensa local filtro un listado del armamento solicitado por la embajada argentina en EE.UU, que en ese entonces estaba conducida por el hoy senador de la UCR Martín Lousteau. Se trataba de una extensa compra de armamento de la Argentina a los Estados Unidos para las próximas misiones de paz del país y para "atender amenazas globales como la lucha contra el terrorismo, el financiamiento del terrorismo, el narcotráfico y el crimen organizado".
De esta manera, el Estado al país norteamericano más de 60 helicópteros y 182 tanquetas tipo Stryker, así como 12 aviones de caza F-16 Fighting Falcon y 24 aviones de caza Texan T6, empleados para el entrenamiento de pilotos. La publicación periodística de esa negociación, la cual tampoco había sido informada al Congreso Nacional, aceleró la salida de Lousteau, que renunció a su puesto en medio de un escándalo. Al final, solo llegaron los caza Texan T6.
Pero la guerra en Ucrania (“la guerra es la madre de todas las cosas”, decía el general Perón) y el avance de China en Taiwan junto a la posibilidad que el gran país asiático expanda su influencia en las aguas del Atlántico Sur, determinó que Richardson llegue a la Argentina exactamente un año después de que su antecesor, Craig Faller, visitara Ushuaia en abril del año pasado.
La llegada de Richardson se da luego de que en 2021 se revelaran las negociaciones con China para la compra de 12 aviones caza. Esto generó malestar en el ministro Taiana, quien aclaró en un comunicado que solicitó la autorización para gestionar el crédito por US$ 664 millones para la adquisición de aviones caza polivalentes, aunque negó que se haya decidido realizar la compra a China.
Afirman quienes conocen al ministro de Defensa argentino que en los últimos meses recibió la insistencia de su par chino, el teniente general Wei Feng He, para cerrar la compra de JF17, que ahora parece estar cada vez más lejos.
El desembarco de Richardson en Buenos Aries no es menor: se espera que sea recibida por la vicepresidenta Cristina Fernández, quien acaso podría usar la flexibilización del embargo de venta de armas al país cuarenta años después de Malvinas, sanción que el Reino Unido levantó muy parcialmente en 2018 y que se había impuesto con mayor dureza en 2012. De hecho, la agencia DSCA de los EE.UU. enviará en los próximos meses los aviones de entrenamiento Textron T-6C y Texan II por los que la Argentina pagará U$S 73 millones de dólares.
Una vez mas la historia parece darle una nueva oportunidad a la Argentina: la visita de Richardson se da en el marco de la posibilidad de financiar armamento a países aliados extra OTAN de los EEUU (Argentina es uno, Brasil el otro, país que Richardson ya visitó), por lo que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos le vende armas a países con problemas de liquidez. Algo que acaso CFK conoce y que, dada las necesidades geopolíticas que tiene ,a nación norteamericana en el Cono Sur, tal vez hagan que Richardson y la vicepresidenta puedan llegar a un acuerdo que podría sorprender incluso al ala más dura del kirchnerismo y el ala más blanda del albertismo.