¿Está preparada la Argentina para detectar el ingreso de presuntos terroristas a su territorio?
Los episodios del avión venezolano-iraní varado en Ezeiza y la detención de un supuesto ciudadano persa en Entre Ríos con un documento falso, puso en el foco de los cuestionamientos los mecanismos de control utilizados por las autoridades nacionales para la detección de personas que tengan vinculaciones con organizaciones relacionadas con el terrorismo. La identificación biométrica y el reconocimiento de iris son los métodos utilizados en los países desarrollados para determinar la identidad de alguien que pretende camuflar su identidad. ¿Está disponible esa tecnología en Argentina?
La llegada del Jumbo 747 de una empresa de transporte venezolana al aeropuerto de Ezeiza con una tripulación integrada por cinco iraníes y la detención de un ciudadano de origen persa en Concepción del Uruguay con documentación falsa, fueron dos hechos que permitieron a sectores de la oposición, amplificados por algunos medios de comunicación, instalar la idea de que la Argentina nuevamente se encuentra en la mira del terrorismo internacional.
Los atentados perpetrados contra la Embajada de Israel en Buenos Aires y la sede de la mutual judía AMIA, reconfiguraron el mapa de las intervenciones terroristas en el mundo y obligaron a las autoridades argentinas a extremar los cuidados preventivos y maximizar los controles fronterizos del país. La hipótesis investigativa -jamás confirmada por la justicia- de la participación de integrantes de Hezbollah y funcionarios del gobierno de Irán en ambos incidentes, transformaron a cualquier persona proveniente de estas latitudes o con alguna relación directa o indirecta con estas organizaciones, en potenciales sospechosos.
Los milenarios conflictos en Medio Oriente continuaron generando muerte y destrucción entre los países involucrados y repercusiones trágicas en atentados que tuvieron lugar en diferentes lugares del mundo occidental. A mediados de la década pasada, la terrible guerra que arrasó Siria, desató una crisis humanitaria de proporciones, a partir de la cual el Papa Francisco solicitó a las naciones la colaboración para recibir refugiados sirios.
Argentina aprobó entonces, sobre finales del segundo gobierno de Cristina Kirchner, el Proyecto Siria, que habilitó la llegada de familias expulsadas por el desastre bélico. Con la llegada de Cambiemos, se le dio continuidad a este programa desde el Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de la licenciada Susana Malcorra, pero se tomó la decisión de extremar las medidas de seguridad nacional para evitar que entre las personas que llegaran al país, pudiera "colarse" alguien con otros fines.
"El objetivo fue garantizar que ninguno de los ciudadanos provenientes de una de las regiones más candentes del accionar del Estado Islámico tenga vinculaciones con las organizaciones terroristas dispuestas a atentar en cualquier punto del planeta", le dijo a Data Clave Patricio Furlong, ex Director Nacional de Inteligencia Criminal del gobierno macrista, quien estuvo a cargo de las tareas de reconocimiento en terreno.
A tal efecto, un equipo especializado encabezado por el funcionario de Seguridad se trasladó en varias oportunidades a la ciudad de Beirut, con la misión de chequear que los postulantes a refugiados que se presentaban en la embajada argentina en Líbano no fueran terroristas o agentes de inteligencia encubiertos. El desafío fue grande puesto que la región se encuentra en conflicto bélico hace décadas y los refugiados muchas veces no cuentan con la documentación requerida, o cambian sus apellidos, o sus pasaportes tienen fotos muy desactualizadas y no es posible verificar su identidad.
"Realizamos entonces una investigación internacional que determinó que existe una tecnología desarrollada para determinar si una persona es terrorista y esta camuflando su identidad", explicó Furlong. La mayor base de datos de terrorismo estaba entrelazada entre las principales agencias de inteligencia internacionales y esta base se actualiza en línea y se retroalimenta, mediante un sistema tecnológico de identificación biométrica y de reconocimiento de iris llamado Crossmacht Seek.
"Como Argentina no contaba con esa tecnología se firmo un convenio con el Department of Homeland Security (DHS) para acceder a una terminal inalámbrica, enlazada satelitalmente con el Centro de Fusion de Información de terrorismo. Este dispositivo permitía en tiempo real verificar, solo apoyando el dedo pulgar y mirando un lector, si la persona que esta frente al operador figura en una base de datos de terrorismo. Es el mismo dispositivo que usaron para identificar el cuerpo sin vida de Osama Bin Laden", explicó el especialista.
Un año y medio después, Furlong abandonó la gestión por diferencias con la titular de la cartera Patricia Bullrich y al poco tiempo, el programa fue desactivado. "Esta tecnología los norteamericanos te la ceden si verdaderamente vos la utilizás para nutrir el banco de datos con información, pero como acá dejamos de utilizarla, la retiraron", completó el ex Director de Inteligencia Criminal.
Documentos falsos
La falsificación de documentos para los traslados internacionales, suele estar emparentada con el accionar terrorista. Y muchas veces, las tragedias humanitarias como la ocurrida en Siria, son utilizadas como pantalla para ocultar otro tipo de movimientos. Los ejemplos abundan. Dos de los atacantes del teatro Bataclan de París (incidente ocurrido el 13 de noviembre de 2015) eran iraquíes que ingresaron a Francia vía Grecia con pasaportes sirios comprados en el mercado negro.
"Por eso, en situaciones donde se presume algún tipo de irregularidad, es imprescindible cotejar que los datos de los pasaportes sean fidedignos, para lo cual hace falta el análisis de los documentos y una identificación biométrica efectuada con la tecnología más avanzada que existe en la actualidad", explicó la fuente consultada.
Desde Interpol confirmaron a este portal que "los datos biométricos, como las imágenes faciales y las huellas dactilares, pueden ayudar a identificar con precisión individuos que utilizan una identidad falsa, con lo cual se mejora la capacidad de localizar terroristas y de llevar a cabo con éxito investigaciones y enjuiciamientos". Interpol cuenta con el proyecto FIRST (Facial, Imaging, Recognition, Searching and Tracking) que permite intercambiar datos biométricos sobre combatientes terroristas extranjeros y otros presuntos terroristas con los países miembros.
"Ese tipo de herramientas seria de extrema utilidad para colaborar con las investigaciones que hoy estamos viendo, permitiría verificar la correcta identidad de posibles terroristas, ahorraría semanas de tiempo en una investigación, otorgaría certezas para actuar con medidas de contraterrorismo o en investigaciones judiciales, y por supuesto integraría al sistema de seguridad argentino a la comunidad internacional comprometida a combatir el terrorismo", concluyó Furlong.
En declaraciones al programa "Argenzuela", por Radio 10, el titular de la AFI Agustín Rossi aseguró desconocer que se esté usando este tipo de tecnología en Argentina y reafirmó que "todos los tripulantes del avión venezolano fueron cotejados con el banco de datos de Interpol donde constaba que no tenían ningún tipo de antecedente penal".