¿Sabías que algunos trabajos pueden acelerar el envejecimiento o exponer a sus trabajadores a riesgos extremos? Para ellos existen los regímenes jubilatorios diferenciales, diseñados para brindar condiciones especiales de retiro. Estos regímenes contemplan actividades consideradas insalubres, penosas o peligrosas, y permiten jubilarse con menos edad o menos años de aportes que los exigidos en el régimen general

Por ejemplo, los trabajadores de la construcción, agrarios o viñateros están amparados por estos sistemas. ¿Por qué? Porque su trabajo diario, muchas veces bajo condiciones extremas de esfuerzo físico o exposición a riesgos, afecta su calidad de vida a largo plazo.

Estos regímenes no son nuevos. La mayoría datan de las décadas del 50 y 60, aunque la ley 24.241, que organiza el sistema previsional argentino desde 1993, los integra parcialmente. Según su artículo 157, mientras no se promulgue un nuevo listado oficial de actividades diferenciales, las normativas preexistentes deben ser respetadas. Esto incluye beneficios como jubilaciones anticipadas o bonificaciones por años de servicio.

Sin embargo, hay un problema: la falta de armonización con el régimen general. Por ejemplo, aunque un trabajador bajo un régimen diferencial se jubile antes, su haber previsional puede ser considerablemente menor. Esto se debe a que el cálculo de la jubilación incluya componentes como la Prestación Básica Universal (PBU), la Prestación Compensatoria (PC) y la Prestación Adicional por Permanencia (PAP), cuyos montos se ven afectados por la menor cantidad de años trabajados. En otras palabras, jubilarse antes puede significar cobrar menos, ya que los años de aportes reducidos impactan negativamente en el cálculo del haber.

Tomemos un caso concreto: si un trabajador de la construcción con 30 años de aporte se jubila a los 55 años, el cálculo de haber de su jubilación será inferior a alguien de 65 años con 35 años de aporte. El cálculo depende de la cantidad de aportes, no por la edad. Por el contrario, en actividades como la de los aeronavegantes, las bonificaciones por horas de vuelo pueden resultar en un cálculo más favorable, generando distorsiones entre regímenes.

Además, es importante diferenciar estos regímenes de los llamados "especiales", destinados a docentes, magistrados y otros cargos públicos. Mientras que los diferenciales se justifican por la naturaleza física del trabajo, los especiales valoran el rol o la función desempeñada. También varía el cálculo: los especiales suelen basarse en un porcentaje del salario (82%, 85%, etc.), mientras que los diferenciales siguen el régimen general.

A pesar de su importancia, los regímenes diferenciales no han sido actualizados ni armonizados con la legislación vigente. Esto deja en evidencia una deuda histórica del sistema previsional argentino: garantizar que quienes dedicaron su vida a trabajos desgastantes o peligrosos reciban un retiro digno.

En definitiva, la dispersión normativa actual no solo genera desigualdades, sino también incertidumbre para los trabajadores que cuentan los días para su retiro. ¿No es hora de saldar esta deuda y diseñar un sistema más justo?

Después de todo, no hay nada más universal que el derecho a un retiro tranquilo, especialmente para quienes cargaron sobre sus hombros el peso más duro del trabajo.