Milei y le economía de mercado que no fue
El superávit primario se explica por mayor presión fiscal sobre el sector privado y una fuerte licuación del gasto estatal.
Nunca deja de sorprenderme el hecho de que la opinión pública, no solo cree en el discurso de los políticos -aun sabiendo que nunca cumplen- sino que, para remate, cuando se encuentran frente a la realidad, que no coincide, o la esconden o, aun peor, la desvirtúan, desdibujan o intentan justificarla con tal de no tener que admitir que los hechos están lejos del discurso que aplaudieron. No por nada se le atribuye a Ricardo Balbín el dicho según el cual “lo que al político le sirve para la campaña, no le sirve para gobernar.”
Milei es un caso paradigmático. Su discurso -tan aplaudido en Davos, por caso- estuvo lejos de ser excelente pero iba en la dirección de una economía de mercado libre. Ahora, “del dicho al hecho hay un enorme trecho”. Aparentemente lo que ha sucedido es que, dada la necesidad electoral y operativa -ante la falta de cuadros propios con experiencia en el intrincado laberinto del Estado argentino- tuvo que aliarse con Macri y no supo -por flojedad intelectual- distinguir la paja del grano y aceptó de lleno el estatismo, propio del macrismo, que llevó al gobierno de ex presidente al fracaso más sonado, perdiendo la reelección por el voto castigo.
El actual presidente, de su frases “los impuestos son robo” y “el Estado es el enemigo” pasó al tan aplaudido “equilibrio fiscal” que ninguno de sus fans se atrevió a explicar. El destacado economista liberal Roberto Cachanosky señala que, según los datos que publica la secretaría de Hacienda, los ingresos tributarios de enero 2024 aumentaron 256,9% interanual. Es decir, levemente por sobre la inflación del 254,2%. Por su parte, los gastos primarios aumentaron el 114,6% interanual.
Así, obviamente, el superávit primario se explica por mayor presión fiscal sobre el sector privado y una fuerte licuación del gasto estatal. Por caso, las jubilaciones y pensiones subieron el 119,3% y los subsidios económicos solo el 27,5%, señala Cachanosky, lo cual refleja un ajuste sobre el sector privado pagando lo que corresponde el boleto, pero sin menor presión tributaria.
Al mismo tiempo, y siguiendo la línea ideológica de Luis Caputo, se comprometió fuertemente a pagar todas las deudas financieras estatales. ¿Por qué? Por que quiere seguir financiando al Estado al ritmo del FMI que, al contrario de lo que creen muchos, es un organismo multi estatal dedicado, precisamente, a otorgar préstamos a Estados fallidos -a los que los privados se niegan a prestarles por insolventes- para que sigan adelante y no se reconviertan a economías de mercado eficientes.
Es un juego de dudosa moral el de la deuda financiera del Estado, ya que sus prestamistas le dieron fondos a sabiendas de que estaba ostensiblemente quebrado, con la esperanza de que el gobierno esquilmara -con impuestos- a sus ciudadanos hasta el infinito con tal de devolverles lo prestado.
Es una negra ironía que, mientras una persona privada jubilada que toda su vida aportó de buena fe para capitalizar sus ahorros y luego recibir una renta, se encuentre hoy cobrando unos USD 150, que no le alcanzan ni para comer, mientras que muchos se enriquecen, vendiendo bonos del Estado que compraron a un bajo precio hoy aumentado por la promesa de Milei de pagarlos al 100%. Por caso, el siguiente gráfico, de Invecq, muestra la evolución muy positiva de los Bonares y Globales a pesar del bajón al caerse la sanción de la ley Bases:
Así, destruyendo al sector privado -lo que el establishment quiere disimular diciendo que es necesario pasar por un período duro- ha logrado una fuerte recesión como muestra el siguiente gráfico de Invecq, en la comparación mes con mes anterior y con el año anterior:
Y, como consecuencia directa, aumentó significativamente la pobreza llevándola al 57,4% de la población. Milei consiguió aumentar el número de pobres un 2%; empujó a 5.8 millones de personas de la clase media a la pobreza y a 2.5 de personas de la pobreza a la indigencia:
Por cierto, no puedo asegurar que estos cálculos de la UCA sean precisos, pero sí es cierto, claramente, que la pobreza aumentó fuertemente.
Así las cosas, muchos analistas empeoraron sus expectativas y ahora auguran una caída del PBI en 2024 del 3.5%. Personalmente, como no soy adivino, me abstengo de hacer cálculos tan precisos pero es obvio que la economía va por mal camino, y no es debido a “un ajuste necesario” como pretende el establisment, la derecha conservadora sino por ir contra las reglas del mercado.
Por cierto, las hasta ahora pocas desregulaciones no solo que no están siendo suficientes para revertir el mayor peso del Estado -el estatismo- sobre el sector privado, sino que de seguir por este camino se formará una bola de nieve -con caída de la recaudación por baja en la actividad- que no podrá revertir. Quizás logre un achicamiento, en términos absolutos, del “enemigo” (según el discurso de quién hoy lo dirige) pero el sector privado caerá más con lo cual, irónicamente, el tamaño del Estado crecerá en términos reales, relativos.
Queda la esperanza de que vuelva a su discurso, no tan excelente pero en la dirección correcta y adopte una economía de mercado libre, liberando, disminuyendo el peso estatal sobre el sector privado.
Para ello debería empezar por reconocer que, según las reglas del mercado, el Estado está quebrado y, entonces, debe llamar a "convocatoria de acreedores" y acordar los pagos posibles en un marco innegociable: baja de impuestos, cero (sobre) emisión y devolución de deudas legítimas primero como la que se tiene con los jubilados que, por cierto, de ninguna manera puede considerarse un gasto sino la devolución de una enorme obligación con las personas que aportaron fondos para su capitalización.
Así, la economía empezaría a crecer desde el primer instante, en un circulo virtuoso que redundaría en mayor recaudación, más consumo y más inversión y, entonces, la posibilidad de devolver más deuda, incluso aquella con quienes le prestaron al Estado.