Finalmente, el único y definitivo juez, el mercado (o sea, los millones de personas que componen una sociedad) confirmó lo que anticipamos en la nota anterior: la recesión se profundizó como consecuencia directa del aumento del peso del Estado, en particular, la presión impositiva sobre el sector privado.

El oficialismo alardea de que el EMAE tuvo un aumento interanual del 2,3% y dice que es el comienzo de la salvación. Lo que demuestra que, consciente o inconscientemente, no creen en la recuperación ya que están mostrando un cuadro que es, en general, fuertemente negativo si se netea el 103% de aumento del sector agrícola ganadero, hecho meramente circunstancial que se compara con la sequía del año pasado.

La realidad es que el Estado crece

El consumo masivo cayó 12,5% interanual en junio y se profundizó la baja respecto a mayo, según la consultora Scentia. Pero no solo el consumo, toda la producción en general -la metalúrgica, por caso, con una caída del 17,3% tuvo el peor junio desde las cuarentenas- de hecho, en los primeros meses de Milei se perdieron más de 170 mil puestos de trabajo registrado entre diciembre del 2023 y abril de 2024, y se perdieron en total 7.860 empresas, según el Centro de Economía Política Argentina.

Ahora, entre marzo de 2024 y diciembre de 2023 se eliminaron más de 29.700 puestos de empleo en el sector público. Aunque estas estadísticas están algo atrasadas, la tendencia es clara: la “motosierra” es más propaganda que realidad, ya que el recorte de los empleados públicos va muy por detrás de la caída en el sector privado y lo que importa, precisamente, es la relación entre el mercado (privado) y el Estado, y resulta que aumentó la relación de empleados públicos por cada uno en el sector privado.

A ver, EE.UU. tiene un Estado mucho más grande que el de Argentina, pero progresa más porque es mucho menor en relación a su sector privado. Del mismo modo, no es suficiente con bajar impuestos en términos absolutos sino en relación con el sector privado. Pero para peor, los impuestos suben al tiempo que se reduce el mercado, es decir, que la presión fiscal aumenta por los dos lados: por aumento de recaudación sobre una base imponible menor.

Caputo anunció que el sector público nacional terminó junio con un superávit de $238.000 millones, gracias al aplazamiento del pago a las energéticas. Así, todo el primer semestre tuvo un excedente fiscal de 0,4% del PBI, y primario de 1,1% siendo que el gasto primario se redujo 32% en términos reales.

En tanto que la recaudación tributaria presentó un crecimiento de 226,7% interanual explicado principalmente por la variación del Impuesto PAIS y los ingresos correspondientes a los Aportes y Contribuciones a la Seguridad Social (236,2%), lo correspondiente al Impuesto a las Ganancias (213%), al IVA neto de reintegros (196,9%), y los Débitos y Créditos (277,5%).

Si tenemos en cuenta que el IPC subió 271,5% interanual se nota una caída de la recaudación inquietante a seis meses de gestión. En junio, el derrumbe fue del 14% y amenaza el superávit que pretende Caputo. Como señalan desde Invecq, el informe del IARAF confirmó la profundidad de la recesión: los impuestos vinculados al consumo registraron la principal caída. Solo de IVA, la baja registró 20.6% en términos reales.

Y sin dudas hay que tener en cuenta lo que dice Roberto Cachanosky, qué hubiese pasado si no hubiese existido el impuesto PAIS ya que en 4 de los 6 meses superó al superávit financiero ¿Podrán reducirlo en septiembre como dijo Caputo? 

La realidad es que el Estado crece

Por su lado, la suba del IPC de junio fue 4,6% m/m (217,5% interanual) según el INDEC. De esta manera, vuelve a acelerarse comparando con el 4,2% en mayo. Lo anterior era esperable y es consecuencia del ajuste en algunos precios regulados, no libres. Ahora, como bien señaló Lilia Lemoine y la refrendó Milei, suba del IPC no es la inflación, y esto no es un dato menor porque lleva a grandes confusiones que hasta al mismo Caputo marean.

A ver, si el mercado de cambios fuera realmente libre, podríamos observar que, frente a un fenómeno inflacionario, los precios en dólares no varían, es decir, los precios no varían, sí aumenta la cantidad de pesos necesarios para equiparar esos dólares, es decir, se deprecia el peso por exceso de emisión y es esta la definición de la inflación, como bien explica la Escuela Austríaca de Economía (EAE).

De hecho, buena parte de la suba del IPC durante la gestión actual se debió a la liberación de precios y tarifas -y quita de subsidios- que subieron significativamente, pero eso solo significa reacomodamiento de precios, ergo, de consumos, que debió haber sido compensada con la baja de impuestos con los que se solventaban los subsidios. Pero esa baja no ocurrió, por el contrario, las cargas fiscales aumentaron provocando una fuerte recesión.

Insólitamente, aunque Milei refrendó esta afirmación de Lilia Lemoine, Caputo la desconoce. Como cree que la inflación es la suba del IPC, le teme mucho a liberar el mercado cambiario y que el dólar trepe hasta el blue y eso se traslade a precios, es decir, que se desate una gran “inflación”. Así, el Gobierno dijo que “dejará de expandir su base monetaria” como parte del plan para combatir la inflación con un mecanismo falaz.

Según Inveq, la base monetaria desde que empezó el gobierno creció en $11,9 billones, principalmente por la emisión de pesos para la compra de dólares, con el fin de aumentar las reservas internacionales. Luego, el pago de intereses por intereses de los pases ($ 12,6 bn), los PUTS ejecutados ($12,9 bn) y $7,6 bn por la esterilización de pasivos. El gobierno había puesto como fecha desde el 22 de julio para que dos fuentes de emisión, como es la esterilización y los intereses, desaparezcan en el neto. Ahora el BCRA les recompró a los bancos el 78% de los puts lo que despejaría otra vía de potencial emisión.

La realidad es que el Estado crece

 Pero ¿Cómo el gobierno “dejará de expandir su base monetaria”? Según ellos “la última canilla” es la emisión para comprar los dólares de los exportadores. Hoy quien exporta está obligado -faltando el gobierno a su supuesto amor por la libertad- a venderle sus dólares al BCRA -al cambio oficial- que los compra emitiendo moneda. De ahora en más, el BCRA absorberá estos pesos emitidos vendiendo parte de esos dólares en el CCL.

Por cierto, como me recordó Gabriel Zanotti, "...El control de cambios no es, en realidad, sino un nuevo paso por el camino que conduce a la implantación del socialismo” escribió uno de los más destacados exponentes de la EAE, Ludwig von Mises. Milei dice que el MULC lo obliga a emitir. Pues si libera el mercado de cambios, con un simple decreto, el BCRA no tendría que emitir para comprar dólares.

El error consiste en no comprender lo que señala la EAE, la inflación es exceso de emisión en tiempo real, es decir, una vez hecha la emisión instantáneamente se produce la inflación, aunque luego se mantenga constante la base monetaria, por ejemplo, en base a ventas de CCL. Como me recordó Daniel Garro, Mises decía que además eso distorsiona precios relativos dado que entra al mercado por un lado y sale luego de un tiempo por otro.

 Y, por cierto, el mercado no le creyó al gobierno y, si bien el blue cayó algo el lunes posterior al anuncio de Caputo, luego no dejó de trepar mientras que todos los otros valores argentinos cayeron y el riesgo país subió.