La dos caras de Brasil: tras el triunfo, Lula tendrá por delante el desafío de la gobernabilidad
El presidente electo ganó la votación por un margen muy escaso y gobernará con la mitad del país en contra. "Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy". Bolsonaro, por su parte, mantendrá su fuerza en estados representativos.
Luiz Inacio Lula Da Silva fue elegido ayer como nuevo presidente de Brasil en una elección que quedó en la historia por la mínima diferencia que hubo entre ambos participantes. El líder del Partido Trabajador se impuso por 50.9 a 49.10. Solo 2 millones de personas de diferencia en una votación en la que participaron casi 125 millones de brasileños.
El presidente electo superó por escaso margen al actual primer mandatario, Jair Bolsonaro. El nuevo presidente asumirá su rol desde el 1 de enero y tendrá como principal desafío la gobernabilidad.
Al igual que en la primera vuelta, el oficialismo puso a cargar primero los datos de los estados en favor del actual presidente. Y, de esa manera, Bolsonaro estuvo al frente durante el 66 por ciento de la carga del escrutinio. Fue recién a las 18.44 del domingo que Lula pasó al frente y fue aumentado de manera mínima la distancia hasta alcanzar el 50.9 por ciento de los votos.
Tras el resultado del balotaje quedó expuesto que hoy Brasil está dividido en dos. Esta será la primera vez que Lula se enfrenta a un país quebrado políticamente ya que en 2002 ganó la segunda vuelta con el 61 por ciento de los votos tras arrasar en la primera vuelta pero no lograr superar el 50 por ciento. Algo que repitió en 2006 con el 60.8 de los votos.
De esta manera, Lula volverá al poder tras doce años luego de ser presidente entre 2003 y 2010. Se trata, sin dudas, de un resurgimiento político de un líder no solo a nivel local sino también una referencia gigante para América del Sur.
En sus primeros años de presidencia, Latinoamérica giraba políticamente en una misma dirección. Hoy la situación es otra. Sin embargo, la llegada de Gabriel Boric a Chile y de Gustavo Petro a Colombia comenzó a reacomodar el mapa en una dirección de mayor contención continental.
“Intentaron enterrarme vivo y aquí estoy”, aseguró como parte de su primer discurso luego de ser electo. Y agregó: "Gobernaré para 215 millones de brasileños y no solo para los que votaron por mí".
Claro, el resultado deja expuesto el problema de gobernar en un país dividido algo a lo que Lula le apuntó de entrada: "No hay dos Brasil. Hay un solo pueblo, una sola nación. A nadie le interesa vivir en un país dividido en permanente estado de guerra. Estas personas están cansadas de ver al otro como un enemigo. Es hora de deponer las armas que nunca debieron empuñarse".
Se trató de una jornada electoral que contó con diversos hechos de violencia política. Con denuncias por obstaculización de votantes, represión policial en Bahía, el estado más a favor del referente del PT, y el caso más resonante de una diputada bolsonarista que fue filmada mientras apuntaba un arma contra seguidores de Lula.
En Twitter uno de los temas más comentados fue “Golpe de Estado” en referencia al uso de la maquinaria pública de seguridad supuestamente a favor del oficialismo. De hecho, la policía de Bolsonaro armó un 70 por ciento de bloqueos más que en la primera vuelta.
Lo que resta por ver es cómo recibirá el impacto Bolsonaro, quien tendrá por delante dos meses como presidente en salida, pero con presencia fuerte en diferentes estados y en parlamento local.