El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, anunció la reactivación de la emergencia sanitaria internacional debido a la aparición de una nueva cepa más letal de viruela símica, también conocida como viruela del mono o mpox. "La situación debería preocuparnos a todos", afirmó Ghebreyesus en una conferencia de prensa tras reunirse con el comité de emergencia de la organización.

La nueva cepa, detectada inicialmente en la República Democrática del Congo (RDC), se ha propagado rápidamente a otros 15 países de África en pocas semanas, lo que motivó la declaración de emergencia. La OMS alerta sobre la gravedad de esta variante, que presenta una tasa de mortalidad estimada en 3,6%, y subraya la necesidad de un control riguroso para evitar su expansión a nivel mundial.

En este contexto, es fundamental analizar cómo se presenta la situación en Argentina. Según el último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) del Ministerio de Salud, desde la Semana Epidemiológica 1 (SE1) hasta la SE31 de 2024, se han confirmado 5 casos de mpox en el país, de un total de 39 notificados. Afortunadamente, no se han registrado fallecimientos en lo que va del año, aunque en las últimas semanas se detectaron 3 nuevos casos.

Los casos confirmados en Argentina se caracterizan principalmente por la aparición de exantemas vesiculares en varias partes del cuerpo, fiebre y mialgias. La mediana de edad de los afectados es de 34 años, siendo la mayoría hombres, con residencias en la Ciudad de Buenos Aires, Buenos Aires, Santa Fe y Río Negro. Tres de estos casos presentan antecedentes de viaje o contacto con viajeros, mientras que uno de ellos está en investigación epidemiológica.

A nivel global, la OMS ha registrado 99.176 casos confirmados de mpox desde enero de 2022 hasta agosto de 2024, distribuidos en 116 países, con 208 muertes reportadas. Aunque se observó una leve disminución del 3% en el número de casos mensuales a partir de junio de 2024, la situación en África es alarmante, concentrando el 60,7% de los casos recientes, seguido por las Américas con el 18,7%.

La OMS ha identificado que la mayoría de los afectados globalmente son hombres de entre 18 y 44 años, muchos de los cuales se identifican como hombres que tienen relaciones sexuales con hombres. Este dato es relevante para la prevención y el control del virus, ya que las vías de transmisión más reportadas están asociadas a contactos sexuales en eventos sociales.

En cuanto a los síntomas, la viruela símica se presenta con fiebre, dolor de cabeza intenso, dolores musculares, fatiga y erupciones cutáneas que pueden convertirse en lesiones dolorosas llenas de pus. Estas lesiones suelen aparecer en la cara, manos, pies y en algunas zonas genitales. Es fundamental que, ante la presencia de estos síntomas, las personas afectadas se aíslen de inmediato y consulten a un profesional de la salud para recibir atención adecuada y evitar la propagación del virus.

El tratamiento se enfoca principalmente en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones. Es clave seguir las recomendaciones sanitarias, como evitar el contacto cercano con personas infectadas, utilizar equipos de protección personal (como guantes y mascarillas) y mantener una higiene rigurosa, lavándose las manos con frecuencia y desinfectando superficies. La vacunación también es una medida preventiva para aquellos que estén en mayor riesgo.

En Argentina, el seguimiento de la viruela símica ha sido exhaustivo desde la detección del primer caso en 2022, cuando se confirmaron 1.025 casos y dos muertes. En 2023, el número de casos disminuyó a 124, sin registrarse fallecimientos. Este control ha sido clave para evitar un mayor impacto en el país, aunque la reemergencia de la cepa más letal en África pone en alerta a las autoridades sanitarias.

El cambio de denominación de "viruela del mono" a "mpox" por parte de la OMS en noviembre de 2022 buscó evitar el uso de un lenguaje estigmatizante, reflejando un enfoque más inclusivo en la comunicación sobre la enfermedad. Este cambio también se adoptó en Argentina, donde las autoridades continúan trabajando para mantener bajo control el brote y prevenir su propagación.

Con la nueva emergencia declarada por la OMS, la situación demanda una respuesta coordinada a nivel internacional y un monitoreo constante de los casos en el país, en especial ante el riesgo de que la nueva cepa detectada en África pueda llegar a América Latina.