Alejandro Muszak, quien hasta hace poco disfrutaba de la libertad bajo fianza, no podrá continuar su vida en libertad mientras avanza la investigación en su contra. El CEO de la fintech Wenance, acusado de liderar una millonaria estafa, volverá a la cárcel tras la decisión de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de revocar el fallo que le permitía enfrentar el proceso en libertad. La fianza que había sido impuesta fue nada menos que de 500 millones de pesos, pero los jueces consideraron que no era suficiente para evitar los riesgos de fuga o entorpecimiento del proceso.

La acusación principal que enfrenta Muszak involucra a más de 500 damnificados que invirtieron en la fintech, con la promesa de obtener altas tasas de interés sobre créditos otorgados a personas fuera del sistema bancario. Según el fallo judicial, el esquema no solo consistía en un negocio insostenible, sino que tenía características de una "estafa piramidal", una acusación que no es nueva en este tipo de fraudes financieros.

Pero Muszak no está solo en la causa. Junto a él, Paola Adriana Vallone, Pedro Luis Viggiano y Rodolfo Cleto García también enfrentarán nuevamente la cárcel, después de que la Cámara ratificara su procesamiento. Se los acusa de formar parte de una asociación ilícita que, según la jueza Paula González, estaba estructurada para engañar a centenares de personas a través de préstamos personales con tasas altísimas.

Los movimientos patrimoniales del CEO son una parte clave de la investigación. Muszak no solo fue acusado de defraudar a pequeños inversores en Argentina, sino que su fortuna creció exponencialmente, levantando más sospechas. Entre 2016 y 2023, el empresario no solo compró propiedades en zonas exclusivas como Nordelta y la Avenida Libertador, sino que también acumuló una llamativa colección de autos de lujo. Desde Ferraris hasta Porsches, su garage parece más un showroom que el estacionamiento de un empresario fintech.

Además de las investigaciones en Argentina, Muszak también está siendo investigado en España y Uruguay, donde Wenance tenía sucursales y, al parecer, replicaba el mismo modelo de negocios. Según la Cámara, el CEO de Wenance violó reiteradamente las órdenes de no contactar a los denunciantes, lo que terminó sellando su destino: un regreso inminente a la cárcel.

El modus operandi de Wenance estaba basado en la captación de fondos a través de fideicomisos, alimentados por pequeños inversores que, con la promesa de retornos en dólares, confiaban sus ahorros. Sin embargo, a medida que los pagos de los créditos se hacían cada vez más difíciles de cumplir, Muszak y su equipo siguieron buscando nuevos fondos para tapar los agujeros financieros. Esta práctica, típica de un esquema piramidal, es la que hoy sostiene la acusación más fuerte en su contra.

En paralelo a las investigaciones por fraude, Muszak también enfrenta una causa por lavado de activos, que fue transferida recientemente al Juzgado N.º 3, bajo la órbita del juez Daniel Rafecas. Esta causa añade aún más presión sobre el empresario, quien, según los fiscales, tiene un patrimonio que difícilmente podría justificar solo con los ingresos de su negocio.

El caso de Wenance es una nueva mancha en el historial de escándalos financieros en Argentina, un país donde los fraudes piramidales y las estafas a inversores parecen ser una constante. Aunque Muszak se presenta como un visionario de la “libertad financiera”, la Justicia tiene una visión muy distinta sobre sus métodos y su éxito.