El peronismo bonaerense avanza con el reagrupamiento de tropas de cara a lo que será un nuevo frente de batalla como parte de una guerra interna que, hoy por hoy, no encuentra solución. Las diferencias hacia adentro del movimiento crecen a diario. Lo que está en juego es la conducción, la reorganización de un partido que hoy intenta reducir el margen de error para volver a ser gobierno a nivel nacional y consolidar la base de su fuente de poder central: la provincia de Buenos Aires.

Las diferencias entre el kicillofismo y La Cámpora son notorias. Y desde la dirigencia cercana al gobernador no hacen mucho para disimularlo. Sucede, según cuentan desde adentro, que al no tener la posibilidad de dar la discusión a puertas cerradas “no queda otra que exponer lo que pasa porque sino nos hacemos amigos de perder todas las elecciones y eso no le sirve nadie”.

Como parte de la pelea por la conducción, el kicillofismo empuja al gobernador para posicionarlo como el principal referente opositor al presidente Javier Milei. La intención choca con el rol de Cristina Fernández de Kirchner, quien mantiene un liderazgo que no está discusión, pero que genera sus matices. “Nadie critica a Cristina. Nos dio mucho. Pero tenemos que potenciar a un nuevo referente”, asegura otra fuente bonaerense.

Lo dicho refuerza lo manifestado meses atrás por el propio Jorge Ferraresi, jefe comunal de Avellaneda, y principal armador político de Kicillof. “Una cosa es conducir y otra, liderar. Se puede tener un líder, Cristina es una líder natural para gran parte de la sociedad, pero necesitamos a alguien que conduzca el movimiento y eso hay que construirlo”, expresó el intendente como parte de las famosas "nuevas canciones" que busca componer el kicillofismo.

Intérpretes

La dirigencia que acompaña al gobernador bonaerense tiene en claro que para consolidar el camino de Kicillof necesita agrupar a todos aquellos que hoy se sienten ajenos a La Cámpora. Es por eso que Ferraresi mantiene de manera semanal encuentros con diferentes referentes territoriales a los que les promete una puja en favor de volver a abrir la discusión interna del peronismo.

La intención de generar una corriente interna capaz de generar la fuerza necesaria para sentarse en la mesa de lo que será la negociación rumbo al 2025: una rosca que incluye desde la conducción del partido a nivel bonaerense, los puestos en las listas para el Congreso y la Legislatura bonaerense y también futuras candidaturas camino al 2027 a nivel nacional, provincial y municipal.

Como parte de esta acción el jefe comunal de Avellaneda sumó en las últimas horas el respaldo de una nueva corriente interna: Peronismo Bonaerense. Se trata de aquellos dirigentes que quedaron huérfanos de conducción tras el salto de Daniel Scioli a las filas libertarias como secretario de Turismo, Ambiente y Deportes. Entre ellos, varios integrantes de su gabinete durante su época como gobernador: su mano derecha, Alberto Pérez, Oscar Cuartango (Trabajo), Nora de Lucía (Educación) y el exdiputado marplatense Rodolfo Manino Iriart.

Viudas e hijos del peronismo residual: Kicillof recicla a los postergados y abandonados

Los exsciolistas buscan colarse por dentro del armado en favor de Kicillof con la intención de conseguir aquello que no pudieron en su momento: formar parte de las listas o, al menos, dar la pelea en una PASO. El nuevo armado tiene fecha de presentación para este viernes en la sede del Sindicato de Empleados de Comercio de Lanús y Avellaneda, que comanda Orlando Machado.

“Daniel fue uno de los grandes gobernadores que tuvo la provincia, pero ahora eligió otro camino y nosotros no tenemos nada que ver con eso. Tendrá sus motivos, pero no voy a salir a hablar mal del tipo que siempre estuvo en los lugares donde se lo necesitó. Y menos ahora”, le dijo a Data Clave uno de los sciolistas desencantados.

De esta manera, Ferraresi suma otro poroto en favor de Kicillof a través de su otrora rival interno a nivel local: Cacho Álvarez, el exbarón de Avellaneda con quien estuvo enemistado durante varios años pero con quien hoy tiene un objetivo común: correr a La Cámpora de la conducción.

Cabe mencionar que en las últimas horas, el jefe comunal de Avellaneda también se reunió con Juanchi Zabaleta y Gustavo Aguilera, exintendente de Hurlingham y expresidente del PJ de San Fernando, respectivamente. Ambos dirigentes vienen dando la pelea con Fernando Gray (Esteban Echeverría) como principal referente en la puja contra La Cámpora. 

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Ferraresi viene de generar fuertes lazos con otro grupo de postergados: los exbarones de Tres de Febrero y Merlo, Hugo Curto y Raúl Othacehé, con quienes ya compartió diferentes encuentros. Se trata de dos históricos que todavía tienen relevancia política propia en sus distritos y que, a la vez, pueden generar ciertos roces internos con los referentes actuales: Juan Debandi y Gustavo Menéndez. 

Lo cierto es que en el plan de sumar músculo, el jefe comunal también recibió a diferentes exintegrantes del kirchnerismo más duro: el exvicepresidente Amado Boudou, el exjefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina; y el exministro de Obras Públicas, Julio De Vido.