Tras armar la difusión virtual de los discursos de odio libertario, Cerimedo se enfrenta a la justicia
Las redes sociales fueron campo fértil para instalar violencia discursiva. Hacerlo no fue ni espontáneo ni individual. En Argentina y en los últimos dos años, el responsable de la estructura que dio cobijo y recursos a una red de influencers de redes es el titular de Madero Group y Numen Publicidad. El hombre que hasta hace poco tiempo era taxista y que hoy maneja millones, fue uno de los mayores aportantes a la campaña de Javier Milei. Hoy es blanco de una denuncia judicial promovida por Malena Galmarini. ¿Que son los trolls, los bots, como se organizan y como funciona el actual presidente dentro de esa estructura virtual?
Javier Milei fue sancionado por twitter y acusado de troll. Fue en mayo de 2023 y la red, que ya era propiedad de su actual amigo Elon Musk, decidió "shadowbanearlo", una especie de condena al ostracismo y al silencio porque el entonces candidato posteaba tan compulsivamente y de modo tan agresivo, que le aplicaron los reglamentos de uso de la red social por su modo de uso tan similar al de un troll.
El término "troll" designa a las personas que publican mensajes provocadores, polémicos o fuera de tema en foros y redes sociales. Muchos lo hacen con su nombre y foto real y otras veces -las más frecuentes- escudados tras un nickname y con una foto falsa. Son personas reales que a veces se manejan de manera autónoma y otras responden a grupos y organizaciones que tienen un fin preciso: instalar fake news, demoler un candidato, o en el ámbito mercantil boicotear una marca cuando ese ejército es contratado para un fin comercial. En estos tiempos suele confundirse el modo con el de los bots, que son programas automatizados que simulan interacción humana en las plataformas de redes sociales.
El presidente de la Argentina publica un promedio de 300 posteos diarios. Esas publicaciones son reposteos de sitios o personas que lo ponderan, muchas que denostan a otros, y algunos mensajes propios en los que sus modos -muchas veces guarangos o violentos- están muy por fuera del estilo que debería tener un presidente.
El shadowban, cuya traducción sería "baneo en las sombras", es una política de bloqueo disimulado de cuentas que son reportadas como tóxicas para el resto de la comunidad. No hay preavisos ni alertas: X deja de sugerir sus post. No aparecen en el buscador a menos que se conozca cada uno de los caracteres y terminan posteando a nadie. Eso le pasó a Milei y se quejó por ello, precisamente, en un TW.
La sanción le valió por una larga lista de agravios brutales, entre los que solo tomaremos algunos:
- A Matías Kulfas le dijo “pedazo de mierda, por qué no estudiás, h.d.p.”.
- A Horacio Rodríguez Larreta, “zurdo de mierda, te aplasto, sorete, gusano arrastrado, pelado asqueroso de mierda”.
- A Axel Kicillof, “enano diabólico”.
- A Mauricio Macri, “pelotudo”; y a su gabinete económico, “torre de estiércol, pedazo de mierda”.
- A Martín Guzmán, “inútil, no decís un porongo, mentiroso h.d.p. y la c. de tu madre”.
- Al premio Nobel Joseph Stiglitz, “pelotudo”.
- A la diputada Gladys González, “por qué no te vas a la c. de tu madre”.
- A la diputada Gabriela Estévez, “h.d.p., la c. de tu madre, pedazo de mierda”.
- A Wado de Pedro, “sorete”.
- A Gerardo Morales, “parásito de mierda, la c. de tu madre, chorro h.d.p.”.
- A Fernando Iglesias, “tontito, bobito, pedazo de pelotudo, te hacés el boludo, la c. de tu madre, estúpido, idiota”.
- A Leandro Santoro, “chorro y burro”.
- Al legislador Daniel Lipovetsky, “parásito chupasangre”.
Y más, y más. Una costumbre que no modificó cuando llegó a la Casa Rosada, que trajo conflictos internacionales por sus bravatas contra mandatarios extranjeros y que vulneró la sensibilidad de miles, como cuando se burló de un gobernador modificando sus rasgos como si tuviera Síndrome de Down.
"Yo soy producto de redes y me comunico directo con la gente. Eso me permite estar rápido de reflejos, ver dónde están los problemas y trabajar para solucionarlos”, se definió a él y su método. "Las uso en el desayuno, en el almuerzo, a la tarde en la merienda y a la noche es cuando más las uso. Arranco en la cena y termino tarde buscando información y consiguiendo cosas. Soy muy activo, pero en momentos, no son horas donde la gente está trabajando”, detalló en Radio Mitre.
Medios, mediadores y recursos
Milei tiene un estilo propio como marca en el orillo para su vida y sus maneras. Pero a esos naturales recursos propios, se los formateó y acompañó con una estrategia precisa de construcción política y su comunicación.
En la actualidad detrás de la estrategia está el funcionario sin nombramiento Santiago Caputo, creador de la cuenta "Oficina del Presidente" y quien se escondería detrás del perfil de X "enfant terrible". De él depende Juan Pablo Carreira, el joven Director de Comunicación Digital conocido como Juan Doe en las redes sociales, y uno de los socios (al menos en los papeles) de Madero Group, el conglomerado de medios de Fernando Cerimedo.
El periodista Hugo Alconada Mon, en entrevista del 8 de mayo de 2023 para el diario La Nación, le preguntó al titular del conglomerado mediático y de la agencia Numen:
-¿Tiene usted trolls?
-Sí, un montón
–¿Por qué admite que tiene trolls?
–Porque la realidad es que la gente sabe que existen. ¿Por qué vamos a mentirle? Entonces, es mejor que la gente sepa quién crea y usa trolls o cómo se hacen y que entienda las reglas del juego.
Cuando Milei aún estaba en campaña, hizo una última entrevista en vivo y directo en el canal A24, con el periodista Esteban Trebucq. Allí habló de su influencia en el universo de las redes sociales:
“¿Alguien vio las métricas de ese tweet? Tiene más de 250 mil likes. Tiene casi 16 millones de impresiones. Solo en mi cuenta de Instagram el posteo tiene 1 millón de likes. ¡Ey! Lo que quiero decir es, así como hay un salame o tres salame (sic) opinando desde una computadora, ¿sabes qué? Mientras que esos miran a la señorita por Internet, yo estoy en el medio de sus sábanas".
Si alguien se tomara la tarea de ver quien es cada uno de los que cliqueó esos "me gusta" que lo hacen sentir tan ganador, comprobaría que se trata de cuentas con nombres que suenan extranjeros, de locaciones en Asia o África, que no tienen más que un seguidor y ninguna publicación. Son bots. Son cuentas detrás de las que no hay ninguna persona, solo una recreación virtual, un ejército de nada. Cerimedo, en entrevista a Infobae, admitió haber creado o comprado y controlar decenas de miles de esas cuentas que se suman a las cuentas de trolls.
Esas miles de cuentas están al servicio de fines precisos: instalar una fake news, atacar a algún dirigente o referente, descalificar, amedrentar o directamente insultar a quienes se oponen a las políticas oficiales, e incluso a aquellos que esbocen alguna crítica tibia. De Lali Espósito a Juan Grabois; de Ofelia Fernández a Estela de Carlotto, periodistas, políticos, artistas e incluso colectivos como "el feminismo" o "los kirchneristas" son víctimas de estos ataques organizados como piraña, demoledores por lo violentos y por esa razón muchas personas, como Mirtha Legrand, eligen no opinar para no ser blanco de estos ataques.
Las cuentas troll se aúnan en el discurso de los que son "influencers" de redes. Son estos los que responden a una estructura precisa que decide a quién, cómo, cuándo y con qué atacar, o que fake instalar. La manada de voluntariosos trolls sin sueldo siguen por pura pulsión de pertenencia. Ese afán de ser parte del clan estuvo desde mucho tiempo atrás configurado por los constantes mensajes de odio, de separación entre "ellos y nosotros", por la frustración personal de cada tuitero, e incluso por la misma pandemia: un tiempo en que hubo tiempo de sobra para instalarse frente a una pantalla y ser bombardeado por un relato de identificación y furia. Por eso, cuando muchos dicen "a mi no me pagan", es cierto, lo que no signifique que sea funcional como troll para intereses ajenos.
Las cuentas "verificadas" hacen lo suyo. ¿Qué es eso? Son las que tienen una tilde azul. Para conseguirla, hay que pagar unos 18 dólares mensuales, lo que permite algunos beneficios: por caso, ser punteros entre los cientos de comentaristas de una publicación. Si las que puntean son verificadas y con un discurso idéntico, por repetición, instalan el concepto en quien lee y para cuando llegan genuinos comentarios de cuentas comunes, sin tilde, el lector ya se cansó de leer; por lo que cree que por unanimidad, todos piensan del mismo modo que los primeros.
Las cuentas con tilde azul, además, se monetizan: pasada determinada cifra de seguidores, cada posteo tiene un valor y un rédito. Milei, con casi tres millones de seguidores y aunque debería tener tilde gris, el que corresponde a personas con roles de Estado, tiene tilde azul; por lo que cobra por cada tuit.
Nada de esto se hace sin dinero ni recursos.
Todos los influencers, de quienes dimos cuenta en varias notas de Data Clave, se obstinan en decir que lo hacen en total gratuidad, aunque teniendo en cuenta que muchos de ellos tienen puestos en el Estado, como Iñaki Gutiérrez, Eugenia Rolón, Juan Pablo Carreira o Agustín Romo, o se muestran transitando los pasillos de la Rosada de manera constante como Ezequiel Acuña, Mariano Pérez, Daniel Parissini o Franco Antúnez para citar solo algunos, es difícil creer que no reciban algún tipo de compensación. La interacción entre ellos es constante, se republican, instalan y generan tendencia, y buena parte de ellos tiene espacios de contenido en los diferentes medios de Madero Group de Cerimedo.
Cerimedo es, además, uno de los mayores aportantes económicos de la campaña de La Libertad Avanza, y sostiene que toda su estructura está a disposición del presidente de manera gratuita. Lo que no explica es como si hasta hace poco más de cuatro años era un taxista marplatense, con una causa a cuestas por estafa, logró en tan poco tiempo tan cuantiosa fortuna como para instalar su multimedios en la torre más cara de Puerto Madero, trabajar gratis y encima aportar para la campaña. De su historial también dimos cuenta en Data Clave que es, por cierto, desopilante y peligroso.
Precisamente esta cronista, en los últimos días, fue amenazada por Cerimedo y su bravata fue reposteada por cada uno de los influencers estrella, y viralizada por buena parte de sus seguidores, oficiando como trolls, como puede verse en la captura del post de "Traductor", un rosarino que encabeza también la campaña virtual contra Sergio Massa y Malena Galmarini.
La denuncia que lo compromete
Estos discursos de odio propiciados desde estas cuentas que responden al pensamiento libertario en general, y que defienden a Milei ciegamente en particular, no solo generaron campañas de hostigamiento de las que se hicieron eco personas y medios que las replicaron como verdades instaladas, sino acciones directas fuera del territorio virtual.
Insultos callejeros, violencia, despidos o cancelaciones que cada uno de los blancos viven luego de una campaña de odio de los trolls. Una de las personas afectadas es Malena Galmarini, dirigente política del Frente Renovador y extitular de AySa, quien llevó el caso a la justicia y por primera vez expuso los nombres de cada uno de estos tuiteros que venían capeando las denuncias.
La denuncia presentada por Galmarini dice que tiene como fin "develar el entramado de una organización que estaría integrada por un gran número de personas y cuya ilegal finalidad estaría centrada en orquestar y llevar adelante –mediante la utilización de los diversos recursos tecnológicos a su alcance y la evidente desnaturalización de la finalidad con la que fueron concebidas las diferentes “redes sociales digitales”- acciones y/o verdaderas campañas mancomunadas de acoso, hostigamiento, amenaza, amedrentamiento, descrédito, instigación a la violencia colectiva, etc., en perjuicio de personas determinadas y/o grupos de individuos pertenecientes a diferentes sectores de la sociedad."
Y señala directamente a Cerimedo como el responsable primordial de esta campaña llevada a cabo por los tuiteros identificados como TraductorTeAma, El Buni, El Gordo Dan, El Trumpista, Lady Market, Termo, Pregonero, Juan Doe (que es Carreira, con cargo en el Estado), y tantos más.
Agustín Romo, hoy diputado provincial y quien se presentaba en 2022 como Director de Comunicación Digital de LLA, aparece en el documental de Santiago Oría "Javier Milei, la Revolución Liberal", diciendo: “Es más barato que instales algo en Twitter y lo levante la tele de la tarde, que un periodista hable de lo que vos querés”.
Para el autor de “El imperio de la utopía. Mitos y verdades de la sociedad estadounidense”, las acción de trolls y bots “son nuevas formas de violencia política que tienen su impacto también en el mundo real”. “Cuando se la toman con alguien a esa persona le llueven amenazas y acoso digital y, en algunos casos, violencia retórica y física. El troll legitima o valida una forma de vincularse agresivamente con otro”, subraya.
A la denuncia formal ante la justicia de Galmarini, un primer paso para condenar este tipo de consecuencia de los mensajes de odio, se sumó en los últimos días la campaña de bloqueos. Una tuitera y de manera espontánea propuso bloquear a todos y cada uno de estos influencers y trolls de redes, de modo que no tengan campo fértil donde difundir sus infamias, ni monetizarlas. Es un daño enorme a una estructura que sin lectores nuevos ni blancos claros, no tiene razón de ser más que solo pescar dentro de la pecera, que rápidamente se vería también decepcionada por no tener feedback.
Este tipo de uso de las redes sociales fue eficiente y logró el triunfo de LLA, pero es difícil de sostener en el tiempo: nadie puede convivir 24x7 con odiadores sin cansarse de ellos y su discurso, sobre todo cuando los hilos empiezan a ser visibles y se ve que el beneficio, finalmente, es para unos pocos, los que están en la cima de la estructura. Denuncias, bloqueos, la pérdida del miedo y la exposición del método harán que tarde o temprano la estrategia caiga. Y ya lo está haciendo.