Reforma electoral: sistema de circunscripciones uninominales versus representación proporcional
El ex decano de la Facultad de Derecho de la UNLP y titular de la cátedra de derecho público provincial y municipal, Vicente Atela, relató las principales diferencias entre ambos sistemas electorales. También reflexionó sobre las modificaciones en el financiamiento a los partidos políticos y la eliminación de las PASO.
La “ley Ómnibus” presentada en el Congreso por Javier Milei plantea una reforma en el sistema político modificando el sistema de elección de diputados nacionales, eliminando las PASO, cambiando el método de financiamiento de los partidos políticos.
Actualmente, en Argentina elegimos a los diputados mediante el sistema de representación proporcional. En diálogo con Data Clave el ex decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de La Plata y titular de la cátedra de derecho público provincial y municipal, Vicente Atela, explicó las principales diferencias entre éste sistema y el que propone instalar el Gobierno nacional.
“Una parte de la ‘ley Ómnibus’ modifica el sistema de partidos políticos y el sistema electoral, lo cual es muy importante porque nosotros tenemos el principio constitucional de adoptar un sistema democrático de democracia indirecta”, expuso y añadió: “El artículo 22 de la Constitución establece que el pueblo no gobierno ni delibera sino por medio de representantes, es decir, establece la democracia representativa”.
“¿Cómo elige a esos representantes? A través de un mecanismo o procedimiento al se llama sistema electoral. Éste establece como voy a traducir la voluntad popular- expresada en el voto- en representantes o cantidad de representantes. Puede ser de mayorías o de representación proporcional”, indicó el ex decano.
Según explicó a este medio en la historia Argentina el primer sistema electoral fue de mayoría simple que era que más votos tenia se llevaba todos los cargos. “El problema es que no garantizaba la existencia en la representación política e institucional de al menos una minoría”, señaló.
Con la sanción de la Ley Sáenz Peña en 1912 se estableció el sistema de tercio excluido que “fue una superación”, ya que dos tercios de los cargos se lo llevaba el que ganaba y un tercio quedaba para la primera minoría o el que salió segundo. “Para que haya debate de ideas tiene que haber una pluralidad que fortalezca el sistema democrático”, reflexionó.
El sistema de circunscripciones uninominales también es un sistema de mayorías. “Las circunscripciones son el circuito o el ámbito territorial que debe elegir al representante y uninominal porque es un solo nombre. Ese único representante se lo lleva el que gana, incluso por un voto”, precisó.
Como contraposición están los sistemas estrictamente proporcionales en los cuales se trata de dar una estricta proporcionalidad entre los votos y los cargos a distribuir en representación, más allá de que se gane o se pierda o sea primero o segundo.
Por ejemplo en el ámbito nacional el Código Electoral Nacional establece que para los diputados nacionales se aplica un sistema proporcional que es el D’hont y en la provincia de Buenos Aires para concejales o legisladores provinciales se utiliza otro sistema proporcional distinto que es el de cocientes.
“En derecho electoral comparado también se conocen los sistemas mixtos, éstos tratan de combinar características del sistema de mayorías con el proporcional”, detalló.
“Los sistema electorales como reglas tienen un sentido dependiendo de lo que uno quiera lograr o traducir a la hora de estructurar el poder. Obviamente que el sistema de circunscripciones uninominales lo que va a hacer es fortalecer un sistema de mayorías en el cual el que gana, aun con un voto, se lleva el único cargo”, manifestó Atela y sentenció: “Algo a tener en cuenta y que es clave para esto es quién delimita el circuito territorial y bajo qué parámetros porque la elección pasa a todo o nada”.
Respecto a los motivos que llevaron al Gobierno a proponer cambiar el sistema electoral, sostuvo: “El argumento que se da es eliminar la lista sábana en la cual nadie conoce a nadie, no se conocen los candidatos”. Pero indicó: “El tema de conocer o no conocer pasa por una cuestión de accesibilidad de información y también la vocación de informarse que tenga el ciudadano”.
“A su vez, la segunda cuestión a tener en cuenta es que la lista sábana como tal es un problema de las grandes provincias como la provincia de Buenos Aires, CABA, Córdoba o Santa Fe, pero no de la mayoría de las provincias menos pobladas”, explicó el docente y añadió: “La lista sábana como la conocemos en PBA no existe en Chubut, en Tierra del Fuego o en La Pampa porque eligen dos o tres candidatos cada dos años y esos nombres medianamente los conocen porque son referentes territoriales de esas provincias”.
En esta línea, expuso: “Entonces se desvanece el argumento este de que en la lista sábana nadie conoce a nadie. El tema pasa por cómo se quiere estructurar de acá a futuro el poder y cómo se lo quiere estructurar en términos de representación o bancas. Creo que el sistema de circunscripciones uninominales implica también un retroceso en la calidad de la pluralidad que tiene nuestro sistema democrático”
“A priori quien saldría ganando con este sistema es la provincia de Buenos Aires que tiene 70 diputados y pasaría a tener 97 pero Buenos Aires no es el país. El sistema como se quiere aplicar implica un avance en la representación por PBA pero un retroceso para otra provincias”, destacó.
Financiamiento de los partidos políticos
“Otra cuestión es el financiamiento de los partidos políticos y que tantas elecciones son costosas. Pero tampoco podemos reducirlo todo a una cuestión presupuestaria porque si no vamos a llegar a la conclusión de que es mucho más barato no votar pero el sistema democrático se basa en elecciones”, reflexionó Atela y subrayó: “No hay que entrar en esa suerte de falso debate”.
En este sentido, explicó que desde el punto de vista presupuestario el Estado tiene un deber constitucional porque el artículo 38 de la Constitución establece que los partidos políticos son organizaciones fundamentales del sistema democrático y, a su vez, habla de que el financiamiento también le corresponde al Estado.
“Si volvemos a la cuestión presupuestaria, el Estado no se puede desentender del financiamiento de los partidos políticos , lo que si podemos ver es de qué manera se los hace más eficientes y mejor gestión de los fondos públicos”, sostuvo.
En esta línea, apuntó que acotándolo al financiamiento privado “vamos a ir al sistema norteamericano el cual la representación política pasa a ser un poco el lobby de la corporaciones privadas”.
“Esto no solo no hace a la idiosincrasia del sistema político argentino sino que también se corre el riesgo de que se termine en cierto modo privatizando el interés de la representación pública y política cuando la misma tiene que ser del pueblo y no de los polos de poder económico”, cuestionó.
Eliminación de las PASO
Las PASO es un mecanismo de selección de candidaturas que tienen los partidos políticos. Tradicionalmente los partidos políticos en su vida democrática interna lo resolvían a través de elecciones cerradas, donde solo participaban los afiliados al partido, y el proyecto de ley propone volver a este sistema de elección.
“Al ser elecciones cerradas y con fuertes personalismo, en un partido político se corría el riesgo de que los oficialismo circunstanciales siempre reafirmaran la estructura de poder y no permitieran la renovación”, señaló el jurista.
“Las PASO hacen que todos los partidos políticos con carácter obligatorio deban seleccionar sus candidatos través de una elección primaria, en la cual participan no solo los afiliados sino también el ciudadano común, que elige en qué partido político se entromete en la selección de candidatos”, detalló y consideró que “volver hacia atrás es no receptar la experiencia positiva que han tenido los partidos políticos con las PASO”.
“Mucho partidos han entendido la lógica democrática y han hecho uso de las PASO como mecanismo genuino de selección, otro no lo han entendido y siempre han ido con candidato único”, reflexionó y propuso: “Me parece que hay que mantener los mecanismo que fortalezcan la vida democrática interna de los partidos políticos y en lugar de derogar las PASO, debatir y estudiar, por ejemplo hacerlas voluntarias para los partidos políticos”.
Por último, el ex decano consideró que “el sistema político y la democracia no solamente deben ser pasados por la lupa de lo presupuestario. Las tres cosas que se proponen modificar son tres proyectos muy densos que marcan el funcionamiento del sistema de partidos políticos y, en consecuencia, del sistema democrático argentino. Hay que debatir mucho y ver cuál es el mejor sistema”.