Oficialismo cimenta su campaña y defiende a CFK de la “persecución judicial”
Pese a las diferencias puertas adentro y a cielo abierto en el Frente de Todos, todos los sectores salieron en bloque a cuestionar los argumentos del fallo en la llamada Causa Vialidad, que condenó a Cristina Fernández de Kirchner a 6 años de prisión por administración fraudulenta, y además le fijó una inhabilitación especial perpetua para ocupar cargos públicos. La jugada de enfocarse en un rival externo para que no los devoren los de afuera.
En pleno año electoral, están dadas casi todas las condiciones para que el oficialismo llegue como punto a las urnas. Inflación descontrolada, sueldos pauperizados y una oposición al acecho para aprovechar cualquier ocasión para dar el zarpazo. Pero el peronismo siempre se reinventa. Y nunca se lo puede dar por vencido, ni en el más adverso de los escenarios. Su resiliencia y la capacidad para asimilar golpes y fortalecerse le dan un margen de maniobra. Y eso no cambiará este 2023.
En ese contexto, el fallo condenatorio contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner en la llamada Causa Vialidad fue celebrado por encumbrados dirigentes opositores, que los instó a vaticinar -una vez más- el fin de los tiempos del kirchnerismo. Los más audaces, hasta auguraron un golpe de nocaut para el peronismo en su totalidad. Pero esto puede volverse leitmotiv en el oficialismo. Hasta ahora, eran más las diferencias que los consensos puertas adentro del Frente de Todos. Este episodio les abrió una nueva etapa: la del enemigo común.
No es novedad, el fuerte del movimiento que se inició con más dudas que certezas allá por 2003 de la mano de un ignoto Néstor Kirchner, se hizo a fuerza de encontrar una identidad por oposición a un otro. Eso se potenció con lo que fueron los gobiernos de CFK, alcanzando incluso el clímax de aprobación partidaria y de la gestión K. Claro que no es una receta infalible y tiene fecha de vencimiento, pero en un escenario cuasi de emergencia, es un recurso al alcance de la mano.
El Presidente Alberto Fernández llega golpeado por una gestión plagada de condicionantes externos que le achicaron de manera considerable el margen. La pandemia del coronavirus primero y la guerra europea luego, generaron variables imponderables que agrietaron un frente electoral y político que ya había sido emparchado allá por 2019, con el foco en ganar los comicios. Ante los primeros contratiempos, los alambres se cortaron y estallaron las internas.
Y cuando parecía que el castillo de naipes se derrumbaba de manera inevitable, también de manera externa, llegó lo que en el naufragio bien podría significar un salvavidas: la condena contra Cristina. El avance de la causa habilitó un viejo anhelo en el gobierno, el de aumentar el número de integrantes de la Corte Suprema de Justicia, que le dio otro tinte a la disputa judicial con la vice. Luego, el fallo le dio forma a la construcción del enemigo externo: el Poder Judicial. Y claro, sus presuntos vínculos con el principal accionista de la oposición, Juntos por el Cambio.
“Con los ‘fundamentos’ de la condena comienza el camino formal hacia la proscripción de la compañera Cristina Fernández de Kirchner. Buscan disciplinar al peronismo y condicionar el proceso electoral”, arremetió el Canciller Santiago Cafiero desde su cuenta de Twitter. El mensaje es esperable dentro del peronismo, pero no tanto de uno de los laderos del Presidente, con quien la vice tiene una relación institucional.
Para muestra sobra un botón: “En lo verdaderamente importante el peronismo no tiene matices: con persecución no hay democracia plena. Pero sepamos, compañeras y compañeros, que la historia es justa y los pueblos vencen. Así lo demostraron Lula en Brasil y Evo en Bolivia”, agrega Cafiero. No hay dudas, el rival verdadero está afuera y ante ello, se abroquelan.
Antes, ya si un dirigente cercano a Cristina (aunque cuestionado en las últimas horas) como el ministro del Interior, Eduardo ‘Wado’ de Pedro, enviaba un mensaje de apoyo y solidaridad para con la vice. “Este es otro día de persecución donde sectores del Poder Judicial vuelven a demostrar el rol que están cumpliendo, un rol disciplinador. Como en cada año electoral, se ponen a hacer campaña. Y hoy 9 de marzo, al Igual que en 1956, entramos otra vez en una etapa de proscripción”, aseguró en sus redes sociales, al tiempo que compartía un fragmento de una entrevista radial donde se explayaba sobre el tema.
En la misma sintonía, el PJ nacional envió un comunicado que asegura que “el Partido Justicialista reitera una vez más su más enérgico rechazo a la persecución judicial y el intento de proscripción de la compañera vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner”. Y sentencia: “El contenido del fallo vuelve a dejar en evidencia la falta de garantías, el incumplimiento del debido proceso y la violación de derechos humanos fundamentales establecidos en la Constitución Nacional. Igual que en las instancias anteriores, el Partido Justicialista expresa su solidaridad con la vicepresidenta, ratifica su inocencia y advierte sobre el serio riesgo para el sistema democrático que implica este nuevo avance de los poderes antipopulares”.
De nuevo, la proscripción como bandera y la referencia a un hecho histórico, que a la postre marcaría a fuego al movimiento popular y político más trascendente en el país. La referencia es buscada y precisa, para generar el clima que propicie los cimientos de una campaña que ya comenzó, aunque no haya un candidato oficial. Mientras tanto, el operativo clamor por CFK 2023 continúa. Y si no es ella, está el clima de un agente externo que hay que vencer y se jugará con el mejor candidato posible. El enemigo es el otro.