Después de varios días de paro y siete horas de discusión este miércoles, el gremio de aceiteros y las patronales llegaron a un acuerdo para llevar el salario básico a $1.562.000 para los trabajadores del sector.

“Después de siete horas de negociación se logró  un acuerdo. En ambas partes primó la cordura, lo que permitió alcanzar un acuerdo mutuamente aceptable para todos. No habrá medidas de fuerza y la industria va a poder seguir trabajando, gracias al esfuerzo compartido”, dijeron fuentes empresarias a Data Clave.

La Federación de Trabajadores de la Industria Aceitera, que encabeza Daniel Yofra, de manera conjunta con el Sindicato de Obreros y Empleados Aceiteros de San Lorenzo (SOEA) alcanzaron un acuerdo con los representantes patronales de las cámaras CIARA, CIAVEC y CARBIO.

El entendimiento alcanzado permitirá un aumento del 26% sobre el salario, que sumado al 76,25% de los acuerdos firmados en enero y abril pasado, comprende un aumento del 122% por el periodo de 2024.

El salario básico del peón, que opera como salario mínimo vital para el sector, fue elevado a $1.562.655 para las y los obreros y empleados aceiteros de ambos convenios colectivos, con un 25 por ciento de aumento sobre el anteriormente vigente que se ubicaba en $1.240.000.

De esa manera, explicaban que se actualizaría a la par del aumento de la canasta básica de gastos de un trabajador y su familia, que es lo que históricamente lograron conquistar como referencia para las remuneraciones. Sin embargo, hasta el martes, la Cámara de Aceiteros, que encabeza Gustavo Idígoras, sólo admitía un ajuste equivalente al aumento del IPC de los últimos meses, lo cual dejaba ese salario básico en torno a 1,3 millones de pesos.

“Se estuvo trabajando con los sindicatos aceiteros en Rosario con una enorme voluntad de la industria para arribar a un acuerdo. La industria volvió a proponer no perder frente a la inflación y para eso dar porcentajes de incremento y una nueva revisión de paritarias en octubre”, explicaron fuentes empresarias.

Se resaltó que se llegó a un acuerdo en medio de un “contexto difícil para este sector que sufre una fuerte caída de los precios internacionales y una capacidad ociosa elevada para procesar soja y exportar productos industrializados”.