Javier Milei consiguió lo que no pudo hacer Alberto Fernández, un candidato para ocupar la vacante de Elena Higton de Nolasco que se presenta como una oportunidad de negociaciones con el kirchnerismo. El peronismo viene batallando contra la actual Corte Suprema de Justicia hace años y cualquier intento por modificar su actual conformación es una chance. Las nominaciones de Ariel Lijo y Manuel Garcia Mansilla, para suceder a Carlos Maqueda, tienen distintos puntos de partida.

Primero, el juez federal comenzó con el pie izquierdo al interior del propio riñón de La Libertad Avanza. El rechazo de la vicepresidenta, Victoria Villarruel, sumado a un silencio desde el PRO y una crítica furibunda desde un sector de la oposición “dialoguista” que sospecha hasta de un pacto de impunidad, configuran el cuadro de reacciones.

“No me enloquece la postulación. Dado que era una banca de una mujer me hubiese gustado una mujer, una catedrática, una jueza. Hay mujeres que son muy eficientes”, dijo la vicepresidenta sobre Lijo a quien reprochó su accionar en la causa Rucci, padre de Claudia Rucci, a la que designó la gestión de La Libertad Avanza en un cargo en un Observatorio de Derechos Humanos.

La titular del Senado negó que le hubieran consultado por la selección de postulantes a la Corte Suprema al señalar que se enteró “por los medios” pero a pesar de todas estas diferencias va a “facilitar que la propuesta llegue a buen puerto”. Esto recién empieza y en los despachos oficialistas se repite que “aún falta que pase mucha agua”.

Fuentes con apego judicial con llegada a la Casa Rosada desconfían también del origen de la jugada. Observan la mano del cortesano Ricardo Lorenzetti en tándem con Alfredo “Frey” Lijo, hermano del juez. La llegada al gabinete vía Karina Milei, la que da el visto bueno a cada decisión del presidente. Es lo que también murmura por lo bajo el sector que ya adelantó una impugnación al candidato del gobierno. La Coalición Cívica, con el diputado Juan Manuel López a la cabeza, denuncia un “pacto de impunidad” e incluso piensa en que puede estar la mano de Cristina Kirchner por detrás “en busca” de algún beneficio.

Manuel García Mansilla y Ariel Lijo

Los senadores kirchneristas no han descartado en sus primeras expresiones un posible acompañamiento. Más bien todo lo contrario. “Estamos interesados en completar la Corte y en que opinemos y veamos también las personas que puedan no generar reacción u oposición. Que sea una garantía en el sentido de que no va a haber persecuciones de ningún tipo ni va a hacer caso omiso con temas que sean inconstitucionales”, dijo el presidente de bancada, José Mayans (Formosa), a FM Milenium. En Formosa tienen un buen recuerdo del accionar judicial de Lijo en la causa The Old Found contra el estado provincial. El juez federal envió a la justicia de Formosa una causa sensible en el marco de la investigación contra Amado Boudou. 

Hasta en el sector más cercano al “cristinismo” señalan que “cae mejor Lijo que Garcia Mansilla”. Una señal de diálogo abierto. Sin embargo, el problema surge cuando se considera al juez federal como el reemplazo para una vacante que fue de una jueza, Elena Higthon de Nolasco. El incumplimiento del cupo femenino para dejar una corte integra de 5 hombres se transforma en una traba discursiva imposible de soslayar. Más aún, cuando se pone un segundo nombramiento varón por adelantado para cuando Maqueda cumpla la edad de retiro. En este caso, sus posición respecto al derecho al aborto hacen insalvables las diferencias. El kirchnerismo analiza puertas adentros la definición final.

Si tomaran actitud partidaria, los 7 senadores de La Libertad Avanza, los 6 aliados más cercanos del PRO, los 3 que conduce el peronista federal Juan Carlos Romero y los 33 de UxP se llegaría a la mágica suma de 49 votos, uno más del mínimo para acercar los dos tercios. A esto, habría que sumar bloques provinciales que pueden acompañar asegurando que puede incluso haber fugas. ¿Será tan sencillo para el oficialismo o esto recién comienza?