El capellán general de la Policía Federal, Diego de Campos, fue indagado esta mañana en Comodoro Py por el juez Julián Ercolini, en el marco de la denuncia por abuso sexual en contra de uno de sus custodios. El sacerdote negó cualquier tipo de veracidad en los hechos e intentó culpar al denunciante. 

Tras la denuncia revelada por Data Clave, el capellán fue indagado hoy por ocho episodios de distinta índole sobre abuso sexual. El denunciante es un joven integrante de la Policía Federal cuyo nombre se mantiene en reserva y que actualmente está con tratamiento psicológico por lo traumático de lo vivido. El juez Ercolini tiene ahora diez días hábiles para resolver la situación procesal. 

Tras leerle el detalle de la acusación en su contra y las evidencias recolectadas, el acusado negó todos los hechos e intentó culpar al denunciante. Por un lado, el sacerdote destacó que él no era la única persona denunciada en todos los hechos y opinó que se debe a “una cuestión de venganza” por parte del denunciante. En ese sentido, afirmó que podría ser una “expresión de resentimiento” y que tiene una “clara intención” de "manchar su nombre, honor y trayectoria"

Diego de Campos, quien ostenta el cargo de jefe de la División Clero Policial de la Policía Federal Argentina, afirmó que si hubiera sido cierto de lo que se lo acusa, el joven hubiera tenido todos los mecanismos institucionales para denunciarlo” e incluso “evitarlo con medios físicos”. Ante esto, señaló que el denunciante le lleva una cabeza y tiene veinte años menos de edad aproximadamente”.

Indagaron al capellán de la Policía Federal acusado de abusar sexualmente de un custodio

A su vez, señaló que cuando vio la noticia en los medios de comunicación se “angustió mucho” y que le generó “un daño y un perjuicio muy grande”. Según él, la noticia le trajo dolencias físicas, a la vez que afectó su honor, y que tuvo que consultar a un psiquiatra y que se encuentra medicado. El sacerdote indicó que los padres de los residentes y los propios residentes le manifestaron su apoyo al igual que el personal policial y religioso”. Por último señaló que “el denunciante sabe que todo es absolutamente mentira y que su denuncia es falsa”. 

La presentación, a la que pudo acceder Data Clave, detalló primero tres secuencias de abuso sexual contra el denunciante. Fueron dos hechos de manoseo, uno fingiendo una caída en donde el capellán toca el glúteo del denunciante. Un día después apareció el segundo abuso: “En una de las guardias me dice de ir a su despacho me dijo de ir a tomar un café. Cuando llego el pasillo era muy angosto y ahí siento que me toca. En ese momento no había ninguna excusa posible y le contesto ¿Qué hacés? Te dije que no me cabe”.

La última situación habría sucedido dentro del coche oficial con el que el sacerdote se desplazaba y del que el custodio era chofer. En la causa relata el episodio de esta manera: "La tercera vez lo tenía que buscar al capellán en su domicilio en Recoleta y llevarlo al Departamento Central. Cuando estoy estacionando el auto se acerca y me toca el pene diciéndome: "Tengo algo chiquito que cuando lo tocás se vuelve grande" y ahí detengo el auto y le grito: "¿Qué hacés, hijo de puta?!!".

A partir de estas tres situaciones el custodio sufrió persecución laboral, cambios de turno y quejas. En una ocasión el sacerdote le ofreció una cantidad de dinero en efectivo que sacó de un cajón que superaba ampliamente varios sueldos del agente, con la propuesta de que lo use para tomarse unas vacaciones con su familia. Como se negó a aceptarlo, aumentó el hostigamiento.