La junta electoral de los dos principales frentes políticos dio a conocer en las últimas horas todas las boletas que estarán habilitadas en los distritos bonaerenses para dar la principal compulsa local.

Pese a que desde el PJ provincial, con Máximo Kirchner a la cabeza, tenían la firme intención de no abrir PASO en los distritos donde gobierna Unión por la Patria finalmente se conoció que, en algunos distritos propios (los menos), los intendentes del oficialismo o, en su defecto, los representantes que fueron elegidos por ellos para darle continuidad a la gestión, tendrán que batallar en las primarias.

Se trató, en concreto, de un acuerdo macro en el que los principales referentes bonaerenses acercaron posiciones para abrir el juego en algunos distritos de peso como La Matanza, Tigre, Hurlingham o San Martín, por nombrar algunos.

En Juntos, la historia ya estaba cerrada con mayor anticipación. Más allá de que Horacio Rodríguez Larreta se mostró firme en la idea de no habilitar las internas en los distritos propios; Patricia Bullrich bajó una línea clara: dar la pelea en todos lados.

Según pudo averiguar Data Clave, tanto en UP como en Juntos hay mucha preocupación por este cuadro general. El temor es concreto y tiene que ver con la batalla territorial. En los distritos, las diferencias no se resuelven de una manera tan simple. La distancia hacia dentro de los frentes políticos, en Juntos como en UP, es muy amplia. Y desde ambos sectores pretenden dar una pelea limpia.

No será fácil. Como dijo el precandidato a intendente de Lanús, Diego Kravetz, su preocupación está en que todo golpe que pueda haber como parte de la interna del PRO “sea por encima del cinturón” porque “después hay que compartir las listas”.

No se trata de una mención al paso sino de algo que hoy tiene a todos pendientes. Y la tensión es grande. Así en el PRO como en la UCR y también en Unión por la Patria. “Lo que pasa en el Conurbano no es lo mismo que en el interior. Acá se vive como un clásico cuando en realidad con el verdadero rival no salís a pelear hasta después de las PASO”, le dijo a Data Clave un diputado bonaerense de Juntos con fuerte llegada a la tercera sección.

Para colmo el sector de Bullrich tiene también sus propias internas por la cantidad de jugadores implicados que hay en la boleta. El armado de listas dejó heridos. Y el temor más allá de las contraposiciones “es que no se salga a militar porque no está su referente territorial en la boleta”, agrega la misma fuente.

En el ritondismo quedaron muchos afuera de encabezar. Y algunos por lo bajo ya avisan que no se van a mover. La principal puja se da entre el peronismo republicano y la dirigencia que responde al diputado nacional. Las cosas no están bien. Vale recordar que Joaquín De la Torre avisó en la previa a la elección de Néstor Grindetti como precandidato a gobernador que si el que quedaba era Ritondo, no saldrían a jugar. Y acá está el vuelto.

En el peronismo las diferencias no son menores. Las diferencias entre los candidatos de La Matanza, Hurlingham y Tigre son profundas. Y la militancia sale a la calle con la necesidad de dejar en el camino a un rival al que, luego de vencer, le tendrán que pedir que acompañe. En todos los casos, parece imposible. El miedo al fuego amigo está presente.

Las denuncias cruzadas en el distrito de Fernando Espinoza, la enemistad entre Julio Zamora y Malena Galmarini y la compulsa casi personal entre Juanchi Zabaleta y La Cámpora deja a Unión por la Patria en una situación compleja para lo que será el famoso día después de las PASO. Y es ahí donde el peronismo podría poner en riesgo los distritos. Sobre todo Tigre, donde el distrito ya viene de perder los comicios locales en 2021 y Juntos elevó su piso de votos.