El conflicto entre Argentina y Venezuela ha escalado de forma inesperada esta semana, luego de que el Tribunal Supremo de Justicia de Venezuela confirmara formalmente el arresto del presidente argentino, Javier Milei. La medida surge tras una investigación por la retención en Buenos Aires del avión venezolano-iraní de la aerolínea Emtrasur en junio de 2022. El caso, que inicialmente involucraba a 19 tripulantes venezolanos e iraníes, se ha transformado en un incidente de alto perfil diplomático que afecta las relaciones entre ambos países.

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El fiscal general venezolano, Tarek William Saab, había anunciado la semana pasada que además de Milei, también se investigará a su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei, y a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. Entre los cargos que pesan sobre ellos se encuentran "robo agravado", "privación ilegítima de libertad" e "interferencia ilícita en la seguridad operacional de la aviación civil". El avión, reclamado por Estados Unidos bajo sospechas de estar implicado en operaciones encubiertas, fue finalmente enviado al país norteamericano este año, lo que detonó la indignación del gobierno venezolano.

El origen del conflicto se remonta a 2022, cuando el Boeing 747 de Emtrasur aterrizó en Argentina con tripulantes vinculados a supuestas actividades terroristas. Aunque los detenidos fueron liberados con el tiempo, el avión permaneció bajo custodia judicial hasta ser cedido a Estados Unidos. Este hecho fue visto por Venezuela como un ataque directo a su soberanía, acusando a Argentina de haber actuado bajo presiones externas.

Desde Caracas, Saab calificó la situación como un "robo" y denunció a Milei como "un peligro brutal para el hemisferio". En un tono que refuerza la tensión política entre ambos países, también mencionó la posibilidad de investigar al mandatario argentino por crímenes de lesa humanidad, tras los incidentes de represión en manifestaciones locales.

El Gobierno argentino, sin embargo, ha mantenido una postura firme de desvinculación del caso. A través de su portavoz, Manuel Adorni, Buenos Aires rechazó las acusaciones y calificó el pedido venezolano como una "ridiculez", asegurando que la retención del avión fue una decisión judicial independiente y no una acción del Ejecutivo. "Una dictadura no tiene por qué entender la división de poderes", subrayó Adorni, en clara referencia al régimen venezolano liderado por Nicolás Maduro.

Este incidente también se enmarca en un contexto más amplio de tensiones entre Argentina y Venezuela. Días antes, la Cancillería argentina solicitó formalmente a la Corte Penal Internacional una orden de detención contra Maduro y otros líderes venezolanos, acusados de violaciones a los derechos humanos en su país. Esta medida, sin precedentes en la diplomacia argentina reciente, fue vista como una respuesta al deterioro de la situación en Venezuela, especialmente después de las últimas elecciones presidenciales celebradas en julio.

Las acusaciones lanzadas por el gobierno de Venezuela han generado un nuevo foco de conflicto que no solo afecta a la relación bilateral, sino también a la ya compleja imagen internacional de Javier Milei. A nivel interno, su gobierno se enfrenta a crecientes críticas por decisiones de política exterior que, según analistas, podrían estar perjudicando la posición de Argentina en la región.

El próximo paso en este escenario dependerá de las respuestas judiciales y diplomáticas que tome el gobierno argentino frente a la solicitud de arresto y las crecientes tensiones con Venezuela. Aunque Buenos Aires ha reiterado que en el país existe una plena división de poderes, la escalada del conflicto podría tener repercusiones en el plano diplomático y político a nivel internacional.