El pan y el perro que perdió Guzmán y enoja al peronismo
Las dudas que recorren el interior del Frente de Todos. Apuntados, heridos y mariscales de la derrota en las PASO.
“Quien le da pan a perro ajeno, pierde el pan y pierde el perro”, repetía Juan Domingo Perón en uno de sus más famosos apotegmas, palabras que hoy recorren varios despachos del Congreso en las voces de muchos diputados y senadores enojados con Alberto Fernandez. La analogía no es casual. Y es que las frases del General -dicen algunos legisladores- son desconocidas por la gran mayoría del gabinete económico, a quienes muchos de los políticos peronistas le echan la culpa de una casi segura derrota electoral en noviembre.
Lo cierto es que los murmullos sobre la sentencia del fundador del Justicialismo parece hacerle cada vez más ruido al ministro de Economía, Martin Guzman, al de Desarrollo Productivo, Matias Kulfas y al titular del Banco Central, Miguel Pesce, la tríada culpable para muchos de los peronistas.
Y es que los tres están siendo cada vez más apuntados por el kirchnerismo, el Frente Renovador y el PJ- léase gobernadores e intendentes peronistas- como los mariscales de la derrota de las PASO y por haberle entregado demasiado favores al establishment local y de estirar mucho más de lo necesario la negociación con el Fondo. O para decirlo en palabras de Perón: por haberle dado demasiado pan a un perro ajeno.
Las razones del malestar que hay entre muchos peronistas -bronca que incluye también a las organizaciones sociales- lo dejó entrever el ex viceministro de Economía de Axel Kicilof, Emmanuel Álvarez Agis durante su participación en el 57° Coloquio de IDEA. "Si soy optimista, el año que viene tenemos que intentar repetir la inflación de este año", dijo Agis y desató el intercambio masivo de whatsapp entre los políticos justicialistas.
El enojo con Guzman, y en especial con Kulfas, por los niveles de inflación que no pudo frenar, es tan grande entre los intendentes y gobernadores, que las palabras de Agis -quien habla regularmente con muchos de ellos y es escuchado por todos- sirvieron casi como una catarsis.
En los hechos, nadie a ningún nivel ejecutivo del país cree en las metas de inflación de Guzmán para 2022. Agis apuntó en IDEA a la necesidad de bajar los tipos de cambio paralelos para evitar una devaluación que haga saltar los precios, por lo que también le metió nafta al fuego de la molestia que sienten los congresistas con Pesce, el titular del BCRA, a quien culpan de tener una brecha entre el dólar blue, los dólares financieros y el dólar oficial que supera ya el 80%.
Para colmo de males tampoco las cosas van bien con el FMI. Y es que a pesar de que en una reunión con los diez empresarios más importantes del país, el presidente Alberto Fernandez habría dicho que el acuerdo con el Fondo se podría firmar en diciembre, nadie puede asegurarlo con certeza. Tampoco pueden asegurarle los empresarios que no haya desabastecimiento (dicen por lo bajo algunos hombres de negocios) si se congelan los precios hasta enero de los alimentos, como decidió el flamante secretario de Comercio Roberto Feletti.
Muchos productores de alimentos recuerdan que siempre que se le pone un tope a los precios, los problemas de demanda pasan a ser de oferta. O para decirlo mas fácil: nadie quiere producir si la inflación le gana a la rentabilidad. Y eso trae siempre el efecto poco deseado de las góndolas vacías. La pelea con el Fondo no es menor para los políticos peronistas. Saben que ahi esta la madre de las batallas y que para ordenar la macro economía se necesita llegar a un arreglo rápido con Washington. Y es lo que más le reclaman a Guzman.
Son varios los que ya hacen suyas las palabras de Agis y afirman, como el economista, que “no pedirle plata al Fondo sólo por una cuestión política es un error. No hay que descartar ese salvavidas aún cuando es quien acaba de hundir el barco”. Y sostienen, también con el economista que “tal vez el objetivo de la tasa de ganancia que tienen los empresarios está todavía por encima del actual y la puja distributiva no terminó de madurar”.
O para decirlo “peronisticamente”: se le dio pan a las grandes empresas vía ATP y ayudas fiscales, mientras que se le retaceo el IFE, las jubilaciones y los salarios a los trabajadores. Mucho pan que se le dio a un perro ajeno que se benefició de los programas de ayuda otorgados por el gobierno durante toda la pandemia. Pan y perro ajeno, que quizás como el grueso del electorado en noviembre, el gobierno haya perdido hasta nuevo aviso.