Javier Milei llegó a la Casa Rosada con una fuerte crítica al Congreso, al que consideró parte de "la casta". Desde su asunción, quedó claro que la relación con el Poder Legislativo estaría marcada por tensiones. Sin embargo, el oficialismo no tardó en entender que, para avanzar, necesitaría aliados, incluso entre aquellos que se mostraron críticos en campaña.

El primer año parlamentario de La Libertad Avanza no fue sencillo. Con menos de un tercio de los legisladores, el oficialismo tuvo que negociar cada uno de sus movimientos. En ese marco, el periodo ordinario fue intenso en debates, aunque limitado en cantidad de sesiones efectivas. Por ejemplo, el Senado apenas abrió su recinto en septiembre, evidenciando una parálisis marcada por las divisiones políticas.

A pesar de las dificultades, el oficialismo consiguió sancionar tres leyes clave: la Ley Bases, el Paquete Fiscal y la Boleta Única Papel (BUP). Estas normas no solo consolidaron los principios económicos del Gobierno, sino que marcaron un punto de inflexión en la política argentina.

La Ley Bases fue presentada como un megaproyecto con más de 600 artículos que abarcaban desde desregulaciones hasta incentivos fiscales. Sin embargo, tras un fallido intento de aprobación exprés, el oficialismo optó por dividir el proyecto. Finalmente, las iniciativas lograron pasar por ambas Cámaras, aunque con modificaciones sustanciales.

El Paquete Fiscal, por su parte, permitió al Gobierno avanzar en la reforma tributaria y el blanqueo de capitales, mientras que la Boleta Única Papel eliminó la histórica boleta sábana para las elecciones legislativas nacionales a partir de 2025.

Otro de los grandes logros del oficialismo fue la resistencia a los intentos de la oposición por avanzar con proyectos emblemáticos. Entre ellos, destacan el veto a la ley de financiamiento universitario y a la nueva fórmula de movilidad jubilatoria. Con el apoyo del PRO y un sector del radicalismo, el Gobierno logró blindar estas decisiones en ambas Cámaras.

En contraste, la gran derrota del oficialismo llegó con el rechazo al DNU que otorgaba fondos a la SIDE. Este decreto, que implicaba un desembolso multimillonario, unió a los bloques de Juntos por el Cambio y el kirchnerismo en un rechazo categórico.

A pesar de los triunfos, el Gobierno de Milei quedó en deuda con varios proyectos que prometían reformas estructurales. Entre ellos, la privatización de Aerolíneas Argentinas, la ficha limpia, la reforma sindical y el juicio en ausencia. Estas iniciativas no lograron el consenso necesario y podrían formar parte del temario de las sesiones extraordinarias, aunque la incertidumbre persiste.

Además, el oficialismo optó por no avanzar con el Presupuesto 2025, una decisión que generó tensiones con algunos de sus aliados habituales. Gobernadores, legisladores del PRO y referentes provinciales dejaron en claro que no participarán en extraordinarias si este tema no está incluido en la agenda.

La oposición, aunque limitada, logró articular algunas victorias parciales. Entre ellas, destaca la aprobación de la ley que restringe la publicidad de los casinos online, un tema que generó divisiones internas en varios bloques. Sin embargo, estos logros quedaron opacados por la capacidad del Gobierno para imponer su agenda.

¿Qué se espera para las extraordinarias?

Con el cierre del período ordinario, todas las miradas están puestas en las sesiones extraordinarias. Si bien el oficialismo aún no confirmó su convocatoria, algunos proyectos ya se perfilan como prioritarios. Entre ellos, la eliminación de las PASO, una reforma electoral que enfrenta resistencia dentro del propio PRO, y la continuidad de la Ley de Hojarasca, que busca eliminar más de 70 normas consideradas obsoletas.

El oficialismo también intentará retomar la discusión sobre la privatización de Aerolíneas Argentinas, aunque este debate difícilmente avance sin acuerdos amplios.

El próximo 4 de diciembre se realizará la sesión preparatoria, en la que se espera la reelección de Martín Menem como presidente de la Cámara de Diputados. Este será el primer movimiento oficial del oficialismo tras el cierre del período ordinario y marcará el tono para lo que vendrá en 2025.

Aunque el primer año parlamentario de Milei estuvo marcado por tensiones y acuerdos forzados, el oficialismo demostró habilidad para consolidar sus triunfos legislativos y bloquear iniciativas opositoras. Ahora, el desafío será mantener ese equilibrio en un contexto político que promete ser aún más complejo.