El inevitable camino de la traición: Larreta y una decisión crucial que divide aguas en JxC
El jefe de Gobierno debe definir en pocos días qué hará con la sucesión en la Ciudad de Buenos Aires. Mientras en el PRO todos los caminos conducen a Jorge Macri, el alcalde no quiere traicionar el acuerdo que tiene con Martín Lousteau y evalúa darle lugar a los radicales. Las opciones de desdoblar o tener "elecciones concurrentes" están sobre la mesa y es una decisión que mantiene expectante a Juntos por el Cambio. Reclamos internos en el partido amarillo y un Larreta que debe tomar una decisión que, sea cual sea, tendrá ganadores y perdedores. Detalles.
El año electoral presiona por definiciones puertas adentro de cada espacio y las dudas no están solo en el oficialismo nacional. Juntos por el Cambio tiene una gran interna que resolver, incluso donde son gobierno, como en la Ciudad de Buenos Aires. Allí, ante la salida de Horacio Rodríguez Larreta para competir por la presidencia, la puja por la sucesión comenzó hace rato. Y no será nada fácil resolverla.
El caso es que no hay un heredero unívoco para suceder al jefe de Gobierno porteño. De momento, hay tres nombres en carrera por el PRO, todos funcionarios del Ejecutivo, aunque con matices entre ellos. Uno de ellos es el ministro de Salud, Fernán Quirós. Su perfil subió gracias al trabajo durante la pandemia del coronavirus y tiene aceptación en todo el arco de Juntos por el Cambio, además de ser el elegido de Elisa Carrió. También compite la titular de Educación, Soledad Acuña, de perfil más duro. Y el favorito de los “halcones”: Jorge Macri, actual ministro de Gobierno y hombre de extrema confianza de su primo Mauricio, expresidente de la Nación.
Como repitió en más de una oportunidad Rodríguez Larreta, uno solo de estos tres podrá llegar al final del camino como el único candidato para liderar la boleta del partido amarillo. De acuerdo a lo que contó Data Clave, el exintendente de Vicente López es quien cuenta con mayor intención de voto y que vencería en una interna a los contrincantes internos de Juntos por el Cambio y de los otros espacios que encarnan a la oposición.
Pero hay un cuarto dirigente en discordia que tiene apetencias electorales y que ya adelantó que quiere ser el próximo jefe de Gobierno: se trata de Martín Lousteau, senador nacional por la UCR-Evolución y uno de los principales referentes del radicalismo en la Ciudad de Buenos Aires. El exministro de Economía de Cristina Fernández de Kirchner fue contrincante de Rodríguez Larreta en las elecciones de 2015, pero actualmente tienen un acuerdo político en donde hay una gestión colegiada. Es más, algunos ministros actuales pertenecen a la figura de Lousteau. Un ejemplo claro es el de Carlos “Chapa” Retegui, ministro de Deportes.
¿Cuál es el problema que tiene Rodríguez Larreta? El acuerdo político que tiene con el radicalismo en la Ciudad está atado a lo nacional. Y en este juego ingresa el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales, quien hace pocas semanas lanzó su precandidatura presidencial. Si bien Lousteau se encargó de decir en público que su candidato a jefe de Estado es su par radical, lo cierto es que en el partido centenario sacan cuentas y saben que lo que tienen de estructura y territorio no es proporcional a la intención de voto de sus candidatos. Muchos radicales entienden esta lógica, a tal punto de que algunos ya se encolumnaron detrás de la precandidatura de Patricia Bullrich. Un ejemplo es el de Alfredo Cornejo, candidato a gobernador en Mendoza. Quizás por eso uno de los armadores de Rodríguez Larreta, Omar de Marchi, se haya retirado del partido “Cambia Mendoza” para competir por la gobernación con su propia lista.
La presunta retirada radical reabre la idea de aplicar las fórmulas mixtas dentro de Juntos por el Cambio. Por eso Morales cada vez empieza a sentirse más convencido de compartir una fórmula con Rodríguez Larreta, siendo su candidato a vicepresidente. Pero hay un inconveniente: Lousteau se quedaría sin lista para competir por la jefatura de Gobierno, ya que el jefe de Gobierno actual aclaró que en su boleta habrá un candidato que represente el espíritu del PRO, a definir entre Quirós, Macri y Soledad Acuña.
No es casualidad que por estos días se hayan instalado una ola de especulaciones en cuanto al cronograma de las elecciones y de cómo serán en la Ciudad de Buenos Aires. Es más, como mecanismo de defensa -y con cierto toque de malicia-, desde algún sector del edificio ubicado en Uspallata al 3160 se instaló la idea de que Jorge Macri no cuenta con los requisitos que establece la Constitución porteña para postularse como candidato. Desde las filas del macrismo niegan esta situación y hasta acusan a los radicales y a la Coalición Cívica como los responsables de esta operación. Es tanta la desconfianza en Juntos por el Cambio que la propia Elisa Carrió llamó por teléfono a Jorge Macri para aclararle que ella no estaba detrás de esta estrategia y que desde el espacio no van a impugnar su candidatura.
El llamado de Carrió a Jorge Macri fue una novedosa sorpresa, sobretodo porque ambos nunca tuvieron una gran relación. El problema para la líder de la Coalición Cívica es que, del otro lado, sabe que Lousteau es apadrinado por dos dirigentes radicales con los que históricamente rivaliza: Daniel Angelici, empresario y expresidente de Boca y Enrique “Coti” Nosiglia, exministro del Interior de Raúl Alfonsín y un hombre de poder en la Ciudad de Buenos Aires.
¿Se modifican las elecciones en CABA?
Todo el cuadro de situación contado anteriormente obliga a Horacio Rodríguez Larreta a tener que tomar una decisión que, inevitablemente, tendrá ganadores y perdedores y, en el fondo, una cuota de traición con dirigentes a los que supo incluir durante su gestión. Tanto Jorge Macri como Martín Lousteau fueron piezas fundamentales de su gestión y que acompañaron con votos en la Legislatura porteña.
Con las elecciones PASO a la vuelta de la esquina -se realizarán el próximo 13 de agosto según lo dispuesto por la Cámara Nacional Electoral-, el alcalde porteño tiene tres opciones sobre la mesa que generarán ruido interno: mantener el cronograma tal cual está establecido, anunciar un desdoblamiento -como lo han hecho la mitad de las provincias- o establecer unas “elecciones concurridas”, una idea que empieza a tomar fuerza.
En el primer caso, mantener el cronograma electoral implica que el radicalismo compita en condiciones ampliamente desfavorables y que se vean en la realidad de una dura derrota ante el PRO, que tiene el impulso tanto de Rodríguez Larreta como de Patricia Bullrich y con un candidato firme como lo es Jorge Macri. “La pregunta que hay que hacerse es: si Martín Lousteau dice que su candidato es Morales, ¿por qué les preocupa tanto y no van a una interna con una misma boleta”, chicaneó una fuente cercana de Macri a Data Clave.
La segunda opción es la de desdoblar las elecciones e ir por afuera del cronograma nacional, algo que ya se hizo en 2015 y que generó críticas entre los vecinos porteños, ya que ese año las personas que viven en esa jurisdicción fueron a votar seis veces en un año. A eso se le suma que los desdoblamientos electorales se anuncian con más tiempo y requieren otro tipo de logística, como lo son preparar los colegios y readecuar los padrones, entre otras aristas.
La tercera alternativa que hay es la que toma más fuerza y que genera menos efectos colaterales para los dirigentes, aunque siempre habrá uno que termine ganando por encima del otro. Es la idea de las “elecciones concurrentes”, una alternativa que contempla las PASO y que permite que ese mismo día se vote a Presidente y a jefe de Gobierno porteño en cuartos distintos. Es decir, los porteños sufragarían dos veces en un día.
¿Cuál sería el beneficio de esta medida? Desligaría a Rodríguez Larreta de tener en su lista a un candidato del PRO y podrían presentarse a las elecciones los partidos políticos que cumplan con el piso mínimo de afiliaciones. Y ahí es donde entra el radicalismo de Martín Lousteau, que además no sufriría el arrastre nacional y competiría mano a mano con el PRO.
Pero no es todo color de rosa. Las elecciones recurrentes nunca se organizaron en la historia de la Ciudad de Buenos Aires y no está claro cómo sería el procedimiento. A eso se le suma que esto significaría cambiar las reglas de juego muy cerca de los comicios. Y un detalle no menor es que, si no hay un padrón bien planificado, las personas podrían tener el problema de tener que votar en distintas escuelas: es decir, en una votar al Presidente de la Nación y en otra al jefe de Gobierno porteño.
"Hay diferentes alternativas de cómo se vota y todavía no están los plazos vencido; todavía hay plazo para definirlo", explicó Larreta hace algunas semanas en un reportaje radial. Lo cierto es que la promesa fue que en la próxima semana habrá una definición y se dejará en claro cómo será el dispositivo de las elecciones.
El jefe de Gobierno porteño atraviesa una encrucijada en la que debe tomar una decisión que inevitablemente afectará a uno de los dos candidatos. Y ambos son necesarios no sólo para la campaña presidencial, sino también para la gestión diaria. Correr de la discusión a Lousteau le haría tambalear su apoyo radical y toda una construcción interesante que fue generando a nivel nacional; caso contrario, perjudicar a Jorge Macri sería ganarse un reclamo interno del PRO y un nuevo foco de disputa con Patricia Bullrich. ¿Qué decisión tomará?