De las PASO a las Generales: cómo cambia la elección bonaerense
Cuánto de lo que sucede en las primarias de medio término es lo que acaba pasando en la votación definitiva. Un repaso por los antecedentes previos.
Las PASO fueron creadas en 2009 tras la aprobación de la Ley 26.571 como parte de un proyecto de ley de reforma política que presentó la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner. En su momento, la propia mandataria tuvo que defender la iniciativa de las críticas elevadas por parte de una oposición que hoy sigue ejerciendo el mismo rol pero que celebra la utilización de la herramienta electoral.
Desde su implementación hasta la fecha, las PASO fueron utilizadas en dos oportunidades para elecciones de medio término: en 2013 y 2017. Las primarias del 12 de septiembre serán entonces la tercera vez que las generales tendrán un paso previo con el objetivo primigenio de democratizar los partidos políticos y mejorar la representación.
Los frentes políticos aguardan hoy por el primer pantallazo electoral que termine de perfilar cierta toma de decisiones. En el oficialismo, en cuanto a cómo avanzar con algunos proyectos tanto en el Congreso como en la Legislatura bonaerense. Mientras que, en la oposición, sobre quiénes serán de ahora en adelante los responsables de encabezar las mesas de discusión con el Frente de Todos.
¿Pero cuánto de lo que sucedió en una primera instancia electoral bonaerense luego se mantuvo en la segunda? La tendencia en los dos antecedentes rumbo al Congreso son marcados: tanto en 2013 como en 2017 las dos primeras fuerzas crecieron. Con una particularidad, la primera de manera significativa; mientras que la segunda de manera moderada.
Los ejemplos son claros. Sin dudas, el actual presidente de la Cámara baja, Sergio Massa, fue el gran ganador de las elecciones de 2013. El Frente Renovador, con él como candidato a diputado nacional alcanzó un 35 por ciento en las PASO. Una cifra que elevó en casi 9 puntos en las generales hasta alcanzar el 43.95%.
Lo mismo pasó con los candidatos de Juntos por el Cambio para ambas cámaras: Graciela Ocaña subió de 34 a 42% mientras que Esteban Bullrich de 34.19 a 41.38. Los factores son varios: la baja de los candidatos que no pasaron el corte, mayor participación del padrón, la famosa apuesta al ganador y cómo la tercera opción, al contrario que los dos primeros, suelen bajar sus performances de una contienda a la otra.
Algo así pasó en 2013 cuando, en esta oportunidad, el Frente Progresista Cívico y Social, encabezado por Margarita Stolbizer logró mantener su porcentaje en la tercera colocación (pasó de 11.15 a 11.71). Lo que no pudo lograr el partido que llevaba al frente al ganador de la contienda de 2009, Francisco de Narváez, que cayó del 10.5% al 5.4.
En 2017 sí se dio la lógica de la debacle de la opción del medio. 1País, con Massa a la cabeza, pasó del 15.53 por ciento al 11.32. Algo que también sufrió en menor medida Cumplir, de Florencio Randazzo, al desplomarse del 5.90 al 5.31.
¿Qué pasó con el kirchnerismo? Como viene sucediendo desde 2009, cuando Néstor Kirchner cayó ante De Narváez, las diferentes denominaciones del espacio (Frente para la Victoria en 2013 y Unidad Ciudadana en 2017) quedaron en segundo lugar. Con un aspecto a favor. En ambas oportunidades crecieron de una elección a la otra.
En la primera, Martín Insaurralde, quien iba como aspirante a diputado nacional, pasó del 30 al 32.33%; mientras que en 2017 la también candidata a la Cámara baja, Soledad Vallejos, ascendió de 32.37 a 36.25%. Cristina Fernández, rumbo a la Cámara alta, subió de 34.11 a 37.25%
De cara a un nuevo escenario electivo, las variables de las PASO anterior confirman que los espacios ganadores no hicieron más que elevar la diferencia sobre su perseguidor en detrimento de las otras fuerzas por fuera de la polarización. Ahora habrá que ver cuánto de eso se confirma para este nueva contienda.