Del país de la manteca al techo al país inviable
No tenemos moneda, no es posible ahorrar, ahuyentamos la inversión privada, cierran empresas y la economía no crece. Los argentinos deberíamos replantearnos si creer el relato no nos está saliendo demasiado caro.
Cuando observamos la variación del dólar en Argentina y vemos, como ocurrió en la última semana, que de golpe la cotización de la moneda norteamericana comienza a escaparse una vez más, todos nos preguntamos ¿por qué otra vez? Desde que Argentina salió de la convertibilidad en 2002 el peso ya ha perdido 99% de su valor frente al dólar. No hay secretos respecto de por qué pasa, sin embargo, aún gran parte de la población no lo entiende, por ello, este artículo intentará echar luz sobre la Argentina que derrocha manteca al techo y luego se vuelve un país inviable.
El gasto público tiene un atractivo enorme para los políticos, ya que a través de este pueden “redistribuir” y hacer “caridad” hacia sectores de la población que luego forman parte de su masa de votantes. El gasto público se financia con impuestos. Cuando hay viento a favor con precios de commodities altos y tasas bajas en el mundo, Argentina crece, se recaudan muchos impuestos y se aumenta el gasto, es el momento de la manteca al techo. Sin embargo, a veces cambia el viento, y otras, como no es suficiente lo que se recauda de impuestos para ganar las elecciones, se gasta por encima de lo que se recauda. Allí aparece el déficit fiscal. Que tiene 2 formas de financiarse. Emitiendo deuda o imprimiendo billetes. Normalmente, los políticos, si tienen la primera alternativa optan por ella, hasta que están tan endeudados que el mercado no les cree más. Y entonces, optan por imprimir la diferencia. Cuando se imprime, pero no se genera crecimiento, ni hay ingresos de dólares, que respalden esa impresión, nuestra moneda se devalúa.
Ahora hagamos doble click en por qué ingresan dólares genuinos (no producto de tomar deuda) a nuestra economía. Una cosa que debemos comprender los argentinos es que, mal que nos pese, nuestro principal producto de exportación es la soja. Si bien hemos hecho innumerables intentos por diversificar nuestra matriz productiva en el pasado, todos han fallado. Cuando uno observa los datos de los sectores que producen dólares en nuestro país, surge que el sector oleaginoso representa el 31.3%, el cerealero el 20.8%, el sector cárnico el 7.4%, y frutihortícola el 5.5%. Es decir, el campo genera U$D 130 de cada U$D 200 dólares oficiales que a Usted se le permite comprar.
Es tal la preponderancia del sector, que sería impensado que el país atentara contra el mismo. Sin embargo, indirectamente, a medida que se ponen más y más trabas y regulaciones para la libre compraventa de dólares, crece el incentivo para que la divisa se opere en mercados alternativos al oficial a un precio libre. Así surgen las múltiples cotizaciones del dólar que vemos a diario, que esta semana llegaron en algunos casos hasta los $165. Veremos a continuación como esto daña a ese y otros sectores.
La brecha entre ese dólar libre y el dólar oficial, genera expectativas en los actores económicos. Dado que algunos productos aún pueden importarse o conseguirse al tipo de cambio oficial los actores buscan stockearse en ellos. Algunos inclusive rechazan ventas a la espera de que, tras la devaluación que les pronostica el dólar libre, puedan conseguir un mayor margen o simplemente no vender algo que luego no puedan reponer a ese “costo dólar oficial”. Así es como la economía se paraliza.
Si hacemos un zoom en el sector más relevante, el de la soja. Hoy la tonelada de soja cotiza a U$D 391 la tonelada. Sin embargo, si consideramos la brecha cambiaria y las retenciones, un sojero obtendrá al final del día U$D 150 netos por cada tonelada exportada. Si Usted tuviera soja o algún otro producto de exportación ¿esperaría para venderlo o lo vendería ahora a $77 menos retenciones del 30%? La misma decisión se traslada a todos los sectores de la economía, exporten o no. Porque el que vende fierros o arandelas hoy, prefiere no vender, porque no sabe si lo que recibirá será suficiente para reponerlo.
En definitiva, nuestro error es creer en la redistribución que nos vende la política con su relato durante los períodos de manteca al techo. Si tuviéramos 0% de retenciones y libre mercado de cambios, estaríamos en la zona verde del gráfico anterior y nadaríamos en dólares. Sólo que creímos el relato de la distribución y por ello estamos en la zona de país inviable. Es cierto, hoy a lo poco que se liquida, se le quita cerca del 58% que, puede distribuirse vía gasto público. Pero, a cambio, no tenemos moneda, no es posible ahorrar, ahuyentamos la inversión privada, cierran empresas y la economía no crece. Los argentinos deberíamos replantearnos si creer el relato no nos está saliendo demasiado caro.