En términos políticos, las sospechas de corrupción que envuelven al presidente y a su círculo más estrecho podría tener efectos más largos, aunque parece difícil que puedan ser capitalizados por la oposición. Unos por resultar el extremo opuesto, rechazados de plano por los eventuales desencantados; otros por estar quebrados en múltiples partes, sin contar con volumen de inicio que pueda atraerlos. 

Por lo pronto, el Gobierno volvió a anotarse triunfos en la agenda legislativa: logró evitar que se conforme una comisión investigadora en el Senado, que prometía agregar ruido constante sobre el tema, y transformar en ley la suspensión de las PASO, en ambos temas fracturando a los bloques opositores.

El EMBI estabilizado en un piso más alto aleja la perspectiva del Gobierno de volver acceder a mercados internacionales, a la vez que atenta contra la posibilidad de las empresas de financiarse afuera, algo que, tímidamente, viene nutriendo la oferta de divisas en el MULC. Ambas cuestiones resultan importantes en el contexto actual, en el cual el BCRA capitaliza en términos de reservas un porcentaje muy menor de las compras que realiza en el MULC. 

De hecho, en lo que va del mes, aun con compras que superan los UDS 1.327 M, el aumento de reservas fue apenas de USD 243 M (al 19/2). Pagos de deuda (en febrero intereses al FMI), menores encajes por la caída persistente de los depósitos en dólares y las reanudadas intervenciones del BCRA en los mercados de títulos para acotar cualquier suba de la brecha, son factores que explican esta dinámica, en paralelo con liquidaciones del agro que no parecen reaccionar por ahora al estímulo que significa la baja temporal de retenciones.

En este contexto, el BCRA acaba de anunciar cambios normativos para la política de crédito de los bancos, habilitándolos a otorgar préstamos en dólares a cualquiera (independientemente de si cuenta o no con ingresos dolarizados) siempre que estos sean financiados con pasivos distintos a los depósitos (por ejemplo ONs); los depósitos en dólares sostendrán (por ahora) la obligación de ser prestados únicamente a exportadores. 

Aun cuando el cambio opera sobre un monto menor del pasivo en moneda extranjera de los bancos (aproximadamente USD 4 MM, 10% del total), cabe pensar que se trata de una medida más que intenta asegurar una mayor oferta de divisas en el MULC. Ahora, personas/empresas sin ingresos dolarizados podrán endeudarse en dólares al 0,4% mensual (aproximadamente), liquidar esas divisas en el spot (las que se transforman inmediatamente en reservas netas) y aprovechar la tasa en pesos (2,3% promedio de Lecaps con vencimiento en los próximos 4 meses) en un escenario, de estabilidad cambiaria marcado por el crawling al 1% mensual.

Con reservas que no terminan de despegar y con el riesgo país que frenó la caída, el acuerdo con el FMI cobra cada vez más importancia. El ministro Luis Caputo había declarado este mes que el acuerdo terminaría de cerrarse dentro del primer cuatrimestre del año. La semana pasada, el presidente Javier Milei volvió a reunirse con Kristalina Georgieva. El comunicado que resume el quinto encuentro entre ambos está marcado por elogios por lo hecho hasta acá, pero todavía sin definiciones sobre el programa que tendrá atrás el nuevo acuerdo. 

Cuesta pensar que el FMI avale la política cambiaria elegida por el Gobierno en el último tiempo (atraso del oficial + intervenciones en los paralelos vía blend o compra-venta directa de títulos contra dólares), pero no descartamos que, bajo la promesa de correcciones una vez pasadas las elecciones legislativas, puedan adelantarse fondos frescos. Aunque entendemos que, de menor magnitud, esto podrían estar sujetos a condicionamientos en la previa de mayores desembolsos (pe. intervenir limitada en los paralelos, quizás dentro de un esquema de bandas).

Por último, en estos días se conocieron datos que todavía apuntalan la gestión de gobierno y ameritan pensar que las correcciones que se demandan podrían tener costos más acotados que en el pasado: 

  • i) la inflación mayorista fue del 1,5% mensual en enero (por debajo del 2% del crawling que regía en aquel momento), 
  • ii) 2025 comenzó con superávit primario del 0,3% del PBI, 
  • iii) con superávit comercial de USD 142 M en enero. 

No obstante, encontramos matices en los tres. La inflación mayorista se aceleró respecto a los 3 meses previos, por mayores aumentos en nacionales, pero también por la reversión de la deflación de importados (+0,4% mensual tras 4 meses en baja). 

Por otro lado, más allá del compromiso indudable el Gobierno con la cuestión fiscal, el dato esconde una caída del 2% en los ingresos y una suba del 14% del gasto primario explicada en una baja base de comparación anual, pero también en la recuperación sostenida del gasto en jubilaciones (excluyendo el bono a jubilados de la mínima) en un escenario de desinflación. 

Esta dinámica promete estar presente también en los próximos meses. Y, en relación con el dato de la balanza comercial, hay que decir que, además de ser el más bajo de la administración actual, el resultado se apalanca en el aporte neto de combustibles (USD 678 M) que más que compensa el déficit del resto de los sectores. Estaremos atentos a la evolución futura de cada uno.