El dólar paralelo cerró otra semana en baja, tocando los $1.250, influido por las divisas ofrecidos para aprovechar el carry que ofrece el gobierno con tasas de lecaps por arriba de la expectativa de depreciación del dólar oficial y de los paralelos (para aquellos que perciben que serán intervenidos aun a costa de caída de reservas).

El riesgo país, sin embargo, aumentó levemente, pero sin vulnerar los 1.500 puntos. Las expectativas de inflación no descendieron tanto para lo que resta del año (un par de décimas respecto de lo esperado en julio, según el REM del BCRA), pero se ubican en valores inferiores al 4% mensual. A esto se sumó algunos mensajes de posible financiamiento con algunos bancos del exterior (se tiró un número cercano a los USD 4.000 millones) o incluso del FMI, como ya había ocurrido meses atrás, pero por ahora no hay ninguna confirmación o anuncio de esto. 

El gobierno apuesta a alcanzar rápidamente una inflación que emparde al menos el crawl del 2%, aun sacrificando reservas para mantener o reducir la brecha.

Pero en definitiva, no ha cambiado mucho el panorama respecto de semanas atrás: la inflación se reduce pero cada vez le cuesta más alcanzar escalones más bajos (la inflación de CABA bajó de 5,1% en julio a 4,2% en agosto, pero la core pasó de 4,6% a 4,3%), la actividad muestra señales mixtas según el mes y no se termina de conformar una tendencia positiva, las cuentas en dólares siguen inciertas para el futuro (el síntoma es un riesgo país estancado en valores altos), y existe la necesidad de cubrir la brecha de dólares con nuevo financiamiento (por ahora en el terreno de lo posible, y no de lo cierto), además de algunas correcciones cambiarias (que no tienen por qué tener derivaciones fatales).

Como señales positivas, a los resultados fiscales favorables (y márgenes de maniobra en caso de que algunos ítems suban) se sumó el resultado de algunas colocaciones de bonos corporativos, que confirmaron que el riesgo privado de algunas empresas se ubica bastante por debajo del riesgo soberano (rendimientos levemente por arriba del 8% en dólares en Pampa, YPF y TGS).

Otro dato para destacar es que, como se perciben estabilidad en el tipo de cambio oficial (que reduce rendimiento de instrumentos dollar linked) y riesgos en la disponibilidad de dólares (que afecta a los hard dollar), las emisiones de lecaps en pesos tienen elevada demanda y parecen ser la opción más redituable para el corto plazo.