El problema está entre nosotros, el Presidente juega al empate y el palazo estatista
Los tres indicadores que importan: recaudación, gasto y emisión. El desafío de Guzmán para ajustar y resistir a la presión política. Negociación con el fondo: la clave está en la confianza de los argentinos. Todas esos tópicos resuelve el gran Willy en un breve diálogo con los transeúntes.
Willy paga el café a pocos metros de los estudios de Radio Mitre y antes de irse, el mozo lo demora unos minutos, barbijo y dos metros de distancia mediante. Él está preocupado y necesita unos consejos, y un panorama que sólo Willy puede ofrecer. Pero antes se acuerda de lo más importante. "Willy mañana miércoles (por hoy) es su cumpleaños. Si no le molesta lo saludo hoy. Se lo vé mejor que la economía Argentina", lanza. Willy lo mira con cara de no entender si es un elogio semejante comentario, pero acepta el saludo sonriente. Las dudas del gastronómico giran sobre la cotización del dólar al acuerdo con el FMI, de las claves para el equilibrio a los "palazos estatistas" que surgen en la coalición oficialista.
Paga el café, el mozo recibe la pregunta se despiden, y antes de que entre al bar, Willy insiste: "acordate siempre, son tres preguntas: cuánto se recauda, cuánto se gasta y cuánto se emite".
-Willy, se acaban las ayudas sociales que surgieron en la pandemia, aparece una nueva fórmula para jubilados y a Guzmán lo acusan por “proponer un ajuste”. ¿Es así o son medidas acertadas para cuidar el equilibrio fiscal?
Willy Kohan: Lo que ocurre es que el Gobierno para evitar que otra vez se dispare la cotización del dólar, comience a profundizar la pérdida de reservas, la salida de depósitos y nos acerquemos a un colapso financiero, la única solución real que existe es frenar la emisión de pesos, empezar a controlar el gasto y el sobre gasto impresionante que hubo y todavía existe por la cuestión de la pandemia. Pero esa administración del gasto supone un acuerdo político que en Argentina nunca se logró. Como el 50% del gasto público es el sistema jubilatorio, que es un sistema quebrado, y la política no quiere debatir este problema, la Argentina estará condenada a tener inflación.
-¿Y qué debe hacer el Presidente?
W.K: Como no se puede ajustar este gasto, el Gobierno tiene que encarar otros ajustes, como la eliminación de los subsidios. Vamos a ver si esta gestión es más eficiente de lo que fue Cristina en la administración de los subsidios, porque se sigue dando la injusticia de que los sectores medios y altos de la sociedad tiene los mismos subsidios que los los hogares de ingresos bajos, y eso hay que corregirlo. O se ajusta el gasto, o vamos camino hacia una inflación muy peligrosa y a un colapso financiero que agrave aún más todo.
-¿Cuatro años y medio de gracia con el FMI, Willy? ¿Pedirán algo a cambio?
W.K: La negociación con el fondo, en términos de cómo va a ser el plan de pago ante la deuda que hoy existe, es lo de menos. Porque Argentina necesita recuperar la confianza entre los argentinos para que frene la corrida contra el peso y la gente empiece a vender dólares y se genere el círculo virtuoso de la inversión y la creación de empleo, independiente de lo que diga o no el fondo. ¿Hay posibilidad de que Argentina reciba préstamos extras del fondo? Me parece difícil, pero manteniendo un acuerdo se podrá acceder a líneas de crédito del Banco Mundial, o el BID. El acuerdo con el fondo es como el acuerdo con los acreedores, es lo de menos, es lo más fácil. El problema es qué hacemos los argentinos con la economía de Argentina.
-¿Y qué hacemos nosotros, Willy?
W.K: Bueno, qué hace el Gobierno. Y acá las tres preguntas que importan son, cuánto recauda cada mes el Gobierno, cuánto gasta cada mes y cuánto hay que cubrir de déficit con emisión monetaria. Si esa cuenta no se modera, esos equilibrios de los que siempre hablamos del dólar, van a buscar horizontes más altos. Se acercaron al precipicio cuando el dólar rozó los $200, veremos finalmente cómo tratan de contener la situación con restricciones políticas y sociales muy severas. La situación de la pandemia sigue vigente, la actividad económica está al 30%, 40% de lo que era antes, y hay una enorme cantidad de actividad que sigue paralizada.
-Hubo reclamos de la CGT. Este domingo fueron los senadores los que advirtieron al fondo. Parecía que en la Rosada no gustó esta carta pero después Alberto le pegó un palo al FMI ¿Cuánto margen tiene Guzmán para avanzar en su programa?
W.K: Está claro que para decirlo en los términos que le gustan a Guzmán, el problema que hoy tiene es de sustentabilidad. No tanto económica o financiera, pero sí política. Es cierto que Guzmán puede enfrentarse a las presiones políticas dentro de la coalición de Gobierno. Se ha visto en los últimos días una puesta de escena de sectores más de izquierda del Gobierno, como la respuesta de Máximo Kirchner con este proyecto de impuesto a la riqueza que es una pésima señal a la actividad en blanco, al mérito, a la decencia. Es una gran ventaja para toda la gente que está en negro. Es una pésima señal que tiene que ver con esta dificultad que tiene el Presidente de estar siempre jugando al empate. No hay forma de dar una señal a favor de la inversión o el sector privado, sin que venga un palazo estatista del sector de izquierda de la coalición.