El Poder Ejecutivo presentó hoy la rebaja del Impuesto PAIS del 17,5% a 7,5%, que redundará en un abaratamiento en la importación de bienes y servicios, junto con una caída en la recaudación tributaria, la cual se “compensaría” por las subas en las tarifas, que también tienen gravámenes.

Según un informe realizara por la consultora Invecq el abaratamiento del “dólar importador” -pasará de $1.120 a $1.024- lo que se traduciría en un incremento de las compras externas, “en un momento en el que ya se esperaba un aumento como consecuencia de la incipiente recuperación económica y el nuevo esquema de pagos que rige desde agosto”.  

De manera paralela, el abaratamiento de las importaciones “podría traducirse en una reducción de los precios internos, lo que ayudaría a consolidar el proceso de desinflación”, tal como lo preció el propio ministro de Economía, Luis Caputo.

Desde el frente fiscal, el impuesto PAIS, que representó el 6,3% de los ingresos totales del Estado Nacional durante los primeros siete del año (frente al 3,5% en todo 2023), dada la devaluación de diciembre, el incremento de la alícuota y el universo gravado, lo convirtió “en un factor clave a la hora de explicar el resultado fiscal superavitario acumulado”. 

“La reducción de la tasa implicará una pérdida de aproximadamente US$ 2.500 M (0,4% del PBI) para lo que resta de 2024. De todas formas, el objetivo de equilibrio fiscal no se ve seriamente comprometido”.

Para Inveq, la baja del impuesto PAIS, y su posterior eliminación desde el 1° de enero, “es sin lugar a duda una medida que va en la dirección correcta, pero que tensiona el plano cambiario en el corto plazo, en un momento en el que ya se esperaba una mayor demanda de divisas”. Además, se traducirá en una importante pérdida de recursos para el Tesoro. 

¿Por el lado positivo? “desde septiembre podrían bajar los precios de algunos bienes, por el menor costo de importar; aunque, en este caso, el impacto final es menos claro”.