Días atrás explotó una bomba en el corazón del gobierno nacional. Mientras parecía que de a poco se empezaba a ver la salida de la pandemia del coronavirus, una prueba irrefutable de un error por parte del propio presidente Alberto Fernández generó un problema fuera de todo cálculo. Un error no forzado, dirían en el tenis. Uno más, en una gestión que no tiene demasiado margen en un contexto nacional y mundial muy desfavorable. 

Pasado el desconcierto inicial y los fantasmas de fuego amigo de las primeras horas y días iniciales de las fotos de los visitantes indebidos en la Quinta de Olivos, el gobierno busca barajar y dar de nuevo. La primera reacción fue timorata, una disculpas a medias y no fue bien recibida. Tampoco ayudó demasiado la defensa de los distintos funcionarios, pues la palabra de Alberto no conformó a todos. Y la oposición lo capitalizó, con sus estilos e intereses, salieron en manada a condenar al mandatario en falta.

Pero si hay una cualidad que tiene el Ejecutivo y en especial la dirigencia del Frente de Todos es la de reinventarse. Del golpe buscarán hacer una fortaleza. Abroquelarse y devolver el ataque. En bloque, con todos adentro. A pesar de la crisis, nadie saldrá eyectado del gabinete. Hubo mucho enojo, sí. También malestar. La foto indiscreta golpeó al gobierno y le costó asimilarlo. Pero ya están en plan de dar vuelta la página. Y pasar a la ofensiva, con Cristina Fernández de Kirchner como piloto. Como adelantó Data Clave, este martes en Avellaneda darán una prueba cabal de apoyo a la gestión de Fernández con CFK a la cabeza.

El "tridente" ofensivo del Frente de Todos, más Massa, salen a la cancha para pelear el partido este martes en Avellaneda.

El discurso del lunes del Presidente fue mucho más vehemente y enfático para despejar cualquier tipo de dudas sobre su fortaleza y convicción. El acompañamiento en el acto de ayer y el que tendrá lugar este martes será una prueba más de eso. No solo una desmentida de la crisis sino, más bien, una reconstrucción desde las diferencias pero con la claridad de un adversario común enfrente. Todo tiempo pasado fue peor, el mantra con Macri como contrapeso.

Por eso tomó la posta también uno de los escuderos de Fernández, repatriado años atrás y de valor fundamental para la cohesión interna: el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, quien salió en defensa del mandatario y en la misma maniobra atacó al ex presidente Mauricio Macri. Y hacia allí irá la estrategia del gobierno de acá en más. Reconocer el error, pero demostrar que la otra opción es peor. La unidad como capital electoral y no como mero slogan de campaña.

"El objetivo del acto es mostrar unidad y gestión", confió días atrás una fuente calificada de la Rosada a Data Clave, al ser consultada sobre las esquirlas de la denuncia por las presuntas reuniones sociales en Olivos durante la vigencia del ASPO, que motivó un insólito pedido de juicio político por parte de la oposición en el Congreso. Y remató: "hasta ahora jugaron ellos, ahora salimos a la cancha nosotros". Y eso ocurrirá en Avellaneda, donde también estará la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Oposición descolocada: ir a fondo o por la avenida del medio

Los halcones del PRO fueron al hueso con velocidad y condenaron la acción de romper el aislamiento. Pero incluso fueron por más, hermanados con dirigentes de peso del radicalismo, que se animaron a pedir juicio político. En la práctica no habría posibilidades reales de llevarlo adelante ya que no juntarían los votos, pero discursivamente llega, son palabras de alto impacto.

Claro que no hay consenso en ello y hasta una de las más opositoras al kirchnerismo no comulga con este pedido. La propia Elisa “Lilita” Carrió aseguró que no hace denuncias en campaña y se alejó de la postura intransigente del ala dura. Desde hace rato la dirigente de la CC-ARI tiene una postura más moderada y menos beligerante. 

Concidencia. Desde la oposición, Randazzo y Carrió no avalaron el pedido de juicio político contra Alberto Fernández.

Mismo camino tomó el ex ministro de Cristina Kirchner hoy devenido en opositor, Florencio Randazzo. El chivilcoyano se manifestó en contra del juicio político y también tomó distancia del macrismo, al que lo quieren igualar con frecuencia. “Me importa un carajo Macri”, soltó un inusual ferviente “Floro”. El cambio de actitud corre para varios. 

La táctica de la oposición estará atada al éxito o no que tenga el gobierno en su plan de desactivar la bomba que dañó al gobierno, pero no lo rompió. Si la grieta interna que generó el impacto se cierra, el Frente de Todos saldrá fortalecido, con el ímpetu necesario para encarar la recta final de la campaña. Acción y reacción, parece ser el principio que regirá en esta elección. La pelota la tiene el Ejecutivo ahora.