Si el pliego de la senadora nacional por Neuquén Camila Lucía Crexell para ocupar la delegación argentina ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) es aprobado por el Senado, ese nombramiento desplazará a un diplomático de carrera que es conocido como “el embajador del chamamé”.

Se trata de Miguel Ángel Hildmann, un integrante del Servicio Exterior que en febrero de este año fue designado como delegado permanente ante la Unesco por un decreto del presidente Javier Milei. El diplomático ejerció una influencia decisiva para que el Gobierno de Corrientes concretara la declaración del chamamé como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en 2020.

Último chamamé en París: quién es el funcionario nombrado en febrero que se irá si llega Crexell

Hildmann es cordobés de origen y ocupó puestos en las embajadas de China y Uruguay, entre otros destinos. El diplomático es un gran conocedor de conocedor del tradicional ritmo mesopotámico y resultó un engranaje importante cuando los gobiernos de Corrientes y la Nación iniciaron e impulsaron el trámite logar ese reconocimiento para la música del Litoral.

El mérito del embajador es reconocido por el Estado correntino, ya que Hildmann es un invitado habitual a las ediciones de las Fiestas Nacionales del Chamamé.    

"Tuve la suerte de ser el representante argentino frente a la UNESCO, cuando se realizó la presentación de este expediente maravilloso", expresó Hildmann, en oportunidad de participar la Fiesta Nacional del Chamamé, según reseñó en su momento la prensa de esa provincia.

El chamamé fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO a través de una votación realizada en París, donde la propuesta aprobada en el órgano cultural de las Naciones Unidas.

Así se convirtió al chamamé en el tercer bien cultural argentino declarado patrimonio de la humanidad, luego del tango y el fileteado porteño. La iniciativa surgió desde el Estado argentino a través de un planteo del Gobierno de Corrientes y Hildmann jugó un papel protagónico para que eso sucediera.

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La novela por Crexell

La Ley Bases se sancionó ayer en el Senado con el voto de Crexell, cuya nominación como embajadora ante la Unesco por parte del Gobierno se conoció 24 horas antes de la realización del debate que se realizó en la Cámara baja, a partir de la difusión de un documento de la Cancillería.

El delegado permanente de Argentina ante la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura tiene rango de embajador. El cargo fue creado el 20 de marzo de 1953 por el presidente Juan Domingo Perón mediante el decreto. Durante la gestión de Alberto Fernández fueron dos los nombrados: primero, Pino Solanas y, tras su muerte, Marcela Losardo, luego de la renuncia al Ministerio de Justicia.​

El pliego de Crexell, acusada por haber “entregado” su voto a cambio de un puesto en París, debe ser aún aprobado por el Senado. Se trata de una postulación cuestionada, pero si es finamente designada, desplazará al diplomático que hizo vibrar la sede argentina en la “ciudad luz” a ritmo de chamamé y ahora diría “au revoir”.

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