Tras dura derrota en Marcos Juárez: qué hay detrás del recambio de gabinete de Schiaretti
El gobernador aprovechó la salida de tres funcionarios cuestionados para "vender" una reestructuración interna y, de paso, responsabilizar a la "crisis permanente" del gobierno nacional.
La derrota en Marcos Juárez fue un duro golpe. Caló hondo. El gobernador cordobés Juan Schiaretti salió decidido a dar la pelea en el kilómetro cero de Cambiemos buscando nacionalizar una victoria que las encuestas daban como posible. Sin embargo, tras el fuerte apoyo de todos los referentes, quienes se dieron cita en la ciudad en la previa de las elecciones, la candidata de Juntos logró un categórico triunfo que impactó de lleno en toda la provincia y principalmente en Hacemos Córdoba.
En las últimas semanas, el mandatario provincial vio cómo su gobierno se sacudía luego de tres renuncias en el último mes. Primero con la dimisión de Diego Cardozo, quien estaba al frente de Salud, y que había sido cuestionado por la muestre de bebés en el Hospital Neonatal. Luego fue el turno de Nora Bedano, al frente de Agencia Córdoba Cultura, tras los reclamos de los trabajadores del área y algunas denuncias de sobreprecios en la contratación de obras musicales. Y ahora le llegó el turno a Alfonso Mosquera, quien manejaba Seguridad, con varias denuncias en su contra.
Es por esto que, Schiaretti, tomó la decisión de maquillar un fuerte sismo interno a poco más de un año de dejar el gobierno para tapar los cuestionamientos internos y de la oposición bajo el esquema de una renovación.
En otra palabras, el gobernador desvió la atención de las renuncias para convertirlas en cambios estructurales que apuntan a “eficientizar programas en marcha y a instrumentarlos desde un abordaje integral y profundizar en la articulación con los municipios, comunas, cámaras y asociaciones del sector privado y actores de la comunidad”.
Algo que se hizo, según expresó, “con el propósito de adecuar el Estado en función de las necesidades que van surgiendo en la sociedad”. Sobre esto, Schiaretti sostuvo que “el Estado provincial debe estar siempre acorde en su organización a los tiempos que corren, que en el país son de una crisis permanente. Lo que exige enfocarse en los puntos centrales como la seguridad, el hábitat, el empleo, la economía familiar y la justicia”.
La estrategia del gobernador es apuntar hacia arriba. Mostrar a Córdoba como víctima de los problemas que no se resuelven en el marco nacional.
Y es por eso que aprovechó la volteada para corregir el rumbo interno con la incorporación de Julián López en lugar de Mosquera. Ahora, como superministro. Con Gobierno y Seguridad unificados. Por su parte, Facundo Torres pasó a encabezar el Ministerio de Empleo y Formación Profesional. Mientras que Laura Echenique quedó al frente de Justicia y Derechos humanos.
Cabe mencionar que Schiaretti está decidido en salir a dar la puja nacional debido a que no podrá ser reelecto en las próximas elecciones provinciales. De ahí la necesidad de nacionalizar la elección de Marcos Juárez. Claro, los resultados no fueron los esperados. Y ahora sabe que tiene que revolver fuerte para intentar retomar el control del voto antikirchnerista.
Los cambios internos también son la forma de comenzar a levantar el perfil rumbo a dar el salto nacional con el fin de darse a conocer en todo el país. En su entorno saben que hoy no se trata de un nombre fuerte.
Así las cosas, Schiaretti busca dejar el territorio propio encaminado para el intendente de la capital, Martín Llaryora, y salir a recorrer el país en busca de los acuerdos necesarios para poder ser un hombre de peso dentro del peronismo. Sus encuentros con Omar Perotti y Gustavo Bordet, ambos sin posibilidad de reelegir, más el acercamiento a un sector de la UCR, vaticinan que el gobernador no abandonará la carrera rumbo al sillón de Rivadavia.