Secretos del Poder: la grieta y una clase política que no registra
La dirigencia política está teniendo un comportamiento similar en un aspecto: no registra al otro. El error de Vicentín, las vacaciones de Macri en en el verano europeo, al aumentazo de sueldos jerárquicos en municipales y el rechazo a recortes en la clase dirigencias son una clara muestra de esto. En tanto, las diferencias siguen hasta en temas profundos de la economía. Grieta en la negociación de deuda y en la eventual decisión sobre Edesur.
Mucho se habla de la grieta en la sociedad y es imposible negar que hay sectores que tienen pensamientos fanáticos, identificados con lo más duro del kirchnerismo, por un lado, y con el macrismo, por el otro. Un fanático es una persona que no escucha, que no registra las razones del que piensa distinto y, en última instancia, lo ve como un enemigo.
La dirigencia política está teniendo un comportamiento similar en un aspecto: no registra al otro. Esto es lo que lleva a que el presidente Alberto Fernández haya confesado – genuinamente- en su momento que “yo me equivoqué con el tema Vicentín porque creí que la situación estaba mucho más asumida, pensé que todos iban a salir a festejar porque estábamos recuperando una empresa importantísima. Pero no pasó, todos se pusieron a acusarme de cosas horribles”.
En esta frase el presidente muestra, casi con inocencia, que daba por sentado que el Estado que él encabeza tiene una buena imagen, cuando en realidad para no pocos sectores, el avance de la intervención estatal es percibido como un avasallamiento.
Una parte importante de la sociedad teme que el gobierno kirchnerista limite las libertades individuales y esta percepción está basada en los últimos años del gobierno de su vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, cuando se combinaba el dedo acusador en los discursos en cadena nacional con una economía que no estaba bien.
El primer mandatario consideró que la eventual expropiación del Grupo Vicentín tendría el apoyo mayoritario. En realidad se encontró con un rechazo impensado, incluso de sus aliados políticos y de una justicia que le dio la espalda. Resultado: tuvo que dar marcha atrás con un elevado costo político.
En este nuevo escenario, los dueños de Vicentín esperan ahora continuar con la idea de formar un fideicomiso en el que depositarán sus acciones y esperan que aparezcan inversiones que permitan mantener a flote a las empresas.
En el Gobierno Nacional, conscientes de esta marcha atrás, argumentan que cuando la empresa demuestre su inviabilidad “ya será tarde”. Paralelamente el presidente señaló que considera la posibilidad de hacer de YPF Agro una sociedad autónoma que sirva de referencia al sector cerealero.
Esta semana el gobierno presentó una reforma judicial que despertó voces críticas de la oposición. En líneas generales no hay un cuestionamiento a la intención de mejorar el accionar judicial, pero sí a la ampliación de los miembros de la Corte Suprema que se estudia por separado. La oposición critica además, la oportunidad de la iniciativa.
“En medio de una pandemia, con una crisis económica grave, lanzan este proyecto, no se entiende”, sostienen. El presidente, en declaraciones radiales, defendió el proyecto y respecto a la oportunidad dio a entender que siempre se quejan o porque no hacemos nada (por la pandemia) o porque hacemos. Lo cierto, es que esta iniciativa dio lugar a que algunos sectores de la sociedad salieran este sábado a manifestarse en contra.
De vacaciones
El ex presidente Mauricio Macri, quizás cansado del encierro, decidió irse un mes a Europa junto con su familia. En medio de acusaciones que ya se sustentan en los tribunales y habiendo dejado un país en recesión y con una delicada situación externa, su partida cayó mal en vastos sectores de la sociedad.
En las redes sociales las frases más repetidas se referían a que “mientras yo no puedo ir ni a la plaza, hay otros que viajan”. La oposición se hizo un festín. Máximo Kirchner lo resumió diciendo “Macri es mucho mejor turista de lo que fue como presidente”.
“Recién llegado a una sociedad donde se vive en libertad y con responsabilidad” afirmó el ex mandatario a su arribo a París. Esta ciudad representa el lujo, el placer para el común de la gente. A principios del siglo pasado era el destino preferido de los estancieros cuyos despilfarros llevaron a que se acuñara la frase “rico como un argentino”.
Era años en los que “se tiraba manteca al techo”. Según el diario Época, “La autoría de ese caprichoso entretenimiento fue Martín Máximo Pablo de Álzaga Unzué, “Macoco” para los amigos. Un hombre real que nació en Argentina y que figuró en el libro Guiness… por haber sido el argentino que más dinero gastó en su vida. “Macoco solía invitar a comer a sus amigos al restaurante Maxim’s de París. En uno de sus salones especiales había una pintura en el techo con unas valquirias de senos prominentes que sobresalían de los escotes. Una noche, tentado por el aburrimiento digno de un “enfant terrible”, colocó manteca en un tenedor para ver si embocaba entre los senos de las mujeres de la pintura. Acto seguido se presenció un torneo de tiradas de manteca al techo entre todos lo que lo acompañaban”.
Volviendo al presente, Macri aclaró que iba a cumplir con los catorce días de cuarentena antes de ir a Suiza y partió a hospedarse La Réserve, un hotel exclusivo ya que dispone de sólo 26 suites y 14 habitaciones cuyos precios por día van desde 800 a 1.800 euros.
Cabe recordar que cuando era presidente, tanto Macri como varios de sus colaboradores no comprendían la crítica que recibían por querer continuar con sus estilos de vida de hombres adinerados.
Porqué irrita ahora que Macri se vaya un mes de vacaciones. Porque con estas actitudes, la dirigencia política parece no comprender su rol. La sociedad deposita en los políticos que la representan la esperanza de que le van a mejorar la vida. En medio de pandemia y la mayor crisis económica de la que se tenga memoria, el viaje del ex presidente refleja la distancia que hay entre los líderes políticos y la gente que intentan representar.
El sueldo que ustedes pagan: ¡es mío, mío!
Otro ejemplo que marca la falta de empatía entre la sociedad y sus dirigentes es la resistencia reducir sus sueldos en momentos en que vastos sectores de la población sufren recortes en sus salarios o, directamente, no tienen ingresos.
El argumento es que “siguen trabajando”, como si el resto de la sociedad no lo hiciera. Por el contrario se dan casos como lo resuelto por el intendente de Zárate, Osvaldo Cáffaro, que decretó un aumento del 80% para el sueldo de los funcionarios jerárquicos -exento del impuesto a las Ganancias.
Esta semana, la periodista Verónica Castallares, en el programa de Fernando Sietecase por Radio con Vos, le preguntó al presidente Alberto Fernández porqué razón los políticos no se rebajan sus sueldos y con ese dinero se ayuda al personal sanitario cuando muchos aún no recibieron el bono adicional (de $5000).
El presidente visiblemente molesto dijo: “Lo respondí muchas veces” y agregó: “Es un gran simplificación, el tema no pasa por ahí”. Luego hizo referencia a que un gerente de supermercado gana tres veces más que el Presidente.
Elevó un poco la voz y en tono de reproche repreguntó: “ustedes son conscientes del esfuerzo que hemos hecho con el IFE para asistir a lo que menos tienen”.
En la Cámara de Diputados no se logró un consenso para recortar los sueldos y en el Poder Judicial se da la circunstancia que, pese al largo receso dispuesto por el coronavirus, el sindicato reclamó por la suspensión de la feria de invierno.
La diferencia política, legislativa, judicial y sindical parece desconocer la realidad de la mayoría de “los ciudadanos de pie” que penan para hacer frente a sus necesidades y que en medio de la pandemia, muchos de ellos ven perder sus negocios, sus empresas, sus trabajos, con la incertidumbre de no saber cuándo volverán a tener ingresos.
Lo paradójico es que el gobierno nacional sabe bien lo que padece la ciudadanía y lo refleja la caída de los ingresos tributarios, que es de donde justamente se pagan los sueldos de todas las dirigencias los poderes.
Deuda externa: una negociación empantanada y agrietada
Las últimas noticias dan cuenta nuevas trabas en la negociación de la deuda Argentina con los acreedores privados. Desde el principio de la semana estaba todo listo para prorrogar el plazo que vence este martes. Sin embargo, a última hora de la tarde del viernes se recibió una orden en el Palacio de Hacienda de poner en stand by la extensión del plazo.
La información que circuló en el mercado fue que hasta el cierre de la semana, la adhesión a la última propuesta argentina alcanzaba a cerca de 35%, compuesta en un 26% de tenedores radicados en el exterior y 9% en el país.
Se trata de una proporción insuficiente ya que las autoridades del Ministerio de Economía aspiraban a lograr al menos 50% de adhesión para seguir con el canje. Por ahora parecerían dispuestos a esperar a ver qué sucede el lunes para luego tomar una decisión.
En este contexto, el sábado el presidente Alberto Fernández criticó a algunos acreedores que tienen una posición “incomprensiblemente dura, tercamente dura”. Sostuvo que ellos saben que la propuesta realizada por el país el 5 de julio “fue la última, porque no podemos hacer más esfuerzo”. En este orden, el primer mandatario señaló que no está dispuesto a pagar más al exterior a costa de un mayor ajuste a los jubilados o dejar de pagar el ingreso familiar de emergencia.
De todas maneras dejó abierta la puerta al afirmar que “vamos a seguir trabajando para ver si logramos el acuerdo”.
Cortocircuitos en la economía:“Tiene dialogo y voluntad pero no tanto poder”
La 60 medidas para la post pandemia “ya están listas”, según anticipó este sábado el presidente. Son las que se viene trabajando particularmente el Ministerio de Desarrollo Productivo.
En conjunto con 61 cámaras sectoriales detectaron 12 sectores estratégicos (de los cuales se viene hablando hace tiempo): petróleo y gas, energías renovables, energía nuclear, minería metalífera y litio, sector aeroespacial, transporte y movilidad eléctrica, ferroviario, industria naval liviana y pesada, salud, y defensa y seguridad.
También se planteó el objetivo de Relanzar un “Programa de Desarrollo de Proveedores” que, como es obvio, se buscará que se incremente la competitividad, sustituir importaciones y potencien el acceso a mercados externos con alto valor agregado.
La participación dentro del Programa permitirá contar con apoyo estatal a través de la bonificación de tasas, aportes no reintegrables y la asistencia técnica a través del Instituto Nacional de Tecnología Industrial, según la información brindada por la Jefatura de Gabinete.
Los empresarios, en líneas generales, valoran el “buen diálogo y voluntad” que tiene el ministro Matías Kulfas, aunque temen que “muchas de sus iniciativas quizás no prosperen”. Explican que, a pesar de ser tan cercano al Presidente, “no parece tener mucho poder” y señalan el freno constante que aplica el ministro Martin Guzmán a diferentes proyectos.
El trilema de las tarifas
El gobierno evita hablar de aumentos tarifarios aunque se venía trabajando en un nuevo cuadro para que sea aplicado una vez superada la pandemia.
Es sabido que los precios de los servicios públicos se encuentran retrasados. El problema es cómo, cuándo y cuánto ajustarlos. El Gobierno se enfrenta con un trilema tarifario, según la consultora PXQ. Se podría resumir de la siguiente manera:
- Si subieran mucho se golpearía al salario,
- Si aumentaran poco el gobierno se vería forzado a dar más subsidios, complicando aún más la situación fiscal,
- Y si se exigiera más a los concesionarios se pondrían en riesgo las inversiones.
Atraso = déficit fiscal
Hasta comienzos de los años 2.000, el pago de los usuarios cubría prácticamente la totalidad del costo de los servicios (97% en 2002), de acuerdo con esta consultora que dirige Emanuel Álvarez Agis.
Pero durante los doce años del gobierno kirchnerista se fueron retrasado los valores al punto que en 2015 los usuarios cubrían sólo el 14%, eran tiempos en los que comprar una pizza era más caro que pagar la luz.
Durante la administración de Mauricio Macri la distorsión de precios se fue corrigiendo, hasta llegar a cubrir 64% de los costos, pero en los últimos meses la situación se volvió a deteriorar y ahora los usuarios sólo cubren 60% de los costos.
La diferencia fue cubierta por subsidios del Estado que llegaron a su punto máximo en 2013, cuando sostener el retraso tarifario demandó nada menos que 2,8% del PBI en aportes del Tesoro. Luego, como consecuencia de los ajustes, se fue reduciendo, pero el año pasado todavía representaron 1%.
En el Gobierno enfrentan la necesidad de ajustar las tarifas, pero también tienen en cuenta que el año que viene es electoral y que un exceso en este frente puede afectar negativamente el humor social.
Para ponerlo en números, durante los años 90 las tarifas energéticas representaban algo más de 5% (5,2%) del salario. En el momento de mayor abaratamiento, en 2014, la incidencia se redujo a 0,8%, para recuperar a 4,8% el año pasado.
De todas formas, si se quisiera terminar con los subsidios, las tarifas energéticas deberían tener un ajuste superior a 60%, algo que está fuera de toda posibilidad en virtud de la falta de poder adquisitivo de la población, según reconocen en medios oficiales. Cabe señalar que, se proyecta que los subsidios a la energía llegarán a 1,9 % del PIB, es decir 1 de cada 4 pesos del déficit primario se explica por este concepto.
Una eventual estatización, pero con apoyo
Quizás el gobierno intente que el problema se lo resuelvan las empresas concesionarías. A los directivos de las compañías de distribución de electricidad no les parece casual la intensa “difusión” de la actividad de contralor que está realizando últimamente el Ente Nacional Regulador de la Electricidad (ENRE). En julio este ente difundió un comunicado informando que multó a Edesur en 168 millones de pesos por deficiencias en la atención y otro en el que señala que aportó información en la causa que investiga al ex Secretario de Gobierno de Energía Gustavo Lopetegui (del anterior gobierno) por un acuerdo económico celebrado con Edenor y Edesur en 2019.
En tanto, Edesur también fue cuestionada por la dirigencia política. En un reciente mensaje en redes sociales, el ministro de Desarrollo de la Comunidad de la Provincia de Buenos Aires, Andrés Larroque, señaló que “durante 4 años, Edesur ganó millones con los tarifazos de Macri y no hizo ninguna de las inversiones necesarias. El resultado son los cortes de luz constantes en el conurbano”.
El diputado del Frente de Todos Martín Insaurralde también usó las redes sociales pero de un modo más creativo: difundió un video criticando a la empresa y utilizando letra propia sobre el tema musical "Oh L'Amour", de Erasure.
Chicanas aparte, en fuentes del gobierno se comenta que el Poder Ejecutivo estudia realizar una revisión de lo hecho por la multinacional italiana Enel (operadora de Edesur) con la posibilidad de llamar a una licitación internacional para que un nuevo grupo inversor se haga cargo de la empresa a partir del 2022.
También se trabaja en el diseño de un nuevo cuadro tarifario cuyo eje será que el incremento tarifario no afecte a la población de menores ingresos y a los comercios pequeños y pymes.
A diferencia de Vicentin, las empresas energéticas no cuentan con una buena imagen en la sociedad, en particular Edesur es destinatario de la mayoría de las quejas. Es que, durante los últimos años del gobierno de Cristina Kirchner los cortes eran moneda corriente.
Luego vino Macri y aplicó un importante incremento tarifario al tiempo que se argumentaba que esto evitaría tener cortes de luz, en general, esto fue así relativamente.
De donde, en este punto, Alberto no tendría el rechazo de gran parte de la sociedad. Si del sector empresario que teme por la suerte de otras concesiones.