El Ministerio de Salud confirmó el primer caso de mucormicosis en Argentina, conocido como “hongo negro”, asociado a una paciente de Formosa que tuvo coronavirus. Además, se encuentra en investigación otro caso probable de mucormicosis, también asociado al covid-19, en una persona fallecida residente de provincia de Buenos Aires.

Según el Sistema Nacional de Vigilancia de la cartera sanitaria, se trata de una mujer de 47 años, con antecedentes de hipertensión arterial, diabetes mellitus tipo II y de COVID-19 con inicio de síntomas el 11 de mayo, enfermedad que transitó en un centro de aislamiento.

Luego del alta por covid-19, la paciente sufrió cefalea y deterioro del sensorio. Luego de los exámenes pertinentes, el 9 de junio fue internada para una toilette quirúrgica y le tomaron una muestra para un diagnóstico microbiológico en el laboratorio de Micología del Hospital de Alta Complejidad de Formosa.

Inmediatamente los sanitaritas iniciaron el tratamiento antifúngico específico y la limpieza quirúrgica del área afectada. En tanto, el 12 de junio se confirmó el diagnóstico de mucormicosis por aislamiento e identificación micromorfológica de Rhizopus sp. Actualmente la paciente se encuentra en tratamiento con anfotericina liposomal y toilettes quirúrgicas, con pronóstico reservado.

Tras esta situación, la cartera sanitaria emitió una comunicación a los equipos de salud de la Organización Panamericana de la Salud con el propósito de fortalecer las capacidades para sospechar la enfermedad en pacientes con coronavirus -especialmente aquellos con diabetes mellitus, tratamiento con corticosteroides u otros inmunosupresores-, realizar un diagnóstico precoz, iniciar tratamiento adecuado y notificar los casos según las normativas vigentes.

El primer caso de "hongo negro" que se conoció en la región fue en Uruguay a fines de mayo, donde detectaron que el mismo produce la muerte del tejido corporal y que ataca gravemente a los pacientes con covid-19.

La mucormicosis es una enfermedad angioinvasiva grave, de progresión rápida, que es muy poco frecuente en la población general. La tasa de letalidad se estima en 40-80%. En el contexto actual de la pandemia por coronavirus, la COVID-19 puede presentarse como una neumonía leve a potencialmente mortal, con co-infecciones oportunistas causadas por diferentes bacterias y hongos, entre las que puede presentarse la mucormicosis.

La mucormicosis se caracteriza por el infarto y necrosis de los tejidos del huésped, que resulta de la invasión de los vasos por las hifas. Las presentaciones clínicas de la mucormicosis pueden ser: rino-orbito-cerebral, pulmonar, cutánea, gastrointestinal y diseminada.

Dentro de los signos y síntomas pueden incluirse: fiebre, dolor, inflamación y enrojecimiento de la zona afectada, aparición de escaras o costras necróticas, proptosis, compromiso de la visión y el sensorio, celulitis orbitaria, oftalmoplejia, sinusitis, rinorrea purulenta, úlceras en paladar. Si la localización es pulmonar puede haber dificultad respiratoria, tos, hemoptisis y dolor pleural.

De progresión veloz, la recuperación del paciente depende de la rapidez con que se diagnostique y se inicie el tratamiento antifúngico específico (Anfotericina B), y en muchos casos es necesaria la resección quirúrgica del tejido necrótico, que puede incluir tejido óseo y ocular.