Roy López Molina: "El gobierno nacional abandonó a Rosario en su lucha contra el narcotráfico"
El concejal rosarino del PRO dialogó en exclusiva con Data Clave sobre las diferentes visiones dentro de Juntos por el Cambio y cuestionó las políticas del kirchnerismo. Aseguró que "el liderazgo de Rodríguez Larreta sintetiza lo que necesita la Argentina".
Roy López Molina llegó a ocupar una banca en el Concejo Municipal de Rosario con tan solo 26 años. Su salto a la política se dio con Recrear, el partido de Ricardo López Murphy, que luego pasó a integrar Compromiso para el Cambio. Se considera “socio fundador del PRO en Santa Fe y en Rosario”, espacio que integra desde sus inicios.
Con tan solo 35 años, es el presidente del bloque de Cambiemos en el Palacio de los Leones y el vicepresidente primero del cuerpo legislativo. En el 2019 fue candidato a intendente de su localidad por Juntos por el Cambio.
El funcionario considera que el “liderazgo de Rodríguez Larreta sintetiza lo que necesita la Argentina” y tiene una visión crítica sobre el kirchnerismo.
En una entrevista exclusiva con Data Clave, López Molina habló sobre actualidad, las internas dentro de Juntos por el Cambio, las próximas elecciones y sus diferencias con el diputado nacional por Santa Fe y vicepresidente del PRO, Federico Angelini.
Data Clave: Algunos referentes de Juntos por el Cambio se reunieron esta semana y ya se ven varios movimientos en el armado electoral. ¿Qué opinas al respecto?
Roy López Molina: La foto del martes habla de un Juntos por el Cambio unido, aún con sus matices, con sus miradas tal vez distintas respecto a la metodología, pero no respecto a los valores, a la identidad de base y a los objetivos que tenemos como espacio político. Es un buen mensaje en un contexto de dificultades. Juntos por el Cambio tiene el enorme compromiso de seguir representando a aquellos que lo acompañaron en el 2019 y de ampliar esa base de representación como un espacio de oposición al gobierno nacional, pero también con una mirada y una responsabilidad de gobierno al 2023. El mensaje de “tenemos la vocación de ampliarlo”, nos da un norte muy claro.
DC: ¿Cómo repercute esto en Santa Fe?
RLM: En Santa Fe, eso se replica. Al menos nos sentimos muy representados con lo que venimos haciendo, que es un planteo muy claro respecto a la necesidad de fortalecer y ampliar Juntos por el Cambio, siempre que haya coherencia, identidad y armonía con los principios que queremos defender, porque también aquí tenemos el desafío de ser una oposición que genere una opción de gobierno, tanto a nivel local en Rosario, como a nivel provincial en Santa Fe. Así como los dirigentes nacionales trabajan por la unidad, tener distintas formas de liderazgo es una virtud y lo mismo pasa en Santa Fe. Muchas veces las miradas de los dirigentes nacionales hacia las diferencias de criterio que puede haber en Santa Fe buscan minimizar lo que en realidad son perfiles y construcciones dentro de Juntos por el Cambio, que tienen una historia en común, pero una mirada distinta de cómo abordar este presente. En la provincia de Santa Fe no solamente hay crisis económica, sanitaria, un golpe al empleo, sino también la inseguridad y la lucha contra el narcotráfico.
DC: ¿Con quiénes podrían llegar a aliarse dentro de la provincia?
RLM: Siempre fuimos un espacio frentista que mantiene las puertas abiertas a todos aquellos que coincidan con la defensa de la república, la libertad individual y económica y una apuesta central a lo que es el desarrollo de la producción, del emprendedurismo, de la iniciativa privada, del esfuerzo como motor del crecimiento y del desarrollo sostenible. Todos los que quieran formar parte y que coincidan con esos valores son bienvenidos. Esa apertura tiene que ver con el fortalecimiento de un espacio que en la provincia de Santa Fe en el 2019 no ganó con el 41% en Santa Fe, sino por mucho más. Eso habla de una elección de los santafesinos y el objetivo es seguir representándolos. Hace más de un año y medio hemos fortalecido muchísimo el vínculo con el sector del radicalismo, que encabeza el ex intendente de la ciudad de Santa Fe, José Corral, que siempre estuvo en Juntos por el Cambio y que lo defendió. Lo mismo con el sector de la Coalición Cívica, que está representado acá con Lucila Lehmann. La honestidad y la transparencia también son fundamentales en este espacio. Este proyecto político tiene que tener un programa de gobierno para la provincia de Santa Fe en el 2023 y quien represente ese proyecto tiene que estar absolutamente identificado con este ADN.
DC: ¿Ves posible el acercamiento con el Frente Progresista Cívico y Social para ganarle al kirchnerismo?
RLM: Cuando uno dice Frente Progresista puede sonar muy confuso. En función de la coherencia e identidad no había camino para una coalición donde forme parte el socialismo santafesino. Este eligió sus autoridades y dejó muy claro que tampoco quería sumarse a un espacio integrado por Juntos por el Cambio. No vamos a pedirle o extenderle la mano a aquellos que abiertamente dijeron que no querían estar con nosotros. Esto que parece una discusión de estrategia política es más un problema de la dirigencia porque la gente en Santa Fe ya ha tomado una elección: se va a acompañar al gobierno nacional o se va a votar una alternativa. No hay camino del medio, no hay terceras posiciones. No es una imposición de la política, es una posición o decisión razonada de los santafesinos. La idea que en algún momento se trató explicar basada en el eufemismo o en el falso argumento de que “en Santa Fe para ganarle al kirchnerismo tenemos que estar todos juntos”, incluso aquellos que somos el agua y el aceite (el PRO no tiene nada que ver con el socialismo santafesino), era solamente una estrategia que iba a ser funcional al kirchnerismo. Cambiemos en distintas oportunidades, manteniendo su pertenencia, le ganó al kirchnerismo en la provincia de Santa Fe. Para ganarle al kirchnerismo en Santa Fe hay que tener proyecto, hay que tener un mensaje, hay que tener un programa de gobierno y dirigentes que expresen con coherencia ese mensaje. Esa es la estrategia, no es la sumatoria de sellos, porque evidentemente hay sumas que restan.
DC: Tus diferencias con el diputado nacional y vicepresidente del PRO, Federico Angelini, son de larga data. ¿Cómo está el vínculo entre ustedes actualmente?
RLM: En realidad, no explico las diferencias que existen en Santa Fe en función de cuestiones personales. Además, en este contexto, las diferencias políticas son un problema de los dirigentes y no de la gente. Siempre hemos sido defensores del mecanismo de las PASO para resolver esos conflictos. En este contexto donde han sido ratificadas, hay que tratar de trabajar por la unidad, pero si no se logra, hay que competir en septiembre y en el camino tratar de colaborar desde nuestro lugar de dirigentes. No hablar de los problemas de la política sino de la caída enorme del empleo, ir a la carnicería y no saber lo que vas a poder comprar, y en Rosario además no sabés si yendo a la carnicería te roban o te matan, porque está ocurriendo ya en el macrocentro. Desde ese lugar tiene que ser el aporte de la dirigencia.
DC: ¿Entonces no tenés ningún problema con él?
RLM: Las diferencias no tienen que ver con la persona, sino con diferencias políticas que se tienen que resolver en las PASO. Me inscribo en todos aquellos que creen que la política no tiene que perder su vocación transformadora, ni tampoco el valor de lo humano como motor principal de esos cambios. La política está para generar cambios, para mejorar la calidad de vida de la gente y aún en contextos de crisis hay que intentar permanentemente que la política no sea un factor de división, de profundizar la distancia, sino que tiene que ser un punto de acumulación de todos aquellos que quieren ponerse de acuerdo para elaborar sendas de crecimiento. No comparto que algunos trabajen la idea de “cuanto peor mejor”, muy recuerrente en Argentina, de aquellos que desde la oposición entienden que cuanto peor le va al gobierno, mejor le va a aquellos que tienen una expectativa de gobernar en las elecciones siguientes. Está demostrado tanto en la historia Argentina, en la historia de nuestra provincia y nuestra ciudad que cuando decimos “cuanto peor mejor” sigue siendo peor para la gente. Más allá de las cuestiones personales, de los cuestionamientos con nombres propios, esto nos habla de una gran división no entre halcones y palomas, sino entre halcones y buitres, que son aquellos que con la desgracia quieren sacar una ventaja a corto plazo. Cada uno se tiene que hacer cargo de cómo utiliza las herramientas políticas que tiene en su mano. Prefiero marcar mis diferencias y ejercer mi rol de oposición, pero a la par de la crítica ofrecerle a todos aquellos que la están pasando mal, un programa de gobierno que nos permite entender que a pesar de lo frustrante del presente hay esperanza real y concreta haciendo las cosas bien. El discurso de la crítica corrosiva puede ser muy tentador, pero es una gran trampa, porque al final del día, si la crítica no es acompañada de un programa de gobierno y propuestas termina siendo absolutamente funcional a los objetivos del kirchnerismo. La crítica que solamente busca profundizar una grieta busca profundizar una decadencia.
DC: ¿Vas a ser candidato en las próximas elecciones?
RLM: Hoy trabajo para que Juntos por el Cambio tenga un proyecto con sus valores e identidad y que pueda expresar una crítica clara a la incompetencia del gobierno nacional, sobre todo al dar respuesta a las consecuencias económicas de la pandemia, pero que también ofrezca o entusiasme con un proyecto de provincia pensando en el futuro. En esta oportunidad, donde Juntos por el Cambio tiene la gran chance de ganar la provincia de Santa Fe se juegan dos cosas muy importantes: la primera, los equilibrios parlamentarios, que no es para nada menor. Ganando Santa Fe tenemos la posibilidad de aportar a la construcción de ese muro de contención de los brotes autoritarios del gobierno nacional. Hoy los equilibrios parlamentarios son el objetivo que todos los ciudadanos tenemos pensando en un gobierno que obviamente tiene dos años más de gestión por delante. La manera de evitar que esos dos años de gestión sean utilizados para instalar la agenda que le preocupa a la vicepresidenta es aportando desde Santa Fe dirigentes que en el Senado y en la Cámara de Diputados colaboren con ser valla de contención a todos esos impulsos autoritarios del gobierno.
DC: ¿Qué más se juega?
RLM: Esta elección, a la par de la construcción de esos límites claros al Poder Ejecutivo Nacional también es fundamental que se expresen la defensa de los intereses de la provincia de Santa Fe, porque decisiones absolutamente retrógradas o desacertadas como el cierre de la exportación de carne, en una provincia como la nuestra que apoya gran parte de la economía en ese sector, sufre las consecuencias económicas más que nadie. El freno al kirchnerismo, pero también la defensa de los intereses de la provincia de Santa Fe. A partir de lo que suceda en el 2021 se construye un modelo de provincia en el 2023. Quiero hacer un aporte allí, más allá de las candidaturas. A la hora de la selección de los candidatos tiene que haber dos condiciones fundamentales: que surjan de las PASO por el voto de los santafesinos y no por imposición del dedo de alguno en la Ciudad de Buenos Aires y que el perfil y capacidad de esos dirigentes tienen que ser analizados con detalle, porque la propuesta de candidatos que intentan imponerse a fuerza de rosca política y no de proyectos o ideas puede ser darle muchísima ventaja en las elecciones al kirchnerismo en la provincia de Santa Fe.
DC: ¿Diputado o senador? ¿A dónde podés hacer un mejor aporte?
RLM: Cuidando la provincia de Santa Fe y la ciudad de Rosario. El gobierno nacional, con mirada centrista, abandonó a la ciudad de Rosario en su lucha contra el narcotráfico y contra la inseguridad. La ministra de Seguridad no vino en el último año nunca a la ciudad; nunca envió las fuerzas federales que necesita la ciudad de Rosario para enfrentar un delito que es federal. Nunca destinó los recursos que Rosario necesita como sí los destinó al AMBA. En esa agenda el aporte tiene que ser para cuidar a la ciudad, más allá que se exprese desde una candidatura nacional o desde otro lugar. No es una definición que he tomado. Trabajo con un conjunto de dirigentes para que Juntos por el Cambio tenga la mejor expresión en esa elección. En los últimos dos años de gestión de Cambiemos, Rosario vio cómo los resultados positivos se podían conseguir, con la gestión la ministra Patricia Bullrich, a partir de presencia de fuerzas federales, de control, de trabajo de inteligencia con la provincia de Santa Fe para desarmar esas bandas delictivas que copan territorio. A partir del 2019 todo eso se perdió. Hay una agenda que hay que volver a defender.
DC: ¿Rodríguez Larreta se perfila como el mejor candidato a presidente de los dirigentes de Juntos por el Cambio?
RLM: La capacidad que ha tenido Juntos por el Cambio de promover nuevos liderazgos habla de lo positivo de un espacio político que está vivo, que está creciendo. No habla de sus debilidades. Las distintas formas de liderazgo no son un problema: ahí está lo bueno y lo positivo de este espacio. Uno de los principales promotores de esa pluralidad de liderazgos ha sido el propio ex presidente Mauricio Macri. Desde sus comienzos como jefe de Gobierno porteño dio la posibilidad de que todos crezcan y que puedan mostrar qué aporte tienen para hacer desde un lugar de decisión. Me siento muy representado por lo que ha hecho y hace Horacio en la Ciudad de Buenos Aires.
DC: ¿Por qué?
RLM: Porque combina algo fundamental para los liderazgos del siglo XXI. Por un lado, recuperar la capacidad de gestión que tiene que tener la política, de resolver problemas, de traer soluciones. Podemos dar decenas de ejemplos de la ciudad de Buenos Aires que al detectar un problema desarrolló una política pública y lo resolvió, como el Paseo del Bajo. Además, ha tenido la capacidad de convocar a dirigentes políticos a que puedan conversar y ponerse de acuerdo y defender una gestión, por eso logró ganar la reelección en primera vuelta. Esas dos características son absolutamente trasladables al conjunto de nuestro país, donde todavía sigue habiendo un desafío por el federalismo pero se puede consolidar con la mirada ágil y respetuosa de esos liderazgos locales que Horacio la tiene. Esa forma de construcción basada en el diálogo y en la búsqueda de acuerdos no neutraliza la capacidad para manifestarse como opositor al gobierno nacional cuando hay diferencias. Ese liderazgo sintetiza lo que necesita la Argentina. Personalmente me siento referenciado en esa manera de encarar la política del presente y de pensar el futuro.
DC: ¿Qué te pasa cuando escuchas las declaraciones polémicas de Patricia Bullrich?
RLM: Soy muy respetuoso de los distintos liderazgos. Patricia tiene el suyo, lo ha construido. Esa manera de liderar cuando le tocó llevar acciones al frente de una política de seguridad desde el Ministerio trajo muy buenos resultados en Rosario y en la provincia de Santa Fe. Con lo cual, más allá de que uno pueda sentirse más referenciado con algunas formas o metodologías o con una mirada de Horacio a nivel nacional, como dirigente de Juntos por el Cambio, eso no vuelve incompatible que uno pueda reconocer mérito y virtud en la tarea de Patricia, como también presidenta del PRO. Hay algunos que tienen mandato claro de oposición y otros que tienen mandato de oposición, pero también de gestión. Así como respeto y valoro el esfuerzo de Patricia, si creo que hay muchos (pasa mucho en Santa Fe y demás) que intentan ser una copia bastante clase B de ese tipo de liderazgo. Así como Patricia tiene toda una historia que la avala, otros no la tienen y terminan siendo ridiculizados, y esto termina afectando la imagen de Juntos por el Cambio. Ahí hay una gran diferencia entre lo que representa Patricia y aquellos que intentan copiar una especie de liderazgo con alguna apetencia electoral personal.
DC: ¿A quiénes te referís?
RLM: (Risas), te respondo la otra pregunta mejor…
DC: ¿Cuál crees que fue la falla del gobierno de Macri?
RLM: El enorme valor de Mauricio tiene que ver con esa promoción de nuevos liderazgos, con ese rol de mentoreo que no es habitual en una política extremadamente personalista en la Argentina. Podemos destacar el valor institucional de que pudo terminar un mandato de cuatro años después de tanto tiempo en Argentina. Hay un valor institucional de continuidad y de expresión del “Sí se puede”. Pero también, tomando perspectiva a nivel económico, Mauricio lo dijo y ha reconocido errores, no pudimos responder a la expectativa que se había generado. Podemos reconocer valores a la hora de la inserción de la Argentina en el mundo, recuperar ese rol de la Argentina cercana a los países que promueven una economía de mercado, basada en la libertad y en los incentivos, en la apertura de nuevos mercados para el país, la enorme tarea en inversión en obras de infraestructura, la lucha contra el narcotráfico, la tarea de transparencia y del respeto a los procedimientos administrativos en licitaciones y compras, que contrasta enormemente con la oscuridad con la que se ha manejado el kirchnerismo y los casos de corrupción en que están siendo investigados así lo refleja. Aún con dificultades hay políticas de estado que se intentaron impulsar, y que lamentablemente el kirchnerismo desbarató, de las cuales sentirnos orgullosos. También quedó claro que ya en la Argentina no solamente se vota con el bolsillo, porque en el 2019, aun con dificultades económicas hubo más de un 40% de los argentinos que votaron por un camino distinto y eso habla de un cambio en la conciencia social de una ciudadanía que no está dispuesta a dejarla pasar.