Quiénes están detrás de la fundación que más influye sobre las principales usinas de la derecha argentina
¿Qué tienen en común Mauricio Macri, Agustín de Gran Hermano, los influencers Dannan, Tipito Enojado y Álvaro Zicarelli, Javier Milei, Mario Vargas Llosa y Marcelo Tinelli? Todos ellos tienen relación con la Fundación Atlas, de la que reciben financiamiento y actúan como organizaciones satelitales.
Los integrantes de la norteamericana Fundación Atlas al igual que los de sus ramificaciones locales saben como mostrarse a la luz pública y, a la vez, pasar inadvertidos. Aparecen en fotos, videos y promociones de sus actividades, pero nadie conoce su verdadera tarea. Su fortaleza radica en que nadie sabe en realidad quiénes son, aunque tengan a personajes muy conocidos que les sirven de mano ejecutora para sus políticas.
En Argentina está claro el nexo que tiene Atlas Network con la Fundación Atlas, con oficinas en Puerto Madero; con la Fundación Libre que lidera Agustín Laje; con la Fundación para el Progreso; con el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (CADAL); con la Fundacion Friedrich Naumann Argentina que cuenta con “Bertie” Benegas Lynch entre sus miembros; con El Club para la Libertad; Liber.Ar; la Fundación Pensar (think thank del PRO) y con la Fundación Libertad, con sede en Rosario, entre otras que, a su vez, interactúan en charlas y encuentros con varias universidades privadas, como Ucema.
Atlas Network estuvo dirigida hasta 2018 y durante veintiocho años por Alejandro Antonio Chafuen, un nostálgico de la dictadura argentina, con dilatada trayectoria en el mundo económico y académico de Estados Unidos, también dejó su huella en el país como responsable de la liquidada financiera "Coimpro" y fue condenado en 2005 por la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Federal.
Qué es y qué hace la Fundación Atlas Network
Atlas Economic Research Foundation (Fundación Atlas para la Investigación Económica), popularmente conocida como Atlas Network o Red Atlas tiene sedes en 90 países, más de 500 fundaciones satelitales en tres continentes y centenares de financistas millonarios que -con su dinero- ayudan a promover ideas ultra liberales en lo económico, profundamente conservadoras en lo político y con un enemigo multifacético al que suelen unificar con un solo término: comunismo.
Fue fundada en USA en 1981 por el británico Antony Fisher, pionero en esa tarea de vender la economía libertaria al gran público. La dirección era clara: su misión era “tapizar el mundo con think tanks pro libre mercado”. A principios de los 50 Fisher había incursionado en la cría de pollos en producción tecnificada y masiva, y con su empresa Buxted Chickens se hizo millonario.
Parte de su fortuna fue a parar a otro de sus objetivos: en 1955, Fisher fundó el Institute of Economic Affairs (Instituto de Asuntos Económicos), que ayudó a dar a conocer a un conjunto de economistas asociados con las ideas del economista austríaco Friedrich August von Hayek. Fue un lugar donde expresarse contra el creciente Estado de bienestar británico, vinculando a periodistas con académicos pro libre mercado y diseminando sus opiniones regularmente en columnas de opinión, entrevistas radiales y conferencias.
El grueso del financiamiento provenía del mundo de los negocios; entre sus contribuyentes anuales estaban grandes industriales y gigantes bancarios, como British Petroleum y Barclays. Un mecanismo que se mantiene hasta ahora en todas sus ramificaciones.
Fisher aseguró en varios medios que Atlas “sentó las bases intelectuales para lo que luego fue la revolución de (Margaret) Thatcher en los años 80”. Personal del Instituto hizo discursos para la primera ministro británica, alimentó su campaña con artículos sobre políticas en temas tan variados como los sindicatos de trabajadores y el control de precios, y elaboró respuestas para sus críticos en los medios masivos.
¿Suena familiar a lo pregonado por el candidato a presidente Javier Milei y su manifiesta admiración por Hayek o Thatcher? En una carta dirigida a Fisher tras su triunfo en 1979, Thatcher escribió que el Instituto había creado “el clima de opinión que hizo la victoria posible”.
“No hay duda de que ha habido un enorme avance en Gran Bretaña. El Institute of Economic Affairs, que Antony Fisher estableció, hizo una enorme diferencia”, dijo Milton Friedman. “Hizo posible a Margaret Thatcher. No su elección como primera ministra, sino que hizo posibles las políticas que ella pudo implementar. Y lo mismo en este país: el pensamiento que se desarrolló en este sentido hizo posible a Ronald Reagan y las políticas que logró imponer”.
EN 1981 Fisher, a instancias de Hayek, se mudó a San Francisco para fundar la Atlas Economic Research Foundation en suelo norteamericano. Grandes donantes del Partido Republicano, como Richard Mellon Scaife, y de compañías como Pfizer, Procter&Gamble y Shell, aportaron a la causa.
Para 1985, la Red ya estaba instalada en diecisiete países con casi cien organizaciones anexas. Colaboró la administración de Reagan y su apuesta a una política exterior agresiva para vencer a los gobiernos extranjeros de izquierda. El aporte del gobierno era claro: Atlas programaba reuniones con ejecutivos de negocios para dirigir fondos estadounidenses hacia su red de think tanks; en una suerte de pasamanos que evitaba la ilegalidad de que el gobierno financiase organizaciones extranjeras.
Los socios de Atlas también obtuvieron fondos de las arcas de la National Endowment for Democracy (NED) , una organización sin ánimo de lucro fundada en 1983, financiada en gran parte por el Departamento de Estado y por la United States Agency for International Development (USAID) para crear instituciones políticas favorables a Estados Unidos en el mundo en vías de desarrollo. Es la misma institución que financió mediante becas al escritor argentino apologista de la dictadura Agustín Laje, y a la candidata a la vicepresidencia de Argentina Victoria Villarruel, en cursos de postgrado en tácticas de contraterrorismo.
¿Quién es Alejandro Chafuen?
Atlas tuvo otro golpe de suerte en 1985 con la llegada de Alejandro Chafuen. Linda Whetstone, hija de Fisher, recordó en un homenaje cómo, en 1985, un joven, que entonces vivía en Oakland, se había presentado a la oficina de Atlas en San Francisco “dispuesto a trabajar por nada”.
Chafuen, nacido en Buenos Aires, se había criado en la que describía como “una familia antiperonista”. Estudió en Grove City College, una universidad de humanidades cristiana y profundamente conservadora de Pensilvania, y allí fue presidente del club estudiantil libertario. En 1976, con la dictadura en pleno poder, volvió a Argentina. Años después justificó el accionar represivo de los militares al afirmar que "el ejército había sido obligado a actuar para evitar que el comunismo tomara el país”.
En 1979 escribió un ensayo titulado "La Guerra sin fin" para Foundation for Economic Education (FEE) en el que compara al terrorismo de izquierda con el clan Manson y asegura que se precisaba que las “fuerzas de la libertad individual y la propiedad privada” respondieran a los ataques.
Terminada la dictadura, volvió a Estados Unidos, se casó con una lugareña y pasó a residir en Oakland. Para 1985 y según las actas de la junta directiva de Atlas, Fisher hizo un pago de 500 dólares como obsequio de Navidad para Chafuen en concepto de adelanto por un contrato a tiempo completo para que desarrollara think tanks de Atlas en América Latina. En 1991, tres años después de la muerte de Fisher, Chafuen tomó el timón de Atlas y lo mantuvo hasta 2018.
Gigantes corporativos, como ExxonMobil y MasterCard, eran donantes de Atlas. Pero el grupo también atrajo a figuras destacadas en el liberalismo yanki, como las fundaciones asociadas al inversor John Templeton y los millonarios hermanos Charles y David Koch, que prodigaron regularmente con contribuciones a Atlas y sus afiliados. Bernie Sanders lo dijo claramente en un reportaje: “Necesitamos voces que se enfrenten a los hermanos Koch y a los billonarios, no pueden ser dueños de todo el país”. El presidente Barack Obama dijo socarronamente: "Los hermanos Koch creen que tienen que gastar mil millones de dólares para que la gente quiera a los candidatos que ellos quieren. Habría que herir un poco sus sentimientos".
El grupo Koch tiene su propia organización: "The Heritage Foundation" que influye abiertamente en la política estadounidense pero secretamente en el resto del mundo a través de Atlas Network, aunque en el sitio de la fundación argentina Atlas aparece abiertamente el nombre de Heritage como una de sus patrocinadoras.
Los tentáculos de Atlas llegan a la Argentina
La filial argentina de Atlas -con el agregado a ese nombre de “por una sociedad libre”- la preside Eduardo Maschwitz, un banquero que es director titular del Comafi y acompañó la iniciativa de sus fundadores Guillermo M. Yeatts y José Esteves. La organización tiene un largo recorrido: se constituyó el 9 de noviembre de 1998.
En mayo de 2017 en el Hotel Sofitel de Buenos Aires se realizó el "Foro para la Libertad de Latinoamérica" que reunió a todos los representantes de las diferentes organizaciones de Argentina y los demás países de América del Sur que están bajo el amparo de Atlas y a sus figuras visibles.
La organización local que ofició de anfitriona fue la "Fundación Libertad", dirigida por Gerardo Bongiovanni y en la que sus hijos Alejandro e Ignacio tienen un rol preponderante en la difusión en redes. El presidente emérito de la la Fundación Libertad es el escritor Mario Vargas Llosa, que es figura convocante en encuentros patrocinados por la Fundación en otras partes del mundo.
En los salones del Sofitel y durante una conferencia conjunta con Chafuen, Bongiovanni señaló que entre 1985 y 1987 el Centro para la Empresa Privada Internacional (asociado a la NED) distribuyó un millón de dólares como capital inicial para crear varios think tanks en este país.
Los persistentes procesos de desestabilización política en Venezuela contra el gobierno de Nicolás Maduro, el desplazamiento mediante un impeachment de la expresidenta Dilma Rousseff en Brasil y el golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia son algunos de los hechos que contaron con la participación velada pero activa de la red a través de sus contactos locales.
La propagación de fake news contra los mandatarios constitucionales también hizo su aporte previo. Los cuadros libertarios en economía y ultraconservadores en política regional que formó la ONG acompañaron varios procesos destituyentes. Y es ahí donde aparecen, entonces, las figuras públicas reconocibles por diferentes roles.
Medios y mediadores al servicio de “la libertad”
Estas usinas de pensamiento de derecha neoliberal patrocinan a diferentes candidatos políticos en todo el mundo. Si vemos sin demasiado detalle a líderes de otras latitudes que tienen vinculación con Atlas, veremos similitudes innegables entre ellos y con Javier Milei, no solo por la matriz de pensamiento, sino por las formas. La misma incontinencia verbal, gesticulación violenta, la descalificación del adversario, la polarización permanente.
Donald Trump diciéndole a un periodista "vos sos el enemigo" no es diferente al trato de Jair Bolsonaro con la prensa que le es esquiva, ni con Milei tratando de ignorantes o idiotas a los que le pregunten fuera de su esquema, como pasó repetidamente en diversas señales de televisión.
Mateo Saldini en Italia, Víktor Orban en Hungría, en España los líderes de VOX (que invitaron a Milei a través de su estrecho vínculo con Victoria Villarruel a eventos masivos en ese país). Así como las fundaciones se manejan en red, también las figuras que promocionan políticamente intercambian espacios.
De acuerdo a sus sitios web, en Argentina aparecen como subsidiarias de la Red Atlas, las fundaciones antes mencionadas. Son los medios con sus recursos financieros que promocionan a diferentes líderes potenciales. ¿Pero quienes son los mediadores, los que difunden las ideas de estos grupos y a sus exponentes circunstanciales?
En youtube se encuentran videos de José Luis Espert, Milei, Patricia Bullrich o Mauricio Macri dando charlas o seminarios en las sedes de las fundaciones o en eventos patrocinados por las mismas o bien, en entrevistas periodísticas, generalmente hechas por zoom y por algún periodista ligado a esas estructuras, agradeciendo a las fundaciones Liber.Ar, o Libertad por el espacio.
No solo se ve en políticos, también hay economistas como Roberto Cachanovsky, Carlos Melconián y casi todo el espectro de centro derecha y derecha cumpliendo con las mismas actividades. Alberto Benegas Lynch y su hijo “Bertie”, quien a partir de diciembre será diputado por La Libertad Avanza, son figuras recurrentes en los eventos de la Friedrich Naumann Argentina, pero también de Liber.Ar y Fundación Libertad, como todos los demás que rotan entre una y otra organización.
Las redes sociales y la horizontalidad que permite la difusión por internet también permite hacer uso de otras estrategias y otros difusores, con el fin de llegar a un público al que de otro modo -por franja etaria, por formación, por intereses- no llegarían. Es ahí donde aparecen los influencers de derecha que en los últimos años, y con el gran empujón de la pandemia, aparecieron en todo el mundo.
En Argentina tienen millones de seguidores en youtube, instagram y X y fueron conocidos por un público ajeno a esos medios luego del atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner por su vinculación con los lúmpenes magnicidas. Son Eduardo Prestofelippo, conocido como El Presto, quien tuvo un romance con Brenda Uliarte; Álvaro Zicarelli, que pasó por múltiples funciones con diferentes políticos de la derecha; "Tipito Enojado", un hombre enmascarado que difunde las ideas libertarias. Todos ellos conforman lo que autodenominan "Ministerio del Odio" y fueron los que instalaron a Milei como candidato desde 2020 en redes sociales, con un discurso agresivo y directo, imponiendo consignas como "Van a correr en culo".
Los del Ministerio del Odio son profusos en la difusión y suelen compartir contenido entre sí y de difusión de Milei, Espert y Bullrich, quien dijo de "El Presto" que era uno de los jóvenes a quienes había que seguir. También tienen constante intercambio a través de charlas virtuales o presentaciones de libros con Agustín Laje, un escritor joven reivindicador de la dictadura del 76, que como Villarruel, la candidata a la vicepresidencia que acompaña a Milei, no solo estudió en USA becado por Atlas y sus tentáculos sino que al igual que ella formó aquí su propia fundación.
Mientras Villarruel dirige "Oíd Mortales", "Celtyv" y "Víctimas del Terrorismo"; Laje preside la "Fundación Libre, centro de estudios de libertad y responsabilidad". Las actividades de todas ellas son escasas y en general pareciera que los ingresos se destinan directamente al patrocinio político.
La Fundación Libertad, con sede en Rosario, tiene un enorme conglomerado de empresas y socios particulares patrocinantes, la mayoría relacionados con las finanzas y el agro. El entrecruzamiento de personajes e intereses es fascinante, y así como podemos ver el patrocinio de la Fundación en charlas de ex presidentes como Sebastián Piñera, Felipe Calderón, Iván Duque o Mauricio Macri; a Juan Guaidó o al ex juez Sergio Moro de Brasil.
El espectro es tan amplio que en su página pueden verse entrevistas a algunos financistas vinculados con los últimos allanamientos a cuevas financieras. Una de las empresas que patrocina a la Fundación y cuyo dueño es parte del directorio de la misma es, a su vez, parte del grupo mediático que dirige Gustavo Scaglione -que también tiene incursiones en los rubros de finanzas e inmobiliario- y que patrocinaría a Marcelo Tinelli en su vuelta a la televisión por el canal América.
Y si de farándula hablamos el punto quizá más bajo en el escalafón correspondería a Agustín Guardis, el ex participante de la última emisión de Gran Hermano que se declaraba "Libertario", mostraba fotos de él en el Congreso, y decía ser asesor de un ministro. Guardis, en sus redes sociales y en televisión, dijo innumerables veces que estudió "gracias a la Fundación Atlas" y que había entrado al ciclo para difundir las ideas libertarias, posiblemente para contrapesar a lo que pudiera difundir otra participante, una ex diputada del peronismo.
Tradicionalmente, los think tanks se conciben como institutos independientes que se crean para desarrollar soluciones no convencionales. En cambio, el modelo de Atlas se enfoca menos en producir propuestas genuinamente innovadoras que en establecer organizaciones políticas que tengan la credibilidad de instituciones académicas, para que así sean una herramienta efectiva en la batalla por mentes y almas.
Las propuestas libremercadistas como quitarles impuestos a los ricos, achicar el Estado, privatizar empresas públicas, liberalizar el comercio y limitar el poder de los sindicatos siempre se enfrentaron con un problema de percepción. Sus defensores se dieron cuenta de que los votantes tienden a verlas como un vehículo para favorecer a la clase alta. Por eso, re-etiquetar el liberalismo económico como una ideología del bien común requirió complejas estrategias de persuasión pública.
El modelo de Atlas se basa en un método perfeccionado durante décadas de lucha en Estados Unidos y Reino Unido y en los últimos años fue sumamente exitoso en Sudamérica y especialmente en Argentina, en donde en pocos días se definirá si dos de sus promocionados -Milei y Villarruel- logran los más altos cargos de gobierno.