Posse: "Tenemos un gran margen de acción porque Kicillof entiende que los municipios del Conurbano no son iguales entre si"
El intendente de San Isidro insiste en que no es un intendente rebelde, sino que lo que sucede en su distrito está dentro de lo permitido por la Provincia. Se hace responsabe de lo que suceda y señala que la relación con Kicillof es "muy buena" y que hablan una vez por semana.
En el área metropolitana de la provincia de Buenos Aires se está comenzando a flexibilizar la cuarentena. Actividad deportiva, comercios y locales gastronómicos, por caso. Pero San Isidro ha sido de los primeros municipios que mostró una cuarentena bastante más flexible que el resto de los distritos. Por esa razón, es que han denominado al intendente Gustavo Posse como un "rebelde" y, desde el entorno del gobernador Axel Kicillof, han sostenido que se trataba de una "prueba piloto" bajo responsabilidad del jefe comunal.
En diálogo con Data Clave, Posse sostiene que no, que todo lo que se ha abierto ha sido con protocolos aprobados por la Provincia y que, por lo contrario, mantiene una buena relación con Kicillof.
Data Clave: ¿Qué tipo de cuarentena se lleva adelante en San Isidro? ¿Es tal cual dicta el esquema de fase 3 de la provincia de Buenos Aires?
Gustavo Posse: No hay una única cuarentena sino que se fueron abriendo actividades en Provincia que nosotros como municipio habilitamos con sus respectivos protocolos y luego hay por suerte un gran margen de acción para los intendentes porque el gobernador entiende que los municipios del conurbano no son iguales entre sí: difieren por ejemplo en densidad de población, en sistema sanitario, en seguridad, en su capacidad de control.
D.C: En la Provincia consideraron el caso de San Isidro (y otros municipios) como una prueba piloto del intendente y que cualquier resultado será su responsabilidad. ¿Usted se hace cargo? ¿Qué le parece esa postura del gobierno provincial?
D.C: Es correcto. En mi caso como intendente respeto lo que dictan Nación y Provincia, no hemos habilitado una sola actividad que no estuviera permitida. El autocine, el take away plus, la vuelta alrededor de la manzana para que la gente pueda tomar aire, son medidas muy estudiadas y con protocolos de los que me siento orgulloso, porque legalmente y sanitariamente son impecables. Hay detrás de cada protocolo un estudio muy profundo del derecho, de la salud física y mental, del sistema sanitario .
D.C: ¿Cómo está su relación con el Gobierno provincial? ¿Qué opinión tiene sobre el manejo que han hecho de la pandemia?
G.P: Es muy buena la relación. Sobre todo de las áreas con los ministros, como por ejemplo de Salud, Seguridad, Inspecciones. La cuarentena fue providencial para nuestro municipio porque vinieron más de 6.000 vecinos del exterior, de países con coronavirus, y la cuarentena nos dio tiempo para prepararnos, aislar a los contagiados, hacer un seguimiento del nexo epidemiológico. Con el gobernador hablo todas las semanas y encuentro que es alguien que escucha lo que los jefes comunales decimos respecto de la situación de nuestros distritos.
D.C: ¿El sistema público de San Isidro aguantaría un aumento progresivo de contagios en las próximas semanas?
G.P: El sistema público y el privado funcionan como un todo en San Isidro. Tenemos un polo muy fuerte de salud que además se fortaleció más aún en este tiempo, por lo que estamos preparados para más contagios. Me gusta decir que somos La Marina: no nos preparamos de un día para el otro; este sistema de salud municipal viene trabajando desde hace años y nos encuentra muy bien parados .
D.C: Diversos hechos de violencia en La Cava motivaron un apartamiento de la Gendarmería pero luego, por reclamos de los vecinos, volvió a ingresar esta fuerza al barrio. Sin embargo la situación sigue complicada. ¿Cómo ve estos sucesos?
G.P: En su momento, cuando se fue la Gendarmería, envié una carta a la ministra (de Seguridad de la Nación) (Sabina) Frederic para ponerla al tanto de mi deseo y el de los vecinos e instituciones de La Cava para que regresara. Así fue y se está trabajando coordinadamente con las fuerzas federales.
D.C: ¿Distingue dos discursos en el espacio Juntos por el Cambio? De ser así, ¿con cuál se identifica?
G.P: No veo dos discursos. Juntos por el Cambio es un espacio donde confluyen distintos partidos políticos como el PRO, la UCR, la Coalición Cívica. Hay distintas miradas de cada tema en particular, nada particularmente llamativo en una fuerza conformada así .
D.C: ¿Cree que la oposición debe tener un líder? ¿Quién debe ser ese líder?
G.P: No creo que sea el momento de hablar de liderazgos en la oposición. Estamos todos trabajando para salir de este enorme desafío y lo que viene después va a ser dificilísimo.
D.C: Usted se candidatea para liderar la UCR provincial, ¿cuál es su crítica a la actual conducción?
G.P: Mi prioridad número 400 es la presidencia de la UCR porque estoy abocado a gestionar un municipio en plena pandemia. Sí quiero encabezar una renovación que ponga en pie de igualdad al radicalismo respecto de los otros socios de la alianza Juntos Por el Cambio. En ese sentido considero que la actual conducción y quien seguiría esa línea, no han sabido darle al radicalismo de la Provincia de Buenos Aires el lugar que se merece por lo que representa. Quiero ver un radicalismo de pie, no de rodillas.
D.C: Este será su último mandato como intendente, ¿se imagina candidato a un cargo nacional o provincial en 2021 o en 2023?
G.P: Hoy mi imaginación y mis fuerzas y mis energías están puestas en la lucha contra el coronavirus, en estar cerca de los que más lo están padeciendo y en reactivar en lo que pueda la economía sin poner en peligro o salud pública. Mi mandato termina en 2023, así que voy a tener tiempo más adelante para imaginar cómo desearía seguir.